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sábado, 27 de junio de 2015

A las palabras se las lleva el viento, por Diego Schurman (para "INFOnews" del 26-06-15)



Un análisis de los hechos políticos que sucedieron luego de que se conociera la fórmula presidencial Scioli - Zannini.


Inesperadamente, todo se desencadenó con la bendición de la candidatura de Daniel Scioli.

Ni Cristina Kirchner imaginó que esa decisión produciría un efecto dominó que arrasaría con la palabra.
Sí, la palabra. Esa en la que nos piden confiar.

En la oposición el impacto fue inmediato. Gabriela Michetti, desazonada por la derrota en las PASO ante Horacio Rodriguez Larreta, venía con un discurso cerrado por donde se lo mire. "No voy a ser candidata a vicepresidente. Es una convicción. A mí me gusta ser coherente".

Esa noche aciaga en la que quedó fuera de la carrera porteña, los periodistas quisieron saber si modificaría su negativa a integrar el binomio presidencial con Mauricio Macri. "Cuando digo no es no", canceló el tema y también el diálogo.

Su postura inquebrantable duró lo que la luz de un fósforo. "Bueno, yo estoy muy contenta por enfrentar este desafío de acompañar a Mauricio en la fórmula", garabateó incómoda, menos de dos meses después, cuando le observaron su sorprendente giro discursivo.

Con todo el Frente para la Victoria encolumnado detrás de Scioli, Michetti entendió que su presencia en la marquesina haría al PRO mucho más competitivo que con otros nombres que se barajaban para el puesto, como Marcos Peña o Rogelio Frigerio.

La palabra empeñada de la senadora cedió raudamente ante la necesidad estratégica del macrismo de salir a la cancha con sus mejores jugadores, sin que por ello en el medio se coquetee simultáneamente con ambiciones y vanidades personales.

No fue el único ámbito de la oposición donde "si lo he dicho, no me acuerdo". La sorpresiva fórmula Scioli-Zannini convenció a Sergio Massa de la necesidad de unificar a toda la oposición contra el kirchnerismo.

El massista Francisco De Narváez bajó su candidatura a gobernador como un gesto de buena voluntad hacia un proceso que debía conducir a "Macri presidente- Massa gobernador". Pero el PRO fue refractario a congeniar un acuerdo con un sector de origen peronista.

A Massa, urgido por las continuas deserciones, no lo quedó otra que reformular su estrategia. No logró convencer a De Narváez que volviera sobre sus pasos y pidió socorro a Felipe Solá, quien se había corrido antes que el colombiano de la puja provincial.

"Ya pasó. Yo ya fui candidato y ya me bajé. Que Sergio no insista. No voy a ser candidato a gobernador. Es un tema superado", se atajó irascible por las marchas y contramarchas.

Una semana después, sólo una semana después, Massa lo presentaba como el candidato a gobernador del Frente Renovador. Solá no ensayó ninguna justificación de semejante cabriola porque la realidad estaba a la vista: o era él o era Mónica López, una rueda de auxilio que amenazaba convertirse en papelón electoral.

La fórmula nacional anunciada por Cristina también produjo un cimbronazo dentro el espacio oficialista, que precipitó la salida de Florencio Randazzo del teatro de operaciones.

Al ministro de Transporte lo atormentó el dilema de cumplir con su palabra o ir por la gobernación. Se había jurado no competir por nada que no fuera la presidencia pero eso significaba dejar de ser un soldado de la causa. ¿Qué argumentos le presentó a la Presidenta para renegar de una candidatura a gobernador en provincia de Buenos Aires?

El ministro había sido tozudo peleando con encuestadores, medios y periodistas pero resignó zambullirse en "la madre de todas las batallas", como se bautizó el distrito que concentra el 37 por ciento del electorado nacional.

Aquel rapto de ira supeditó el proyecto colectivo a un capricho personal que poco y nada tiene que ver con el espíritu militante.
Randazzo no contradijo su palabra pero forzó a que Cristina si lo hiciera con la propia. De aquel pedido de "baño de humildad" con el que buscó acotar el número de candidatos, la mandataria pasó a convocar a todos para la compulsa.

"Cualquiera puede participar. Hasta el sábado está abierta la posibilidad de que se sumen precandidatos a presidente o a gobernador", escribió en su Facebook para dejar en claro que ella no había bajado al ministro de Transporte de ninguna interna.

Ni lerdos ni perezosos, Macri, Ernesto Sanz, Elisa Carrió y los laderos de Massa salieron a elogiar a Randazzo para capitalizar políticamente el cortocircuito de la Casa Rosada. "Ser coherente es un acto de dignidad", lo endulzaron.

¿Criticarán en algún momento a Michetti o Solá, integrantes de su espacio, por haber obrado en disonancia con lo que dijeron?
Si no lo hacen, convertirían en propia la contradicción ajena, abonando a la idea de que a las palabras se las lleva el viento.


Publicado en:
http://www.infonews.com/nota/229865/a-las-palabras-se-las-lleva-el-viento

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