El bloque del Frente para la Victoria prepara un duro cuestionario para el funcionario. Los opositores más cercanos al Gobierno también anticipan que lo cuestionarán. El oficialismo buscará cargar las tintas sobre el kirchnerismo.
Por Miguel Jorquera
La estrategia de Cambiemos no fue improvisada. La idea de sentar al cuestionado ministro de Energía, Juan José Aranguren, frente a los diputados en una suerte de interpelación light para evitar que el arco opositor aprobara en al Cámara baja un proyecto para anular el tarifazo ya había sido anticipada en el recinto el último miércoles, aunque la presión opositora apuró los tiempos del oficialismo. Luego, Cambiemos pactó con el líder renovador Sergio Massa desestimar cualquier propuesta parlamentaria de anular o acotar el brutal cuadro tarifario que el gobierno de Mauricio Macri impuso en los servicios esenciales como agua, luz y gas y que Aranguren concurra este martes a un plenario de cinco comisiones. Allí, el oficialismo buscará blindar a Aranguren y espera la presencia en la misma mesa del ex ministro de Planificación, Julio De Vido –como presidente de la comisión de Energía– para cargarle la responsabilidad por “la pesada herencia” de los gobiernos kirchneristas, como también lo esbozaron en el recinto.
Pero no todas serán rosas para el oficialismo y mucho menos para Araguren. El Frente para la Victoria (FpV) prepara un duro cuestionario para el ministro, aunque sostiene que la interpelación a Aranguren “no soluciona el tarifazo” e insiste en suspender el aumento de los servicios hasta que el Gobierno presente un cuadro tarifario “razonable” y que los usuarios no tengan que afrontar de sus bolsillos la acumulación y retroactividad de los aumentos frenados por al Justicia. Incluso, desde la oposición más amigable con el Gobierno –con el que comparten el diagnóstico sobre la “herencia”– denunciaron el miércoles pasado resoluciones de Aranguren vinculadas a la incompatibilidad de su relación como accionista de la empresa Shell que “perjudican la producción nacional” y que rayan con lo delictivo.
Durante la sesión especial del miércoles pasado, la principal preocupación de la alianza oficialista Cambiemos pasaba por bloquear que la oposición avanzara con la sanción de un proyecto para frenar el tarifazo, como finalmente consiguió posponer con argumentos reglamentarios. Para frenar la embestida opositora por las tarifas, tuvo que acceder a exponer a Aranguren ante los diputados, aunque en un ámbito menos hostil al de una interpelación en el recinto de sesiones.
Así lo expresó el radical Mario Negri, como jefe del interblqoue de Cambiemos, desde su banca: “No pretendemos traer a escondidas a ministro alguno. Vamos a organizar un plenario de comisiones, y para quienes les gusta la política del espectáculo, aclaro que esas reuniones plenarias son casi como debates en el recinto, donde los funcionarios pueden exponer más tranquilos, dar las razones que consideren necesarias y debatir los diversos temas, Quiero decirles que allí hay más de veinte cámaras prendidas durante más de veinte horas para que puedan caminar delante de ellas”, argumentó el cordobés, que chicaneó a los opositores aplaudido por sus socios políticos.
Luego de la sesión especial convocada por la oposición, el propio Negri acompañó al presidente de la Cámara de Diputados, el macrista Emilio Monzó, y al jefe de los diputados PRO, Nicolás Massot, hasta el despacho de Massa. Allí acordaron –con la venia de la Casa Rosada– adelantar para este martes la interpelación a Aranguren que reclamaba el Frente Renovador ante un plenario de comisiones y descomprimir la presión parlamentaria opositora por acordar un proyecto que anule el tarifazo.
Massa buscó mostrar como un triunfo político propio la presencia del ministro ante los legisladores y dejó clara su postura: “Fijar tarifas es una potestad del Ejecutivo”, sentenció.
El oficialismo se encargó de preparar la recepción al ministro. Será el martes a las 14 horas en un plenario de cinco comisiones que presidirá Asuntos Constitucionales (con el macrista Pablo Tonelli a la cabeza); Presupuesto y Hacienda (Luciano Laspina-PRO), Energía y Combustibles (Julio De Vido-FpV), Obras Públicas (Sergio Ziliotto-BJ) y Defensa del Consumidor, del Usuario y la Competencia (María Schwindt-FR).
