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sábado, 19 de septiembre de 2015

UN GAS VENENOSO, por Eugenio Raúl Zaffaroni (para "INFOnews" del 19-09-15)



El fallo que anuló las elecciones en Tucumán demuestra una colusión entre los medios monopólicos y un sector judicial: es una vergüenza que para anular una elección se citen como fundamentos notas periodísticas y no hechos verificados de fraude. Las irregularidades verificadas no superan el 2% de las mesas. Ignoro si eso tiene relevancia para la elección de algún intendente, concejal o legislador provincial. En tal caso, lo que corresponde es hacer una elección complementaria en esas mesas. De lo contrario, si no tiene relevancia, no tiene caso hacerlo.

"Deslegitimar un acto eleccionario de esta manera y con fundamento en noticias periodísticas implica deslegitimar cualquier triunfo futuro de quien sea".

Recuerdo que la anulación de elecciones tuvo lugar en la Argentina en 1931, cuando el dictador Uriburu anuló el triunfo radical de la fórmula Pueyrredón-Guido en la provincia de Buenos Aires, y en 1962, cuando se anuló la elección ganada por el peronismo en la Provincia de Buenos Aires y pusieron preso al presidente de la Nación, Frondizi. Ahora la anulación viene de manos del poder judicial.

Se está lesionando una tradición electoral impecable de más de setenta años: los fraudes electorales en la Argentina se cometieron proscribiendo partidos, pero no alterando resultados en el mecanismo de elección. Se sabe que es casi imposible hacerlo en forma cuantitativamente relevante. Nos están sometiendo a una vergüenza internacional que no merecemos los argentinos.

Me explico, aunque no justifico, el interés de grupos económicos y demás, pero no alcanzo a comprender a los políticos, porque han perdido el instinto de conservación. Las elecciones se ganan y también se pierden, pero están poniendo en juego un arma que, además de inmoral, es capaz de deslegitimarles cualquier triunfo futuro a ellos mismos. Esto me hace acordar al uso de gas venenoso en la guerra: en la primera guerra los usaron, en la segunda no lo hicieron, porque sabían que si cualquiera lo hacía, el otro quedaba en libertad de usarlo también. Aquí se olvidaron y están usando gas venenoso. Deslegitimar un acto eleccionario de esta manera y con fundamento en noticias periodísticas implica deslegitimar cualquier triunfo futuro de quien sea, oficialista u opositor, de todos. La competencia no puede llegar al extremo de perforar el casco de la democracia.

Publicado en:
http://www.infonews.com/nota/250261/un-gas-venenoso

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