EL PRESIDENTE DEL INTA ADVIERTE SOBRE LOS RIESGOS QUE IMPLICA EL PRO
Francisco Anglesio sostuvo que el proyecto agropecuario de Cambiemos radica en “entregar todas las decisiones al sector privado y a gerentes de multinacionales”. Defendió la necesidad de segmentar las políticas para los pequeños productores.
Por Sebastián Premici
El presidente del INTA, Francisco Anglesio, sostuvo en diálogo con Página/12 que el proyecto político económico de Mauricio Macri plantea desfinanciar el organismo, que actualmente asiste técnicamente al 65 por ciento de los productores del país. A su vez, el funcionario sostuvo que el proyecto agropecuario de Cambiemos radica en “entregar todas las decisiones al sector privado y a gerentes de multinacionales”. En contraposición, defendió la necesidad de segmentar las políticas para los pequeños productores.
–¿Qué es lo que está en juego con las elecciones del domingo?
–Nos jugamos el modelo de país que queremos para futuro. De un lado un Estado presente, inclusivo, y del otro un mercado que regula las decisiones políticas y los desarrollos científicos. Cuando es el mercado el que regula, el Estado se achica, esto significa no tener presupuesto para la ciencia y la investigación, echar gente. Si el Estado se retira, las empresas privadas son las que tendrán la potestad de poner el precio que se les antoje a las innovaciones. Con un Estado presente quedan contempladas las miradas de todos. En el 2000, el presupuesto del INTA era de 140 millones de pesos y para 2016 será de 4200 millones de pesos, es decir que se multiplicó por 30. No fue magia, sino la decisión política de tomar más profesionales, y duplicar la cantidad de técnicos.
–¿Qué es lo que dijo el PRO sobre el rol del INTA?
–Han dicho que tiene demasiado presupuesto, que es necesario achicar su planta permanente. Actualmente somos 7500 profesionales y técnicos, 2000 becarios. Cuando recibimos el INTA, en 2002, éramos solamente 3000. Y la Alianza de entonces (con el radicalismo también), echó al 30 por ciento de los profesionales que había, además de recortarnos el sueldo. El PRO y la oposición siguen diciendo que la Argentina está aislada del mundo, pero por año 1000 de nuestros profesionales salen al mundo a capacitarse y dar cursos, en 54 países diferentes. Hemos crecido en la cooperación Sur-Sur, y logramos repatriar 18 científicos.
–El modelo agropecuario que propone el PRO es apertura total de las exportaciones, eliminación de retenciones, no sólo a las economías regionales sino al cien por ciento de la soja, como dijo Rogelio Frigerio. –Lo que tienen en la cabeza es que pueda producirse soja con un valor del dólar a 15 pesos. En su esquema no tienen un proyecto de diferenciación, están volcados a los exportadores, olvidándose del resto. Si un agricultor familiar debe abandonar su campo, porque no le da la escala, los grandes pooles ocuparán esa parte del campo. Otra cosa que nadie dice es que las producciones intensivas de soja (monocultivo) no sacan las aguas de los perfiles, es decir, algunos de los procesos de inundaciones que hemos presenciado tienen que ver con el monocultivo de soja, por eso no quieren una ley del suelo, ni quieren una nueva regulación para el uso de la semilla. Pretenden que Monsanto sea quien regule los contratos con los productores, a través de la comercialización de su tecnología.
–Ya que mencionó a Monsanto, ¿qué implica que María Eugenia Vidal pueda designar a un ex directivo de la multinacional (Leonardo Sarquís) como ministro de Asuntos Agrarios?
–Es siempre la mirada del sector privado por sobre lo público. Es creer que lo público puede ser administrado por algún gerente. Ellos creen que el Estado no existe y lo que conocen es el sector privado, en realidad, para ellos el Estado debe manejarse como una empresa. Sin un Estado presente, no vas a tener ni salud, ni educación ni igualdad de oportunidades para el conjunto de la sociedad.
–Otra de las concesiones de Macri sería entregarle a Gerónimo “Momo” Venegas nuevamente la fiscalización de los peones rurales.
–Si el Momo está involucrado, los peones seguramente dejarán de ser sujetos de derecho. Yo he visto a productores familiares que no habían bajado al pueblo por 15 años, a los que les pagaban con billetes del estanciero. Contarlo hoy en pleno siglo XXI parece una fábula pero nadie defendía los derechos de esas personas.
–¿Qué consecuencias pueden recaer sobre los agricultores familiares de aplicarse una política de libre mercado?
–La agricultura familiar representa el 65 por ciento de todos los productores de la Argentina, que a su vez generan el 20 por ciento del PBI agropecuario y el 53 por ciento de la mano de obra. Si no existiera el INTA, o éste sufriera un recorte, muchos no tendrían la posibilidad de acceder a maquinaria para desarrollarse. Otro de nuestros aportes es acercarlos a los consumidores, para que puedan vender de manera directa sus productos. A través de las ferias, los agricultores familiares logran apropiarse de una mayor renta. Ese es parte de nuestro aporte.
–Otro de los temas ausentes en el discurso de Macri es la segmentación de políticas públicas, para no tratar a todos por igual, sobre todo en los derechos de exportación. ¿No hay riesgo de una mayor transferencia de recursos a los sectores concentrados?
–Nunca la ecuación es neutral, hay que mirar dónde se saca para ver dónde se pone. Las retenciones a la soja ocuparon un lugar determinado en la redistribución de recursos. Claramente no se pueden eliminar todas las retenciones a la oleaginosa, porque estos recursos son utilizados para la salud, la educación, la construcción de obras de infraestructura en beneficio del conjunto y no solamente del sector agropecuario.
–¿La sociedad tiene cabal dimensión de lo que se pone en juego el domingo?
–La gente hasta hace poco pensaba que era un partido de fútbol, que daba todo lo mismo, no existía la fina percepción de lo que ocurría. Pero en los últimos días han salido a la calle a posicionarse. Muchos se dieron cuenta que Macri es volver al pasado, un modelo para pocos, y por eso salieron a las calles.
Publicado en:
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-286537-2015-11-20.html
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