Al juez Ramos Padilla le cuestionan ir a la Comisión de Libertad de Expresión porque ésta no tendría incumbencia en su investigación. Se olvidan que uno de los sostenes de D'Alessio era su relación con la prensa, que difundía sus embustes y funcionaba como teatro de operaciones
Gracias a su relación con la prensa, D'Alessio no solo lograba poner en la agenda pública asuntos judiciales sobre los que ejercía sus presiones - caso seguros Enarsa, GNL, PdVSa, etc- sino que mediante este vínculo extendió su influencia y credibilidad como "experto".
Estas credenciales eran importantes para que dar eficacia a sus extorsiones y embustes, ya que no es lo mismo que las hiciera un ilustre desconocido que un columnista de grandes medios y habitué de paneles de comentaristas políticos estrella favorables al oficialismo.
En otras palabras, en el mejor de los casos, los medios de prensa fueron víctimas, en su buena fe, de las operaciones de un agente canalla, en el peor, cómplices activos de la manipulación de la opinión pública con fines de provecho y influencia política.
Estos extremos por sí solos justifican la intervención de la Comisión de Libertad de Expresión y más aun, la mayor exposición pública de las averiguaciones del juzgado, dada su trascendencia institucional y sus repercusiones para el derecho a una información veraz u oportuna.
A Ramos Padilla le imputan dar a conocer hechos sobre los que debería mantener reserva. Imaginense si en la causa cuadernos quisieran remover a Stornelli/Bonadio porque sus detalles, incluyendo los escritos atribuidos a Centeno, fueron publicados por La Nación y otros medios.
Un segmento risible del pedido de destitución es la imputación que el juez no respeta el modelo acusatorio donde la instrucción corresponde más al fiscal y no al juez,... una separación de roles procesales cuya entrada en vigencia el mismo Macri suspendió por decreto legislativo.
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