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lunes, 14 de septiembre de 2015

UN COLLAR DE MELONES, por Hernán Dearriba (para "Tiempo Argentino" del 13-09-15)



El gobierno porteño y su principal candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, Fernando Niembro, demoraron una semana en encontrar una respuesta a las denuncias sobre contratos irregulares en beneficio del comentarista deportivo. Va de suyo que la respuesta que encontraron no fue un culto a la originalidad: es una campaña sucia orquestada por Daniel Scioli y Aníbal Fernández, adujeron.

El lector de Tiempo conoce el asunto, porque las revelaciones surgieron de las páginas de este diario. Pero vale la pena un breve repaso. Según Mauricio Macri y Niembro, la campaña consiste en denunciar que el periodista creó una empresa –inscripta en la AFIP para ofrecer servicios de astrología y espiritismo– que tiene como único cliente al Gobierno de la Ciudad, y que el PRO la contrató argumentando cuestiones de necesidad y urgencia para realizar encuestas, pese a que la empresa en cuestión no tiene empleados.

El episodio de Soldati, contemporáneo a la denuncia sobre Niembro, es mucho más grave por las consecuencias irreparables que tiene.

No hay que ponerse tan quisquilloso, pensará usted. Puede ser. El problema es que el gobierno porteño encontró más de 190 situaciones distintas de necesidad y urgencia para contratar a la empresa de Niembro esquivando la licitación pública. En una de ellas, el Ministerio de Espacio Público llegó a la extraña conclusión de que la empresa conducida por el periodista, sin empleados e inscripta en la AFIP para ofrecer servicios de lustra botas, era la adecuada para la puesta en marcha de una planta para el tratamiento de efluentes. 

Que el ex vocero de Carlos Menem encargado de difundir a la población los indultos a los responsables de la última dictadura puede tener virtudes ocultas me dirá usted. Puede ser. Si no, sería difícil de explicar para el PRO por qué el gobierno porteño contrató a la escuela de periodismo deportivo de Niembro para que diera cursos de gimnasia para relajarse en horario de trabajo a los empleados públicos o de inglés a los policías de la Metropolitana. Lo que será seguramente inexplicable es cómo esos cursos siguieron contratándose aun cuando Niembro anunció públicamente el cierre de la empresa. Más allá de lo que el lector crea, o incluso lo que devele la investigación periodística puede ser que la justicia termine determinando que el periodista deportivo y los funcionarios del gobierno porteño hicieron todo de acuerdo con las normas vigentes.

El asunto excede claramente lo jurídico y plantea interrogantes sobre la ética y el proyecto político del PRO. Pero lo que no deja de sorprender de la política argentina es que de todas las denuncias que pesan sobre el accionar de Macri, tanto en su rol de empresario como en el de funcionario público, la de Niembro es comparativamente, la que menos impacto tiene sobre la vida de los porteños, pero la que mayor impacto político ocasionó tanto dentro como fuera de la estructura macrista.

Macri fue salvado por la Corte Suprema menemista de una condena segura por contrabando. Después fue procesado por las escuchas ilegales contra dirigentes de la oposición y familiares de víctimas de la AMIA. Estuvo sospechado de conformar una fuerza de choque para despejar a la ciudad de indigentes, la UCEP; mandó reprimir a balazos a médicos y enfermos mentales de un hospital público en los terrenos mismos del nosocomio, habilitó comercios para la venta ilegal de divisas y desoyó, no una, sino dos órdenes judiciales para reparar las barandas del complejo de Villa Soldati en el que falleció Cristian, un adolescente de sólo 14 años, mientras que otros dos chicos todavía pelean por sus vidas.

El episodio de Soldati, contemporáneo a la denuncia sobre Niembro, es mucho más grave por las consecuencias irreparables que tiene. Sin embargo, su impacto en los medios ha sido inversamente proporcional a esa gravedad. El PRO apeló en todo el país a figuras conocidas para romper su condición de partido metropolitano. Ahora, aquel acierto podría transformarse en un collar de melones que por primera vez rompa el cerco de protección que beneficia a Macri.

Publicado en:
http://www.infonews.com/nota/248640/un-collar-de-melones 

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