Arriba: PROPUESTA DE ARCO DEL TRIUNFO “PARA APROVECHAR EL EDIFICIO DEL MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS”, EN LA AVENIDA 9 DE JULIO.
TELEVISION En 1951, unos días después de su reelección, Juan Domingo Perón habló por radio y en su discurso hizo un pedido inédito: llamó a los argentinos a hacerle llegar, por carta, petitorios con sus ideas e inquietudes para ser incluidos en el Segundo Plan Quinquenal. En dos años llegaron 70.000 cartas. Las mejores propuestas que fueron tomadas en cuenta, y 20.000 de esas cartas se conservan en el Archivo General de la Nación. Hace tres años, Blas Eloy Martínez y Cecilia Priego dieron con este material que permanecía olvidado y que ahora se muestra en la serie documental Cartas del pueblo: desde ideas monumentales para construir arcos del triunfo o faros justicialistas, hasta escuelas, ampliaciones de servicios básicos, caminos, universidades o diques. Pero, sobre todo, una voluntad de ser parte de una gesta nacional.
Por Angel Berlanga
Las cartas son maravillosas –dice Cecilia Priego.
–Es muy emocionante tener contacto directo con ese material –dice Blas Eloy Martínez.
Todo empezó tres o cuatro años atrás, mientras los dos hacían juntos el programa La Argentina según Perón. En una entrevista con la historiadora y docente Elisa Pastoriza, mientras hablaban de las vacaciones en Chapadmalal que fomentaba el peronismo, surgió una alusión al Segundo Plan Quinquenal y esta investigadora preguntó:
–¿Leyeron las cartas, las vieron?
–¿Qué cartas? –repreguntó Eloy Martínez.
Ahora se propone un salto entre esas preguntas y la entrada de arranque de Cartas del pueblo, el programa de este dúo de realizadores que ofrece el Canal Encuentro. “1951 fue un año difícil para el gobierno peronista –se oye en off, mientras se ven imágenes de esa época–. La sequía, que trajo aparejadas unas pobres cosechas y la escasez de productos, la enfermedad de Evita, y el primer golpe cívico-militar, encabezado por el general Benjamín Menéndez, afectaron el ánimo del pueblo. Aún así, la popularidad de Perón estaba intacta. El pueblo gozaba de la transformación social del Primer Plan Quinquenal. Y a seis años del 17 de octubre, dos de cada tres argentinos seguían confiando en su gobierno, y en el sueño de una nueva Argentina. Apenas unos días después de su reelección, el presidente Juan Domingo Perón se dirigió a través de la radio a los ciudadanos argentinos, con un pedido inédito hasta entonces.” Anuncia Perón, entonces, en su discurso del 3 de diciembre de ese año, que encara un nuevo plan y que quiere saber qué anda haciendo falta: “Hago un llamado a todos los argentinos de bien para que remitan a la Presidencia de la República sus petitorios e inquietudes, a fin de que el Segundo Plan Quinquenal sea el plan de todos y para todos. La correspondencia debe ser dirigida a la calle 25 de Mayo 11, Capital Federal”.
Llegaron 70.000 cartas: entre 1951 y 1952 fueron leídas y clasificadas por varios ministerios. Cada una tuvo su respuesta, y las mejores propuestas fueron incluidas en el Segundo Plan Quinquenal. 20.000 de esas cartas se conservan en el Archivo General de la Nación. “Cuando Elisa nos contó no podíamos creer que no se hubiera hecho nada sobre esto, porque de movida nos pareció fundamental”, dice Eloy Martínez. Algunos investigadores se asomaron al material para rastrear temas específicos (vivienda, turismo), pero nadie hasta ahora había profundizado en las cartas como fenómeno en sí. Dos años atrás Priego y Eloy Martínez se sumergieron en la lectura de esos textos con peticiones y propuestas que desde distintos puntos del país les fueron llegando Perón y a Eva, desde ideas monumentales para construir arcos del triunfo o faros justicialistas, hasta escuelas, ampliaciones de servicios básicos, caminos, universidades o diques. “Es la primera vez que se leen las 20.000 cartas”, dice Priego, y explica que durante seis meses un grupo de investigadores las relevó y catalogó. “Y cuando las leés, vos ves ese amor, esa preocupación, ese interés por ser parte de una gesta muy grande, de la misma Argentina –agrega Eloy Martínez–. Una necesidad de ser parte de la construcción y del futuro de la nación.”
