Páginas

domingo, 17 de noviembre de 2019

Balbín se busca, por Pablo Papini (para "Diagonales" del 16-11-19)


Más allá del Frente de Todos



Hernán Brienza sintetizó bien en su cuenta de Twitter la encerrona que amenaza a Alberto Fernández de cara a su gobierno, muy próximo a iniciarse. Radicalización, y entonces choque con la injerencia externa que hace una semana se tragó el gobierno de Evo Morales en Bolivia; o rendición, de la que se seguiría un ajuste y, luego, conflicto con la base propia. Única alternativa, cerró, el abrazo entre Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín de 1973. Esto sería, seguir robusteciendo el oficialismo entrante más allá de lo que el Frente de Todos fue electoralmente. El historiador y periodista entiende que la coyuntura actual es similar a aquella para Argentina.

En efecto, en un abrir y cerrar de ojos, el clima regional, que parecía mejorar para Alberto con la liberación de Lula da Silva, volvió a enrarecerse (por decirlo suave) con el golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia, y la subsiguiente carnicería que desató el gobierno de facto que lo sucedió contra las naciones de aquel país que el derrocado había incorporado a un juego político-institucional acordado que le dio a su patria el período de paz, crecimiento y bienestar más largo de que se tenga memoria. En la sesión del Senado argentino en que se votó el repudió a lo ocurrido, el presidente del bloque de senadores que responde a CFK, Marcelo Fuentes, dijo que la posición del presidente saliente Mauricio Macri en relación a este asunto quiebra una política de Estado histórica: cooperar la integridad territorial boliviana, a la que comparó con la Yugoslavia del mariscal Tito, otro Estado plurinacional que se sostenía en la coordinación de las diferencias de sus pueblos sintetizadas en la figura del mariscal Tito. La ruptura de ese equilibrio tramitada por la guerra es un riesgo demasiado grande en nuestra frontera como para mirar para otro lado.

La mano del departamento de Estado queda evidenciada cuando se escucha hablar a los funcionarios del gobierno de facto boliviano repetir el mismo guión que sus pares de Argentina (hasta el 10 de diciembre próximo), Brasil, Chile, Colombia y Ecuador; o en las réplicas que, de pronto, tras varios meses de quietud, se observan por estas horas en Venezuela.

Acierte o no Brienza con su paralelismo histórico, Fernández parece estar dándole la razón cuando se empeña en seguir acumulando en las semanas que le quedan hasta asumir. Los vómitos que recibió el lanzamiento del plan #ArgentinaSinHambre no tienen que ver con la iniciativa en sí. En realidad, los sectores que combaten al peronismo, en general, suelen preferir ese tipo de programas como único gesto al que están dispuestos para con los más necesitados, y en cambio rechazan otras intervenciones clásicas del movimiento (como retenciones y tarifas pagables) para cambiar la matriz productiva y superar las crisis sociales vía empleo.

Mientras lo que fue 40% va camino a partirse, con su segmento más dinámico enamorándose del encierro en una dinámica autocomplaciente de minoría violenta pero impotente con la calle como único recurso, y otras de sus fracciones dispuestas a explorar acuerdos con el oficialismo entrante, Alberto se transversaliza, tira diagonales que le permitan saltar fronteras partidarias y construye una agenda de esas con las que nadie se anima a disentir para cortar el amargor de desafíos más duros que se le vendrán desde el minuto cero: como explicó Guillermo Nielsen, la avalancha de vencimientos de deuda a enfrentar en los primeros seis meses es inédita. A ese grado el fracaso del gobierno que más respaldo financiero internacional tuvo en dos siglos y pico de historia.

A nivel parlamentario, la puja de la oposición venidera se disputará entre los dardos envenenados que Emilio Monzó dedicó en su acto de despedida como presidente de Diputados al núcleo duro de Olivos y el gesto desagradecido con que Mario Negri, del ala fanática, cerró la sesión de la cámara baja en que se sancionó el repudio de ese recinto al golpe de Estado en Bolivia. El peronismo convalidó el voto a mano alzada de dicha iniciativa, para que no quede registro del rechazo de algunos legisladores. De otro modo, la bancada de Cambiemos habría anticipado el quiebre que se viene aún antes de pasar a ser oposición, porque eran muchos allí los que no estaban dispuestos a quedarse en silencio ante lo acontecido en el país hermano. El cordobés, sin embargo, trató de antidemocráticos a sus pares que, minutos antes, le habían salvado las papas.

Claro que sería deseable un Balbín, pero la pucha que va a haber que rascar para encontrarlo.

Publicado en:
https://diagonales.com/contenido/balbn-se-busca/17696

No hay comentarios:

Publicar un comentario