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lunes, 1 de mayo de 2017

Reflexiones y paradojas sobre la unidad o la interna peronista, por Ignacio Cantala (para "Primereando" del 27-04-17)


Por Ignacio Cantala 

La construcción política del peronismo situada en el territorio, cuya representatividad en los sectores populares es el medio para conquistar el poder y sostenerlo mediante la implementación de políticas destinadas al pueblo era un mecanismo casi natural en el paradigma de los grandes relatos de la modernidad y los colectivos homogéneos. La fractura frente a la diversidad emergente, las pequeñas historias individuales de la posmodernidad y la revolución de las comunicaciones introdujo a esa tradición política nuevas prácticas.

Los medios de comunicación, como parte de los sectores dominantes, se instituyeron primero como un actor de poder. Más acá en el tiempo vendrían las redes sociales.

Nacía una comunicación dinámica, de fácil acceso, que sostiene una cercanía digital más que la presencia personal. Quien no está en la televisión no existe, afirmaba un politólogo italiano. Quien no maneja las redes sociales y manipula bases de datos tampoco, reinterpreta nuestro contemporáneo Duran Barba y su discípulo Marcos Peña.

Florencio Randazzo no está ajeno a este proceso y desde el 2015 viene cultivando un antiguo modo de comunicación política. El modo mudo. Hasta Chaplin rompió su tradición y en una memorable película brindó un discurso oral. Randazzo por ahora, y al menos públicamente, vuelve a poner en valor el silencio. Las tapas y notas del Diario Clarín así como la pantalla de TN y sus satélites ofician de vehículo a sus gestualidades. El Chino Navarro y Julián Domínguez, otrora adversario interno, completan desde el rol de armadores territoriales el operativo clamor.

El último suceso de esta gestualidad mediatizada es la definición de obtener los avales para participar en las PASO.

La búsqueda de avales es presentada con una épica muy distante a la sensación que ese anuncio generó en el peronismo. En efecto, si bien la pretensión principal es construir la unidad, todos recuerdan que el FPV utilizó las PASO para definir sus candidatos en dos de los distritos más importantes del país (Buenos Aires y CABA).

“Nadie teme a una PASO, muchos menos con Randazzo que tiene 7 puntos de intención de voto” señala un intendente, para luego reflexionar acerca de las consecuencias que esos procesos electorales generan en el peronismo. Nadie quiere repetir internas sangrientas, porque la máxima del que pierde acompaña se ha convertido sólo en eso, una máxima que nadie aplica.

En realidad, Sergio Massa es el principal instigador de las versiones que indican que no le darían al ex ministro la interna en el PJ. El tigrense, que no quiere más listas, aplica la psicología inversa de la infancia. Su preocupación tiene fundamento. Los avales que saldría a juntar el randazzismo lo habilitarían a participar en las PASO con una lista por fuera del peronismo. Está en disputa aquí el lugar de opositor responsable, garante de gobernabilidad y con buenos modales.

Al menos dos aspectos de este micromundo resultan paradójicos. Por un lado, quien acusaba a Daniel Scioli en la última elección presidencial de ser el candidato de los grupos económicos y de Clarín, terminó dos años después teniendo al Grupo como su principal plataforma de instalación y campaña. Se trata de necesidades concurrentes. Randazzo precisa de los grupos de poder para suplir una construcción inexistente y esa relación con los grupos sería su territorio.

No son pocos en el peronismo los que se sienten seducidos por estos vínculos. Fundamentalmente por los retornos y favores que ello implica, incluso asumiendo el riesgo permanente de la ejecución de la pena mediática ante cualquier paso en falso.

La segunda paradoja es que habiendo fracasado la moratoria de Vidal para el peronismo gerontológico de Duhalde, Ishi, Rico, Cariglino y compañía, la ambición de Randazzo es la respuesta al interrogante oficialista de como fragmentar al justicialismo. Presentado como el candidato opositor, por la habilitada senda intermedia de la razonabilidad, se convertiría en los hechos en el factor principal de división del peronismo para obtener una victoria en las elecciones de octubre.

La operación de Cambiemos se completa si Randazzo juega por fuera del FPV. Si unas PASO garantizan entre un 35 y 40% del electorado en la interna justicialista, un escenario que la exprese en las urnas con una opción por fuera del PJ le restaría al mismo al menos un 7% de los votos y permitiría al Gobierno alzarse con un triunfo electoral.

Esta simbiosis con la estrategia oficialista contiene un riesgo para Cambiemos. De acuerdo a los últimos sondeos de opinión el ex ministro de transporte posee una valoración positiva entre quienes apoyan a Macri y Vidal. “Su candidatura nos sirve, pero tenemos que recordarle a la sociedad que fue parte hasta el último minuto de las gestiones peronistas” afirma un armador del PRO. “Queremos que juegue, pero que no pesque en nuestra pecera” resume metafóricamente.