Arriba: CARTA DE CARLOS CARABAJAL, PADRE DEL MUSICO PETECO, PARA ACTUAR CON SU CONJUNTO EN CUARTELES, CARCELES Y ESCUELAS.
CORRER EL LIMITE
En Cartas del pueblo juega como anfitrión en el AGN el historiador Ernesto Salas, un profundo conocedor y simpatizante del peronismo que en cada programa semblantea y describe materiales, analiza temáticas específicas con especialistas como Federico Lorenz, Eduardo Rinesi o Daniel Santoro y se sumerge en historias particulares que lo conducen al hijo de alguien que mandó una carta desde Río Colorado o a la directora actual de un colegio de Santiago del Estero cuyo antecesor, 64 años atrás, analizaba el contexto de explotación de los padres de sus alumnos, trabajadores rurales, y pedía reparto de tierras. “Las cartas resistieron el embate de cuatro dictaduras militares y el transcurso de 28 presidencias –se oye decir a Salas–. El golpe que en 1955 destituyó a Perón quiso borrar de toda conciencia cualquier rastro no sólo de la década pasada sino del proyecto colectivo de una nueva Argentina. Sin embargo, los sueños y las aspiraciones de quienes escribieron las cartas, perduraron.” Hasta mediados de los ’90 las cartas eran parte de lo que en el AGN se llamaba la parva, una montaña de documentos sin clasificar que se acumuló en el subsuelo, papeles ofrecidos a la tarea de insectos, ratas, humedad, hongos, parásitos. Fue un momento crítico: parte se perdió para siempre, parte se recuperó a partir de un convenio con la Universidad de Belgrano.
“Yo creo que sobrevivieron porque nadie vio lo que eran, nadie se interesó ni las leyó –dice Priego–. Hay cartas redactadas con amor y pasión a Eva, donde se ve también la preocupación por su salud. Cuando fue ese discurso de Perón ella estaba internada, y el pueblo ya intuía que no estaba bien. Y hay otras que son posteriores a su muerte, donde se alude a lo que significa su pérdida, y se ve cómo la lloraron. En las cartas se ve una subjetividad que no se ve en otros documentos, porque la forma de llegar a ese pensamiento sería a partir de entrevistas; pero éstos son documentos de primera mano, gente que no sólo escribe para pedir un puente, o el asfalto de una calle, sino que además transmite sus ideas políticas y económicas, cuál es su realidad y la de sus vecinos, porque hay mucha gente que no pide para sí, que pide para otros.” “Son muy representativas de qué pasaba en esos años, de los intereses y de las angustias, y de cuán fluido era el diálogo entre el peronismo y los ciudadanos –dice Eloy Martínez–. Porque de un lado tenés a quienes se toman el trabajo de escribir cartas y mandarlas desde todos rincones, confiando en el Estado, y del otro tenés un Estado que se toma el trabajo de dar respuestas y armar expedientes con cartas a veces con ideas concretas, pero también otras delirantes, o de personas que apenas puede escribir. Y no hay ningún tipo de subestimación a nadie. Y se ve también a la comunidad organizada, porque distintos grupos se reúnen alrededor de una idea común y la elevan a Perón a partir de esta iniciativa.”
CARTA DE CARLOS CARABAJAL, PADRE DEL MUSICO PETECO, PARA ACTUAR CON SU CONJUNTO EN CUARTELES, CARCELES Y ESCUELAS.
