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domingo, 31 de mayo de 2015

MALDITA CRISTINA, por Carlos Barragán (para "Tiempo Argentino" del 31-05-15)


Compañeros, bienvenidos a este micro que los llevará hasta la Plaza de Mayo, siempre que me prometan que sabrán fingir entusiasmo, felicidad, convicción, y sobre todo: que harán silencio cuando hable Cristina y pondrán cara de escuchar con atención. Gracias y corriéndose hacia el fondo. Pero si sienten que no van a poder, ni toquen el estribo. Y al que no sepa cómo simular emoción le digo que mejor lo llevo en mi micro a la próxima marcha por algún funcionario judicial. Que en esas marchas no hace falta poner mucha cara. Porque la cara de culo sale fácil.

Es así nomás, el país está lleno de personas que uno puede transportar para que hagan lo que uno quiere. Un día las ponés en el micro de Cristina, y gritan “aguante el modelo”, y al día siguiente las ponés en el micro de Magnetto y gritan “cárcel a la yegua” o “juventud a Fayt”. Es tan sencillo hacer política, mi amigo. ¿Usted necesita meter medio millón de personas en Plaza de Mayo? Bueno, primero haga la cuenta: a 50 personas por micro –van a estar apelmazadas, pero no importa- usted deberá contratar unos 10.000 micros nada más. Cargue los 10.000 micros con las 500.000 personas y bueno, si hasta ahí la cosa fue sencilla, ahora se complica pero no tanto, porque si cada micro mide 13 metros de largo, usted va a necesitar 1 kilómetro de calle para poner 70 micros, 10 kilómetros de calles para poner 700, 100 kilómetros de calles para poner 7000, y para llegar a los 10.000 micros con 500.000 personas son 130 kilómetros de estacionamiento.

"Y habrá que hacerse cargo porque nosotros la elegimos. Que pensándolo mejor, al final Cristina también es bastante culpa nuestra".

Pero la Avenida 9 de Julio es larga, así que de alguna manera, si usted se organiza, lo va a solucionar. La organización vence al estacionamiento, dijo Perón y tenía razón. Hubo de todo estos días, bueno y malo, pero lo que más bronca me dio fue Monseñor Radrizzani en Luján. Yo pensé que el monseñor se iba a avivar y que iba a decir “si los Cielos son infinitos, y si Dios es eterno, que Cristina se quede cuatro años más no es nada. Amén.”  Pero se la perdió. La eternidad debería servir para algo más que para darnos envidia infinita.

Y la verdad, es difícil pensar al sucesor de Cristina con Cristina luminosa como siempre y metiendo goles todos los días. Yo le pediría que nos facilite un poco las cosas y que empiece a empeorar. Tiene algunos meses todavía para empezar a dar discursos mediocres (si quiere se los escribo yo, y de paso da el discurso leyendo), para tomar medidas equivocadas, para hablar bien del candidato menos apto, y hasta para afearse ya que está. Que salga con ruleros y pantuflas, con cara de dormida, con un pucho en la boca, y que diga “bueno, hay que votar lo que hay, qué se yo… dejenmé de hinchar”.
Cristina sabe que quienes la amamos también la vampirizamos, y estamos como yo ahora pidiéndole que haga todo. Hasta que no sea ella misma. Porque uno es jodido y sigue pensando que si todo es gracias a ella, todo es culpa de ella. Y sobre todo que tiene la culpa de concentrar nuestro entusiasmo, cariño, admiración, confianza, lealtad, en su figura. Maldita Cristina. Se acaba el jamón crudo, compañeros.

Y al parecer –si esta vez la Jefa  no hace magia como hizo tantas veces- nos llegó el momento democrático de elegir entre paleta y salchichón primavera. (Aclaro que para este autor morfón todos los fiambres son motivo de mucho respeto.) El salchichón primavera trae de entrada nomás un nombre florido, primaveral, juvenil, es colorido, sabroso, diverso. A mí me gusta. Pero la paleta. ¿Quién puede ponerse del lado de un fiambre con un sabor tan precario?

Un fiambre que queda bien con todo. Un fiambre de combinación universal. Tan dúctil y adaptable que es el único fiambre que hasta se puede cocinar. Cortar finito, grueso, en daditos, lo comen los niños, lo comen los viejos. Nadie rechaza este insípido fiambre que apenas se lo junta con queso, tiene gusto a queso. Con tomate, tiene gusto a tomate. Con huevo, tiene gusto a huevo.

La paleta tiene vocación de otra cosa, porque sola, ella misma en su íntima paletez, no nos evoca nada. La paleta es un fiambre que dice “juntame con lo que vos quieras, que te voy a gustar”. Por eso la incomodidad. ¿Estaremos condenados a vivir extrañando el jamón crudo? ¿Nos volveremos entusiastas del salchichón primavera? ¿O nos la pasaremos poniéndole otras cosas a la paleta para que agarre gusto rico? Maldita Cristina que en la plaza del 25 nos dijo que va a pasar lo que nosotros queramos que pase. Hasta de eso es culpable ella: construyó un futuro y ahora lo deja en nuestras manos. Y cuando creíamos que ya habíamos aprendido lo suficiente, cuando pensábamos que ya éramos grandes, Cristina nos manda a crecer de nuevo. Y habrá que hacerse cargo porque nosotros la elegimos. Que pensándolo mejor, al final Cristina también es bastante culpa nuestra.

Arriba: Cristina Fernández de Kirchner, como diciendo... "Nos vemos en 2019"...

Publicado en:
http://www.infonews.com/nota/202810/maldita-cristina

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