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jueves, 22 de noviembre de 2018

La norma es la novedad que envejece, por Martín Licata (aka Martín D'Amico) para Facebook del 12-11-18


Martin D'Amico
(seudónimo periodístico de Martín Licata)

12 de noviembre a las 17:04 · 

La derecha nos hace cargo a los comunistas de la desgracia posmoderna, hasta inventaron el termino "marxismo cultural", no hay peor insulto... Los mismos que tras la caída de la URSS anunciaron el “fin de las ideologías”, ahora tienen que explicar el resurgir del debate de ideas, en un presente donde no solo no hubo ningún fin de las ideologías (esto hubiera sido antidialéctico), sino que hay más ideologías que antes. Como materialista la explicación la encuentro en la base, la ideología está en el proceso de producción. Por ejemplo, la posmodernidad se caracteriza por esa crisis de valores, donde uno cree un día en una cosa para después dejarla por otra, en un círculo de ideas superadas y abandonadas, donde la norma es la novedad que envejece y es cambiada inmediatamente por una novedad mas nueva. El mismo caso encontramos en el modo de producción, ahí donde todo es convertido en mercancía, trascendiendo la individualidad en cosas abstractas, impersonales, donde se pierde la esencia con la misma velocidad con la que se gana y se pierden los objetos materiales, las posesiones. Esa correlación del dinero como reflejo del sistema, es plausible que cree en las personas una subjetivación ante la sociedad de consumo, donde uno siente con mucha inseguridad que la esencia y el sentido de las cosas se le escapan de las manos. La absorción de la realidad por ese subjetivismo es una proposición donde se esconden los aspectos políticos de la anatomía burguesa para responder a exigencias de coyuntura. Tal vez eso explique el éxito de las retoricas desconstructivistas donde se plantea vivir sin verdad, sin culpa, sin origen. Existe una imbricación y una interrelación entre el proceso de producción y las ideologías, donde estas últimas intervienen movidas por la base material; las nuevas preguntas y sus problemáticas, la reformulación de los planteos, la adopción de teorías y metodologías inéditas, la reorganización del sistema educativo, etc. son novedades que en calidad de valores, están insertas no solo dentro de la nueva izquierda sino también dentro de las instituciones burguesas, donde se impone el sistema como un todo, junto a los bienes y servicios que produce, los medios de comunicación de masas, se moldean nuevos hábitos y comportamientos prescritos, algunas predisposiciones emocionales que vinculan de forma satisfactoria a los consumidores con los productores y a través de éstos a la totalidad de un sistema, que se organiza en torno a la necesidad de ampliar el capital. Este aspecto es el que está detrás de toda esa división y polarización cultural cada vez mayor, tanto dentro como entre las sociedades en permanente y creciente alienación.

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