Desde el peón rural a profesionales, explica Priego. Y muchas mujeres: habían votado por primera vez hacía muy poco. Y se habían organizado en unidades básicas femeninas. Clubes, sociedades de fomento, escuelas. “Y también hay otras propuestas bastante particulares, que son casi pliegos de licitación, enviadas por estudios de arquitectos o ingenieros que aprovechan la oportunidad para presentar, por ejemplo, proyectos como la construcción de la Autopista Riccheri, al aeropuerto, cuya traza pasa por donde está ahora.” Una escala muy variable. “En el medio –apunta Eloy Martínez– tenés gente que presenta la idea de hacer un vinoducto que venga desde Mendoza hasta Buenos Aires, para que el obrero abra la canilla en su casa y pueda servirse.” ¡Un brindis! Otro propone profundizar, ensanchar y revestir el arroyo Maldonado, para transformarlo en un gran refugio de la flota de guerra: no es muy factible, le contestaron. “La problemática de la Segunda Guerra Mundial está muy presente, hay muchas cartas con propuestas sobre desarrollo de prototipos de armas, o para seccionar las redes de gas o electricidad ante un ataque nuclear, la sombra de Hiroshima y Nagasaki –retoma Priego–. En el último capítulo hay un científico rosarino, con trayectoria, que propone crear la Universidad de la Era Atómica. Y médicos que plantean el desarrollo del yodo radiactivo para la lucha contra el cáncer, que hoy se usa.”
La lectura de las cartas les mostró a la vez una conjunción que entrevera una escritura hecha desde la casa, el planteo de necesidades concretas y, a la vez, un caudal que “saca del tablero la idea del populismo bobo, del pueblo que se deja llevar”, subraya Priego. “Porque en muchísimas cartas le corren el límite a Perón de una manera impresionante –sigue–. Le marcan la cancha. Le dicen: ‘Usted ha dicho que la tierra es para el que la trabaja, ¿cuándo va a decir que la casa es para el que la habita?’ La reforma agraria aparece mucho, y la expropiación de tierra para vivienda popular es un tema excluyente. De ninguna manera ves un pueblo sumiso, que se conforma con lo que le dan; más bien se ve una actitud activa de agradecer, de reconocer y valorar las conquistas, y de ir por más. Ves que se había puesto a una clase social en su lugar y que estaba la posibilidad de participar y de sentirse protagonistas.”
BARRA DE HIELO, ARCO DEL TRIUNFO
Ernesto Salas hojea una carpeta que anuncia en su portada Obras para Río Colorado, una propuesta enviada por el delegado sindical Josué Prates: “Nuestros pedidos son la construcción de la oficina de correos y telecomunicaciones, la pavimentación de la Ruta 22 y la realización del dique Huelches”, lee. Las propuestas fueron incluidas en el Segundo Plan Quinquenal. Prates murió en 1962, pero su hijo, Juan, vive, y ahí se lo ve con Salas, en el AGN, reencontrándose con la firma de su padre y con un sello que recuerda de la infancia: no sabía de la carta hasta que lo contactaron del programa. El embalse se construyó y se terminó, cuenta Prates, pero el golpe del ’55 frenó la colocación de las turbinas y los revestimientos de hormigón para los canales que conducirían el agua hasta el valle de Río Colorado, para el desarrollo frutícola de la zona. “Era importante la energía, porque para los frigoríficos se necesita en cantidad –explica Prates–. Recién en 1984 (con Alfonsín) se revistieron los canales, y se usó para riego. Y en 2007 (con Kirchner) se comienza la instalación de las turbinas. Desde entonces la región cambió totalmente.”
