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martes, 22 de marzo de 2016
NO CUENTEN CONMIGO, por Gerardo Fernández (para "Tirando al Medio" del 18-03-16)
Ahora que los vemos haciendo fila para arreglar con el macrismo queda cada vez más claro por qué Cristina está guardando silencio. La historia quiso que la capitulación con los buitres coincidiera con los primeros 100 días de gobierno de Macri, para que el escenario político quede expuesto a la vista de todos los argentinos, para que se vea quién es quién, quién es fiel a lo que sostuvo durante los gobiernos kirchneristas y quienes en nombre del pragmatismo y “las políticas de estado” borran con el codo lo que hasta ayer escribían a dos manos.
Creíamos que el menemismo había sido la excepción a la regla pero los hechos estarían demostrando que no era tan así la cosa. Por eso creo que Cristina está dejando que los melones se vayan ubicando, cada uno en su lugar, para mover recién luego y ver quién sigue manteniendo en alto las banderas y quienes quedaron enroscados en una lógica que explotó con la derrota. Porque esto de ser oficialista con Menem, con Cristina y con Macri tiene que tener inevitablemente un final. No se puede ser oficialista toda la vida, y eso va a partir las aguas inexorablemente.
Porque no se está negociando unos cheques para obra pública, se está ante una decisión trascendental que va a tener implicancias feroces sobre el futuro del país, y hay muchos gobernadores, diputados y senadores peronistas que están grabando su nombre y apellido en la placa de la mayor ignonimia nacional en décadas. Por eso las prédicas a la unidad del peronismo y el FPV no son nada más que una quimera políticamente correcta. El peronismo se fue transformando en partido de poder mientras controló las cajas de la nación y la provincia de Buenos Aires y ahora, cuando la lapicera cambió de manos, muchos no dudan en seguir en la misma porque para ellos, que en Casa Rosada esté Cristina o Macri es exactamente lo mismo. Para muchos otros, no.
Bien, ahí está la partición de aguas inevitable y vuelvo a decir que para mí, Cristina tiene esto absolutamente claro desde el día que perdió Scioli. Los conoce mejor que todos nosotros, y ya nos lo va a contar.
Para mí la cosa es sencilla: si en un plato de la balanza pongo la gestión de gobierno, los logros, los intentos y en el otro sus errores, su soberbia y su camporismo excesivo, la cuenta me da que fueron mucho más los aciertos en la gestión de gobierno, porque es ahí donde se ven los pingos, es ahí donde quedan estampadas en la historia las decisiones. Sin ir más lejos, podría haber arreglado con los buitres, dejando a la patria esposada para siempre, si total ella no iba a pagar nada, pero no lo hizo y no lo hizo por una muy profunda convicción, de eso no tengo dudas como tampoco que todos los que están haciéndole el caldo gordo al macrismo contribuyen a agigantar la vergüenza internacional de ser el país que luego de haber promovido los 9 principios para limitar el accionar de los buitres en la ONU, se transforme en el primero en violarlos.
Ese es un límite infranqueable.
Es que la capitulación con los buitres trae aparejado el retorno a la lógica que explotó en 2001 y nos dejó la peor crisis de nuestra historia reciente, y va de suyo que no queremos volver a esos escenarios.
Por supuesto que hay mucho para repensar, mucho para corregir, mucho para replantear, qué duda cabe, y no viene mal como disparador transcribir lo que dijo Artemio en El Vermucito del 6 de setiembre del año pasado:
“Si en 2003 no hubiera aparecido Néstor, el peronismo estallaba en mil pedazos. Era una federación de partidos que no tenía una unidad orgánica posible. Por eso el peronismo es kirchnerismo, porque sin la fase del kirchnerismo, el peronismo no era más. En el fondo, la discusión es si el peronismo es algo más que el kirchnerismo, o no lo es. Habría, para algunos teóricos, una propiedad que el peronismo tiene por sobre el kirchnerismo, y creo que es una discusión que hay que dar porque eso tiene consecuencias políticas muy importantes. Si vos considerás que el kirchnerismo es una etapa acotada del peronismo, que en definitiva es un despliegue mayor, tomás una determinada política. Si considerás que el kirchnerismo expresa plenamente lo que inauguralmente expresaron Perón y Evita tomás otra determinación”
Va de suyo que la determinación que tomamos varios es la segunda, y que somos muchísimos más de lo que se imaginan.
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Reacciones:
Etiquetas: buitres, cambiemos, peronismo en 10:42:00
17 comentarios:
Juan Guillermo Cocina dijo...
El kirchnerismo es el peronismo que tiene densidad histórica, peso político y social; es el peronismo realmente existente. Aquel peronismo no-K , es un peronismo imaginado, de museo, de íconos sin peso real en la política actual (y hoy, menos que nunca, ya que no tienen otra fuente de financiamiento que el endeudamiento externo). Como lo sería un rosista o un urquicista hoy. No tiene razón de ser.
De todos modos, estamos en un obvio punto de quiebre, y es muy probable que el peronismo se disgregue definitivamente y se vuelva históricamente estéril, como la UCR hoy. Es una de las posibilidades.
No parece haber ya un programa político común; lo único que ha quedado en pie es un pragmatismo torpe y corto de miras por parte de los peronistas ex-K, que parecieran no tener retorno. Pero claro, en el peronismo siempre hay retorno. Siempre.
Es muy temprano para sacar conclusiones. Lo importante será observar quienes son los que respetan el liderazgo de Cristina y quienes no. Los melones se acomodan solos.
18 de marzo de 2016
Publicado en:
http://tirandoalmedio.blogspot.com.ar/2016/03/no-cuenten-conmigo_18.html
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