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martes, 24 de diciembre de 2019

Elevemos el nivel del debate, por Mariano Beristain



Por Mariano Beristain

Elevemos el nivel del debate. El Presidentx, un legislador, un Juez, el director Ejecutivo de YPF y de cualquier empresa del Estado, deben tener buenos sueldos. Esta discusión en torno de los salarios y gastos de representatividad de la clase política es grasa, berreta, de cuarta. No cambiamos más. Cuánto daño ha hecho el neoliberalismo. Nos hizo creer que todos debemos vivir peor, que el tipe que elegimos es un delincuente porque tiene un buen sueldo y que el docente es un héroe porque gana una mierda. En este marco, aquellos idiotas y malbichos, funcionarios nuevos y antiguos, que han instalado y promocionado el debate por sueldos bajos en la esfera administrativa estatal pretenden que los mejores cuadros técnicos y políticos trabajen en el sector privado con buenos salarios y, en cambio, vengan a trabajar al Estado por unos morlacos los técnicos malos, principiantes o corruptos. O tal vez directamente esperen que los buenos cuadros políticos y técnicos trabajen en el Estado a cuenta y orden de las empresas, facturándole al erario público los premios.
Es el leimotiv del sistema, igualar a todos los laburantes hacia abajo pues así las ganancias del capital son mayores, ya sea porque el salario es un costo más bajo o porque pagan menos impuestos a través de una pauperización de la clase política.
Quieren un Estado bobo, paralítico, repleto de personal inepto, barato y subordinado a los intereses de las multis extranjeras o a la oligarquía local.
Qué decepción escuchar de forma recurrente este argumento que avala y aplaude que los gerentes de las compañías obtengan jugosos sueldos y premios y exigen, en cambio, que los cuadros políticos y administrativos ganen dos mangos. Acaso pretenden que el titular de la AFIP gane 30 lucas mientras un ejecutivo de similar jerarquía gana un millón de pesos en el sector privado? Esta falacia de los sueldos de góndola en el Estado se repite como una verdad revelada entre un sector importante de la sociedad, sin respetar ninguna bandería política. 
La pereza intelectual y el despojo del sentimiento de clase está carcomiendo a la clase media hace décadas. Las consecuencia de ello: un país cada vez más sometido y subordinado a la oligarquía local y a los intereses extranjeros. Ellos nos esquilman,  succionan nuestro sudor, nuestra sangre, se llevan nuestras riquezas y nuestras divisas mientras los cabecitas frescas discuten por los pesos que gana el Presidentx. Estamos perdiendo la batalla cultural, tenemos que hacer un esfuerzo por recuperar terreno. Todavía estamos a tiempo.

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