MITOS ECONOMICOS: MEGADEVALUACION Y TARIFAZO
Por Andrés Asiain
Desde su asunción como presidente, Mauricio Macri señala como una de sus principales preocupaciones la “inflación heredada” a la que promete reducir a tasas de un dígito a lo largo de su mandato. Desde su concepción, “la inflación irá bajando con el correr de los meses porque la principal medida para eso fue ir reduciendo la emisión monetaria descontrolada de estos años e ir bajando el déficit fiscal, que debe llegar a cero al final del cuarto año”, señaló en el discurso del 1º de marzo en el Congreso Nacional.
Si bien no puede negarse que la inflación forma parte de la herencia recibida por Macri, también hay que señalar que en el breve lapso transcurrido de su gestión, el alza de los precios ha sufrido una dramática aceleración. Desde enero de 2010 hasta octubre del año pasado, la inflación mensual según estadísticas provinciales se movió entre 0,9 y el 2,8 por ciento, promediando valores de 2,0 por ciento. En los últimos meses, la tasa de inflación promedio fue del 4,6 por ciento según las mismas fuentes, es decir más del doble que en el período anterior y anticipándose una nueva aceleración en el área de Buenos Aires a causa de los recientes incrementos en las tarifas de los servicios públicos.
Claramente, la decisión de incrementar bruscamente el valor del dólar (anticipada en el marco de la campaña) y las tarifas, junto a la eliminación de las retenciones y desarticulación de la Secretaría de Comercio, tuvo su impacto en términos de inflación. Ello indica que la misma no estuvo a la cabeza de las preocupaciones de la nueva gestión, o bien que no previeron correctamente el impacto de esas medidas sobre la evolución de los precios.
El hipotético mal cálculo puede deberse a un error de diagnóstico sobre las causas de las subas de los precios, que en el equipo económico de Cambiemos es atribuido unilateralmente al déficit fiscal financiado con emisión monetaria. Poco parece importarles el hecho de que el período de ingreso a la inflación de dos dígitos que transcurrió entre 2006 y 2008, haya coexistido con superávits de las cuentas públicas. Tampoco que políticas que implican una reducción del gasto público como la eliminación de los subsidios, tengan un claro impacto ascendente sobre el nivel general de los precios.
Una explicación alternativa es la que señala que la dinámica de los precios adquirió un comportamiento inercial. Es decir, que al momento de firmar un contrato de alquiler, negociar una partidaria salarial, tomar un crédito o fijar un acuerdo con proveedores, se establece un aumento que aproxima la inflación esperada a partir de la experimentada en los últimos meses. Esa indexación de hecho de los contratos, proyecta la inflación pasada hacia el futuro. De esa manera, la inflación se reproduce por sí misma, mientras que su piso inercial crece al calor de las subas abruptas en ciertos precios claves (dólar, tarifas) como los sucedidos recientemente.
La larga historia inflacionaria de nuestra economía enseña que ante subas de precios inerciales, las políticas ortodoxas de ajuste fiscal y monetario son ineficaces. Es más, la suba de tasas de interés puede terminar generando un efecto perverso, al provocar incrementos en los costos financieros que son trasladados a precios por las firmas, dada la imposibilidad de absorberlos en un contexto de merma en las ventas. De esa manera, la economía se orienta al peor de los escenarios, la estanflación, que combina baja de la actividad y creciente desempleo con una inflación que no afloja.
andresasiain@gmail.com
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http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/48-9272-2016-04-22.html
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