Barañao dijo que no quiere medievalistas en el Conicet.
(Imagen: Leandro Teysseire)
Investigadores de todo el mundo repudiaron el ataque de Barañao a los medievalistas
Alrededor de mil especialistas de todo el mundo firmaron una declaración, que fue presentada ante el Conicet, para rechazar el recorte de fondos a las investigaciones históricas del Medioevo.
El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, sigue cosechando repudios en el ámbito científico. La idea del funcionario de suprimir los estudios medievales del Conicet recibió el rechazo de unos mil investigadores de todo el mundo, a través de una declaración canalizada por Internet, que fue enviada al directorio del organismo estatal para intentar frenar la iniciativa. Una semana atrás, el ministro se retiró abucheado de una mesa redonda organizada en el Centro Cultural de la Ciencia.
“Si quieren investigar en historia medieval que lo hagan en las universidades. El Conicet no es una agencia de empleo, no puede ser que miles de becarios vean al Conicet como la única alternativa para una carrera estable”, había señalado Barañao durante una entrevista concedida a la revista Noticias en febrero.
El ministro que busca ampliar la investigación en ciencia aplicada, en detrimento de la ciencia básica, también pone en duda la pertinencia de las Ciencias humanas y sociales para el desarrollo de temas “estratégicos y tecnología”.
“La incultura de un ministro es una de las cosas que más llamó la atención afuera, lo que causó conmoción y activó la catarata de adhesiones al reclamo de primeras figuras del mundo académico”, dijo a este diario Carlos Astarita, titular de Historia Medieval en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, investigador del Conicet y uno de los autores del documento. Para el académico, “el ataque sobre la historia medieval es representativo de un ataque más generalizado a otras ramas del conocimiento en Ciencias Sociales y a la arremetida contra la ciencia básica, en Ciencias Exactas y Naturales, porque el ministro tiene una posición tecnocrática estrecha y una posición epistemológica arcaica”.
La declaración firmada por los investigadores sostiene que para Barañao los estudios medievales “no responden a las necesidades del país: el medioevo sería ajeno a la historia argentina y se trataría en consecuencia de una actividad superflua”.
Dos distinguidos medievalistas, Chris Wickham (Oxford) y Jean Claude Schmitt (Ehess, París), difundieron el documento, alarmados por las consecuencias que la medida tendría en los estudios de Argentina y América Latina. Astarita señaló, además, que en un correo electrónico el historiador Roger Chartier (Collège de France) evaluó que “la ignorancia de los tecnócratas no tiene fondo”.
El documento, que obtuvo la adhesión de la comunidad científica nacional e internacional, remarcó que se “ataca así a la escuela de medievalistas de Argentina en la cual brillaron figuras como Claudio Sánchez Albornoz y José Luis Romero, escuela que hoy continúa produciendo investigaciones que se publican en revistas y editoriales académicas del país y del exterior, tanto en historia, como en literatura y filosofía. Llamando a ignorar diez siglos de historia impulsa la provincialización y el empobrecimiento de la vida intelectual en nuestro país”.
El medievalista español José María Mínguez Fernández, catedrático de Salamanca y uno de los firmantes, afirmó que el proyecto de Barañao es “una manifestación de ignorancia en cuanto desconoce la larga tradición investigadora de los medievalistas argentinos y la proyección internacional que esa investigación tiene”.
“Pareciera que el objetivo es impedir que conozcamos la génesis de nuestra propia historia y los legados sin los cuales ella no se comprende, como si debiéramos reproducir en el plano científico la división económica, social y política mundial entre los que saben y pueden y los que no deben saber ni poder”, argumenta el escrito firmado por la comunidad científica.
Astarita remarcó que “todo esto puede estar en consonancia con los análisis neoclásicos predominantes en las visiones del gobierno cuyo elemento fundamental es deshistorizar”, porque lo cierto es que “si quiero estudiar la génesis del sistema capitalista tengo que remitirme a la Edad Media occidental, si tengo que pensar el origen del sistema político moderno, tengo que recurrir a la génesis históricas, y allí también está la Edad Media”.
El documento concluye señalando que “de concretarse esta iniciativa muchos colegas quedarán sin trabajo por la sencilla razón de que las universidades no podrían absorberlos, el desaliento conducirá a desertificar las cátedras y equipos de historia antigua, medieval y posiblemente moderna y contemporáneas si estas últimas no se dedican a la historia argentina”.
Publicado en:
https://www.pagina12.com.ar/26925-la-ignorancia-de-los-tecnocratas
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