La idea oficialista es poner a De Vido en primera fila para responsabilizarlo de la política energética del kirchnerismo, con que Aranguren y el propio presidente Macri justifican el tarifazo. Negri, también lo utilizó de escudo el miércoles a modo de anticipo: “De los 81 proyectos de ley incluidos en este pedido de sesión especial, 22 están en la Comisión de Energía, en la que Cambiemos tiene minoría. De modo que ellos cuentan con quórum propio. Lo que ocurre es que el señor De Vido ha estado escondido en vez de hacer funcionar la comisión, con lo cual no estaríamos discutiendo una cuestión reglamentaria”, señaló, embistiendo contra el diputado del FpV presente en la sesión.
Aunque los números de Negri también ventilaron la intención de Cambiemos de dilatar los proyectos opositores: solo un cuarto de los proyectos presentados contra los aumentos de luz y gas fueron girados por Monzó a la comisión de Energía y Combustibles.
La oposición, en cambio, prepara sus baterías contra Aranguren pero con posiciones divididas sobre la competencia del Poder Legislativo sobre las tarifas. El FpV sostiene que el Congreso tiene esa facultad. La diputada Diana Conti repasó el miércoles los antecedentes constitucionales pero recordó que tras la reforma constitucional del ‘94, “el constitucionalista (Agustín) Gordillo señala con énfasis que no hay decreto, decisión administrativa ni resolución del poder administrador, esto es el PEN, que no pueda ser derogada por el Congreso Nacional”, por lo que “la misión de los representantes del pueblo aquí estamos reunidos es y será y vamos a perseverar frenar el tarifazo y derogar las decisiones administrativas arbitrarias en ese sentido”.
El Frente de Izquierda y los Trabajadores comparte la competencia del Congreso, al igual que otras bancadas menos numerosas. “Si el pueblo argentino está en estado de conmoción social y ha tenido que intervenir la Corte Suprema, que ha sido extorsionada por el ministro Aranguren, que le dijo que no puede meterse en el tema del cuadro tarifario, no puede ser que venga acá Cambiemos a decirnos que el Parlamento no puede abocarse a este debate de la quiebra energética de la Argentina, para que finalmente se termine pasando ésta al consumidor, al pueblo trabajador”, afirmó Néstor Pitrola (FIT-PO).
El massismo y el Bloque Justicialista, en cambio, sostienen que es una atribución del Ejecutivo. Los opositores amigables con el Gobierno están enfocados en la interpelación al ministro, desde donde surgen los argumentos más duros con Aranguren.
La lugarteniente del massismo en Diputados, Graciela Camaño, desempolvó un decreto del Gobierno del 26 de julio que habilita la exportación de gas a países vecinos en situaciones de emergencia. “Pero cuando se lo miran con ojos de un experto, se advierte cómo el señor Aranguren va a hacer el negocio con su empresa Shell”, soltó Camaño para desentrañar la operación del “sistema de swaps con Chile que plantea el decreto: Argentina le entregaría gas rico, es decir con valor petroquímico, a Methanex en Punta Arenas, proveniente de nuestra Cuenca Fueguina, y recibiría ese gas desde alguna de las dos plantas regasificadoras que tiene Chile. Es decir que la Argentina ayudaría en el desarrollo de la industria petroquímica de Chile, en competencia con nuestra propia industria”.
“Es obvio que Methanex va a agradecer profundamente la generosidad del funcionario que vaya a resolver este problema, el ministro de Energía y Minería, y en compensación recibiríamos el gas provisto por Shell a Chile. Más aún, desconocemos las condiciones de los precios de este probable intercambio que puede llevar el escándalo a niveles estratosféricos”, sentenció Camaño.
Está claro que el martes no será un día festivo para Aranguren, que empezará a sentir en carne propia los vaivenes de las jugadas políticas que el empresario dice desconocer. Cambiemos prefiere arriesgar una pieza menor en el tablero para no retroceder con el tarifazo. Un punto que comparten el presidente Macri y Aranguren como empresario.
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