Cartas del pueblo tiene una imagen cuidadísima, trabajada en los claroscuros del archivo, en la belleza de los materiales del viejo edificio de la avenida Alem, en las tareas sobre documentos que se desempolvan o clasifican, en los guantes de látex que implican el cuidado, en el breve parpadeo de las letras impresas en pantalla, que remiten a los tubos fluorescentes. Algunos temas de los programas: “La salud del movimiento”, “La juventud al poder”, “Alpargatas sí, libros también”, “Energía nacional”. Una profesora propone construir natatorios para la enseñanza obligatoria en quinto y sexto grado de la primaria. Alguien propone la construcción de “El faro del justicialismo”, un monumento de 140 metros de altura que cumplirá la función “de grabar en la retina del viajero la acogida feliz del país que visita”. Otro piensa un “Crucero justicialista” que difunda por el mundo “la obra magistral del gobierno”, que lleve a conocer distintos países a “nuestros obreros e intelectuales” y que fomente además el intercambio comercial. “Entre las iniciativas, hay una que anticipa Encuentro –dice Eloy Martínez–. Es una carilla, muy sintética, que propone un canal de televisión del Ministerio de Educación porque, dice, hay muchas familias, sobre todo en el interior del país, que tienen dificultades para llevar los chicos a la escuela. Ya que la televisión puede llevar contenidos a todos los lugares, por qué el Ministerio no le da un televisor a cada familia humilde que no puede trasladarse por el clima, las distancias, lo que fuera. La programación tiene los contenidos de la escuela más otros culturales, de música, entretenimientos, deportes.”
Al pintor Daniel Santoro lo convocaron, entre otras cosas, para mostrarle una propuesta de un “Arco del Triunfo”, que planteaba la construcción de un edificio similar frente al del Ministerio de Desarrollo Social, en la 9 de Julio, y un arco que unifique las dos torres. “Le dimos para que leyera, al principio, una carta corta, sencilla, de alguien que parecía un obrero, un señor que pedía el fraccionamiento de las barras de hielo –cuenta Priego–. Y se emocionó muchísimo, porque él es del barrio de Constitución, vivía en un conventillo, y recordaba que era la situación de su mamá: ‘Cuando estaba embarazada de mi hermano, cargaba las barras, y tenía que ir con la delegada de la manzana, que le daba una mano para traerlas: cómo la hubiera ayudado esto’, decía Santoro. Y el señor que la escribió tiene su respuesta, le explican por qué no. Alguien se tomó el trabajo de contestar este pedido, tan simple. Luego Santoro pasó a los monumentos, entre los que también había uno parlante, de Perón y Eva, pensado para reproducir las 24 horas sus discursos. Con Santoro se ven las variaciones de escala: de la barra de hielo al Arco del Triunfo.”
Eloy Martínez sostiene que aquel peronismo, y también el kirchnerismo, cambiaron fuertemente los paradigmas, y que “eso violenta a una clase acostumbrada a tener privilegios”: de ahí el odio que cargaba el golpe del ’55, que procuró arrasar con las conquistas sociales de esos años. “En las cartas está claro que hay un pueblo laburante que tiene un pacto para opinar y demandar –señala Priego–. Además de tener voz, tenían canales de comunicación y llegada al estado: eso es una rebeldía. Y no es tanto una cuestión de plata, porque quienes gozaron de la hegemonía cultural durante tanto tiempo ganaban bien, podían viajar, etc. Pero ser el que dice lo que está bien y lo que está mal tiene un precio que no es económico: es tu voz, sólo la tuya. Tener que compartir eso genera en esa clase un recelo que les resulta insoportable.”
Cartas del pueblo se puede ver por Canal
Encuentro los miércoles a las 22.30.
Reiteraciones: jueves 12.30 y viernes 7.30.
Los capítulos ya emitidos pueden verse
en www.encuentro.gov.ar
Arriba: PROYECTO PARA “BALNEARIOS INFANTILES SUBTERRANEOS, UNO EN CADA PLAZA, CON TODAS SUS COMODIDADES”.
Publicado en:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-10633-2015-05-26.html
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