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domingo, 12 de abril de 2015

PERIODISMO Y POLLOS, por Carlos Barragán (para "Tiempo Argentino" del 12-04-15)


Esta semana varios profesionales del periodismo opositor –permitamé la palabra– empezaron a quejarse por la siguiente injusticia: resulta que descubrieron que cuando dicen que al FPV le va mal, sus seguidores les tiran besos. Pero apenas informan que las encuestas dicen que al FPV le va bien, y que la presidenta tiene mucha imagen positiva, entonces sus seguidores los insultan de la madre. La verdad es que me encantaría ser comprensivo con ellos y darles un abrazo de consuelo y decirles "bueno, no te amargues, los gorilas son malos". Pero no puedo hacer eso.
Desde acá lo único que puedo hacer es decirles que ahora se la banquen, que hace como ocho años que vienen diciendo que el kirchnerismo es una patraña y que ya todo el mundo se dio cuenta y que se terminó hace rato. Mintieron. Machacaron tanto con el fin de ciclo que ahora no saben cómo explicar el triciclo que se les viene encima. (Porque vamos por el tercero.) Utilizaron una especie de lógica anti-goebbels: niega, niega, que algo no quedará. Pero por más que uno niegue, las cosas siguen estando. Y pienso en lo que me pasa cada vez que me subo a una balanza. Ah, le cambio de tema: ¿vio qué cara de buena gente que tiene Moldes? Entusiasma.
Un amigo me decía –tampoco tiene nada que ver– que  la aparición del espíritu de Juan Carlos Calabró llega en el momento justo, cuando más hartos estamos de los vivos de la tele. La tele debería poder hacerse con espíritus y no con Diwan y Bernal, que yo por un momento dudé si no sería nuestro Federico el experto en petróleo y gran compañero. Resultó que no, que se trataba de una bailarina sin interés por su soberanía energética, y un muchacho que no creo que sea buen compañero para nadie. Y ayer fue Arroyo Salgado al programa de Mirtha. Esto lo escribo el viernes, disculpemé por estar en el pasado, y no conozco la charla, pero espero que puedan tragarse las papitas noisette entre los detalles escabrosos. Y ya vuelvo.
El asunto de los periodistas opositores que lloran cuando sus consumidores de bolazos los insultan. Deberían hacer como el pícaro gordito que no se rinde ante la realidad y dice que Máximo es un pobre pibe del interior. Fijesé qué sintético, en tan pocas palabras el gordito miente, desinforma a los mitristas, y de paso cañazo desprecia a la mitad del país –que parece que está en el interior porque nosotros en esta ciudad estamos en cualquier lado. Qué ciudad rara es esta, por favor. Acá –se lo juro– Macri tiene el 70% de imagen positiva. Pero si eso le parece ridículo, sepa que Rodríguez Larreta tiene el 57% de imagen positiva. ¡Y María Julia Alsogaray tiene el 68% de imagen positiva! No, mentira porque nadie la midió. Pero como puede ver, no sería imposible, y al contrario: es altamente probable.
Qué tiene el porteño en la cabeza, preguntará usted. Cositas. Boludeces. Como durante estos últimos años se fue de vacaciones a todos lados, como cambió el auto, como arregló la casa, como le va bien en el laburo, como toma vino del bueno, y como cree que el peronismo es cosa de negros patasucias, elige pensar que todas las ventajas son obra de Macri. Y cuando los laburantes de un hospital de la ciudad cortan una avenida, el porteño putea a la yegua. ¿Le parece que mi explicación es una imbecilidad? Sí. Lo es. Y en el mismo orden de cosas por debajo del umbral de inteligencia recomendable, resulta que el gobierno de Santa Fe le dio 300mil pesos a Majul. Sí, así nomás, para que Luis presente su Museo del Periodismo en una muestra que se llama "De Walsh a Lanata". Que es como si yo –que apenas puedo caminar erguido– organizara una muestra de danza moderna llamada "De Jorge Donn a la Mole Moli". Y ojo que la Mole ponía lo mejor de sí para bailar, en cambio el pícaro gordito pone siempre lo peor.
Pero volvamos a los periodistas que no pueden decir que el FPV está en condiciones de seguir gobernando porque los insultan. Y uno se tienta de citar el mito de Frankenstein, el tipo que crea un monstruo que al final termina matando a su creador. Pero en este caso no son creadores de un frankenstein, son más parecidos a criadores de pollos. Criaron a los consumidores del aparato Clarín como a pollos con comida balanceada. Y ahora que se dan cuenta de que ese balanceado no alimenta, y les quieren dar maíz, los pollos furiosos les gritan que el maíz es mentira.
¡No me vengan a decir que la comida sale sola de una planta, traidores! Pobres pollos también, creyendo que sus jaulitas son el mundo y que Radio Mitre es la voz del dios de las aves de corral. Dicho esto con todo respeto por la actividad avícola, sus pollos, y sus huevos. Pero no puedo dejar de pensar en Bonfatti dándole 300 lucas a Majul. Que con esa cantidad de guita podría haber hecho cosas mucho más productivas para el periodismo argentino que dársela a Majul. Como por ejemplo usarla como papel picado en los lindos carnavales de Santa Fe.
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