Detrás de estos movimientos, lo que debemos observar es la intención de los sectores del capital nacional y productivo que pretenden recuperar su posición hegemónica al interior de la facción dominante. Hoy, ese lugar es ocupado por los sectores financieros transnacionales. En definitiva, la alternativa del hombre de Chivilcoy es una opción más de los sectores de poder para resolver una interna en su disputa por la apropiación de mayores niveles de rentabilidad.

En este punto, Randazzo-2017 es lo mismo que Massa-2013. Esto es, una salida electoral a la disputas internas de los sectores dominantes. Cuando Hegel afirmó que la historia se repite dos veces y Marx agregó que primero lo hacía como tragedia y después como farsa, tenemos la certeza histórica de que no se referían a estos eventos de la política nacional.

El armado de Randazzo nunca se sostuvo en la territorialidad o en determinada forma de organización, fue y es en definitiva, la suma de voluntades y ambiciones de un conjunto de dirigentes seducidos por su virtud permanente para colocar gente en las listas, así como en importantes puestos de la administración nacional y provincial.

El actual respaldo del Movimiento Evita y sectores del sindicalismo responde a necesidades complementarias. Éstos le resuelven parte de su carencia de representatividad territorial y mediante el esquema de cooperativistas le aportarían los avales. Él les aporta un candidato para materializar el salto nunca sencillo de lo social y lo gremial a la representación política.

El cálculo de los intendentes es más complejo. ¿Por qué habrían de regalarle sus votos a un candidato que no les aporta nada? Su obsesión de raíz maquiavélica les indica que deben hacer lo necesario para sostener su poder. Por ello, muchos insisten con la candidatura de CFK. Apelar a la memoria reciente del kirchnerismo parece ser lo único que garantiza un triunfo.

En las últimas horas se supo del asado entre Máximo Kirchner y los intendentes Insaurralde, Magario, Nardini, Sujarchuk, Menéndez, Ferraresi, Festa, Secco, De Jesús, Ustarroz, Zurro y Durañona. Además estuvieron presentes el presidente del PJ bonaerense Espinoza y los Diputados Nacionales Larroque, De Pedro y Cabandié.

El peso político del cónclave rememoraba la figura de un Kirchner articulando un dispositivo táctico que une la coyuntura de Santa Cruz con la realidad angustiante del conurbano.

La sensación de unidad que atravesó la reunión provocó preocupación y zozobra en otros sectores.
Para el Movimiento Evita la urgencia pasa por conseguir un candidato que justifique las definiciones políticas de los últimos meses, y esa necesidad es tal que sería esa organización la que financia las oficinas que el ex ministro posee en San Telmo.

La desesperación e impaciencia que muestran Julián Domínguez, Randazzo y el Chino Navarro entre otros, radica en que deben renovar catorce bancas. Otro que resalta en su impaciencia es Abal Medina que en diciembre deberá dejar el honorable sillón de senador nacional. Los intendentes tienen claro ese listado y por eso desprecian los gestos de acercamiento que no logran ocultar esa finalidad por los puestos.

La reflexión del Chino Navarro respecto a que la política “está hecha para la gente y no para los dirigentes … y mucho menos para cincuenta dirigentes del peronismo que solo buscan repartirse cargos” suena poco coherente con su apoyo a Randazzo, expresión máxima de los políticos sin territorio, sin representatividad y cuyo entorno tiene la genuina pero única ambición de obtener un cargo en la función pública.

Jorge Taiana, miembro ejecutivo del Evita hizo públicas las diferencias internas. Apelando a la construcción de la unidad y de propuestas programáticas el ex canciller tomó distancia de los caminos apresurados de Navarro y compañía. Consciente que lo único que se construye desde arriba son los pozos, planteó discutir propuestas y proyectos en lugar de nombres. Una crítica similar expresó hace algunos meses Carlos Vilas al anunciar su alejamiento de la organización.

Más acá, fuera de las oficinas y las operaciones políticas, está la calle. Allí nadie habla de opciones electorales. Las preocupaciones pasan por cubrir los gastos y llegar a fin de mes. Sea en modo mudo, en modo redes o el formato que se escoja no hay registros de la preocupación de Florencio Randazzo por estas situaciones. Por ahora, pese a las operaciones mediáticas, su cosecha de silencio solo sembró aislamiento. La participación de sólo dos intendentes del conurbano en la minicumbre randazzista del NH lo ratifican.

“Cuando la sociedad percibe un peronismo fracturado nos rechaza, es preciso dirimir las diferencias y lograr la unidad como único camino para ser una alternativa competitiva, quien no aporte en este camino será responsable de una nueva derrota” razonó junto a este cronista un peronista de verdad, esto es, el que asume la victoria electoral como único fin.

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