Foto: La Nación
Ricardo Darin, votó PRO, como tantos otros. En realidad es atractivo un lugar donde todo es lindo, desde la gente arreglada ( ninguno sin dientes), desde las mujeres con cabello rubio y planchado y su gel en la cartera porque si van a hacer campaña y tocan un negro, hay que limpiarse las manos. Sus hombres de traje y camisas sin corbata, mangas arremangadas ( como mostrando que trabajan, sin una mancha ni arruga, eso sí). Obvio, es lindo ver tanta gente y que ninguno se coma una s, que puedas hablar de Shakespeare o de Camus o de una ópera. Es la gente que llena teatros, a mi me gusta el teatro,pero hoy está de vuelta lejos de mi presupuesto, en fin, volviendo al tema. Es más fácil para la conciencia también, porque la culpa no es de nadie, es del pobre que nace pobre y por eso no puede salir. Si vos lo hiciste por qué ellos no? Cómo si todos tuviéramos las mismas circunstancias, las mismas oportunidades. Son vagos, te dicen y repiten los del PRO, vas a las diez de la mañana y los negros están en la casa, vas a cualquier hora del día y están en la casa. No entienden que trabajan de noche cartoneando o venden cosas y trabajan los fines de semana o están a las cuatro con el café y factura en los trenes.
Lo que no ven, no lo procesan, todo es visual y sin mayor lectura. Está respuesta, servida por los medios, hace que se sientan bien con ellos mismos, no es su culpa , se dicen, son vagos, dale una moneda, dale un sándwich, y siguen con su vida. Ni siquiera piensan al votar, votaron a uno porque era divertido con su alika alikate, Votaron a Macri para que los negros aprendan a laburar.
Ahora, muchos terminaron con los negros en colas de desempleo. Fueron estafados, está realidad no es lo que votaron, se entiende.
Ahora, muchos hablan como si este gobierno tuviera que pensar lo que hace, cuando hace lo que piensa. Tal vez sea hora de mezclar lo lindo con lo feo. De darnos una oportunidad de conocer al otro pero no por lo que nos dicen los medios, sino saliendo a la calle, acercarnos a ese diferente y ver que no es tan diferente.
Es hora de cerrar la grieta que nos abrieron, enfrentar el abismo, como dice en un libro que leí, tal vez lo bueno de los abismos es que pueden construirse puentes para cruzarlos.
NOTA DEL EDITOR:
El editor de Mirando hacia Adentro conoce el apellido de la autora, pero éste prefiere mantenerlo en reserva.
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