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viernes, 24 de mayo de 2019
Una jugada maestra, por Gustavo Rosa (para "Apuntes Discontinuos" del 20-05-19)
“Sorpresas te da la vida”, cantaba Rubén Blades en los ochenta. Malas o buenas. Y el fin de semana, la sorpresa la dio CFK con el ya conocido video. Todos estábamos preparados para adherir o cuestionar su candidatura a la presidencia y nos dejó pedaleando en el aire. La tan acusada de soberbia se ubica en segundo lugar para donar sus votos al primero. Si esta jugada suma o resta, el tiempo lo dirá. Lo indudable es que descolocó a más de uno. Sobre todo al empresidente Macri, que a duras penas estaba dispuesto para enfrentar a una Fernández y ahora deberá lidiar con dos.
Lo primero que hicieron los trolls de Marcos Peña Braun fue viralizar las críticas que el ahora precandidato a presidente Alberto Fernández había pronunciado contra Cristina. Un bumerang: que hayan superado sus diferencias para compartir una fórmula enaltece a ambos. El consenso que muchos pregonan. Claro que otros pueden interpretar algo distinto y están en su derecho. Los archivos existen para señalar las contradicciones y de eso, casi nadie se salva. Pero las de los dirigentes son más visibles y muchas veces más graves que las que podemos tener los demás. Para nosotros, reconocer una contradicción puede significar un aprendizaje que contribuya a nuestro pensar. En los que asumen la representación ciudadana, eso puede ser oportunismo.
Lo que dice el exfuncionario es demoledor. No hay posibilidad de disfrazar la contundencia con que Alberto Fernández califica de “deplorables” los dos mandatos de CFK. Para no considerar oportunista la confección de esta fórmula, debería agregar algo más al “Cristina maduró” y “no es la misma”. En todo caso, confesar si exageró para apuntalar la candidatura de Massa o piensa eso en serio. En estos tres años y medio, pasaron cosas y es lógico suponer que haya aprendido lo que es un gobierno deplorable en serio. Al menos, respecto a la telenovela de Nisman, reconocer la diferencia entre un suicidio y un magnicidio inventado por los que hoy nos gobiernan. Y si, en aquel entonces, cuestionaba el manejo de la Justicia, debería gritar a los cuatro vientos que lo actual es peor.
Y algo de eso está haciendo. Las presiones a la Corte y el inicio de un juicio oral sin las pruebas de la acusación ni las de la defensa son blanco de sus observaciones. En los tiempos del kirchnerismo, una organización mafiosa dedicada a armar causas, espiar ilegalmente y extorsionar a imputados inocentes conformada por jueces, fiscales, espías, periodistas y funcionarios hubiera sido un escándalo para el caceroleo. Hoy apenas es desvío y ocultamiento. Y si entonces criticaba el cepo y el control del comercio exterior, ahora debería reconocer cuán necesarias son esas medidas proteccionistas para una economía como la nuestra. En definitiva, si el primer Fernández de la fórmula quiere conquistar voluntades, debería aclarar que sus observaciones tan negativas formaban parte de la campaña 2015, si no se corre el riesgo de que unos voten por un Fernández y otros, por la otra. Y cuando un gobierno asume con estrabismo, el camino se hace confuso.
Los estafadores de siempre
A pesar de todas estas consideraciones, debe ser difícil el papel de Alberto Fernández porque, a pesar de ser el primero, por un tiempo será el segundo. Pero más difícil la tiene el buen Mauricio, que es el tercero en discordia. Y el menos hábil. Respecto a esta novedad, el Ingeniero aseguró que en las otras alternativas políticas “hay demasiadas ganas de confrontar, de pelear, de agredir. Nosotros no, somos tranquilos, pero con fortaleza”. De la fortaleza pueden dar cuenta los apaleados por las fuerzas de Seguridad, pero la tranquilidad, cada vez se ve menos. Además, ¿no consideran confrontación los agravios, insultos y falacias que vomitan a cada rato? ¿No es agresivo decir que “los enemigos del Cambio” son los “mafiosos, los mentirosos, los matones, los corruptos, los perezosos”? Casi como si estuvieran afirmando que Ellos son sus propios enemigos. ¿O debe tomarse como un piropo el tuit de Carrió que compara la fórmula Fernández-Fernández con Jack el destripador?
La imagen de los mansos PRO ya no se la traga casi nadie. Como si sus políticas económicas que dejan un tendal de excluidos para beneficiar a un puñado de avarientos no fueran una agresión. Como si las estigmatizaciones hacia todos los que se oponen a este modelo de saqueo fueran prendas de paz. Como si el cinismo que despliegan a diario fuese una invitación a la concordia: que sea el propio Macri el que acuse a los demás de querer “mantener sus privilegios”, cuando no ha hecho otra cosa que incrementar los suyos y los de sus amigotes desde que asumió la presidencia. Como si sus declaraciones no fueran un insulto a la inteligencia: “volver al pasado sería autodestruirnos”, cuando lo que nos está destruyendo son las apolilladas políticas implementadas por el Gran Equipo; el Cambio “no es algo que sacamos de un libro”, cuando cumplen a rajatabla el recetario del FMI; “salgamos juntos, como lo estamos haciendo, a la calle a decir 'es por acá y creemos en lo que estamos haciendo'", cuando están perdiendo todas las elecciones provinciales y no pueden encabezar un acto con más de veinte personas.
Pavadas que dice Macri para odiadores y desinformados; lemas tontuelos producto más del marketing que de la coherencia política; engañifas adornadas con promesas lejanas para apuntalar un núcleo duro que se va desinflando. Pero en medio de tantas pamplinas, el más insospechado de estos personajes tira algo en serio. El exterminador de los medios públicos, Hernán Lombardi fue uno de los que se abrazaron a la analogía “Cámpora al gobierno, Perón al poder” para desacreditar la dupla Fernández-Fernández: algo así termina en “Isabel, Videla y la catástrofe”. Un análisis un poco forzado pero revelador, sobre todo por la explicación: “cada vez que se bifurca el poder real del poder institucional la República se debilita”.
¿Amenaza? ¿Advertencia? Algo de eso hay, como si fuera la confesión de una falta futura. Pero sobre todo, la síntesis de un plan de gobierno aceptable para el establishment: las instituciones deben a estar al servicio del Mercado, esa entelequia que camufla a los más angurrientos, carroñeros y dañinos. La República funciona mientras el resto de la sociedad satisfaga sus infinitas apetencias. En el diccionario PRO la República no se debilita con el hambre, el desempleo y el endeudamiento, sino con el enojo de los que se creen dueños del país. Más didáctico, imposible.
La sorpresa del video descolocó al oficialismo, al punto de dejarlo sin agenda. Sus exponentes tuvieron que improvisar generalidades sin guion y enumerar logros inexistentes. El eje de campaña que estaban pergeñando se quebró: la foto de Cristina en el banquillo incluirá a Alberto a su lado. Los dos juntos, a pesar de los videos. Los denunciadores seriales deben estar exprimiendo su inventiva para salpicarlo con el veneno de sus prejuicios. Los analistas acólitos desempolvarán análisis que ya esbozaron tiempo atrás al estilo de fulano es el títere de mengano. En fin, nada nuevo para los atentos. Mientras los amarillos desesperan, la salida del túnel se está construyendo. El tiempo dirá si la unidad es el retorno a un sendero más amigable o la profundización de este caos que nos está asfixiando.
Publicado en:
https://apuntesdiscontinuos.blogspot.com/2019/05/una-jugada-maestr
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