Páginas

domingo, 1 de marzo de 2015

POR EL CHORIPÁN, por Carlos Barragán (para "Tiempo Argentino" del 01-03-15)

Arriba: Obsérvese que el señor consumidor de choripanes se lleva la mano al bolsillo para PAGAR por su sandwich de embutido...

Imagino de ustedes tendrán que leer esta columna a las apuradas antes de arrancar para el Congreso. Eso es malo para mí porque quizá se la olviden o ni siquiera tengan tiempo de leer y no se enteren de esto. Y a la vez es bueno, porque el apuro y la felicidad del día deberían contribuir a que cualquier cosa que yo escriba, a ustedes les parezca apropiada. El asunto es que hoy el choripán nos espera una vez más. Y allá vamos. No sé si debamos reflexionar sobre este asunto, pero es inquietante que tantos nos movamos y reneguemos y apoyemos y saltemos y nos abracemos y nos banquemos insultos y sigamos para adelante por un choripán.
Crítica al gobierno: después de tantos años en la gestión a nadie se le ocurrió hacer una investigación seria sobre el choripán. Con el Conicet funcionando, con la Secretaría de Ciencia y Técnica, con tantos científicos repatriados, y a nadie se le ocurrió tomar un choripán y ver qué tiene, qué lo compone, qué misteriosos elementos se combinan dentro de ese sencillo alimento que lo hace capaz de movilizar a miles de personas. Y asimismo estudiar por qué hay gente que por más choripán que uno les dé, sin embargo no reaccionan como nosotros. Habría que ver, por ejemplo, cuántos choripanes se tiene que comer Mirtha Legrand para empezar a mover los dedos para hacer la V. O si dándole un choripán a Luis Alberto Romero podríamos lograr que deje de pensar lo sensata que estuvo la Marina cuando bombardeó la Plaza en el '55. ¿Sabía que este historiador es investigador del Conicet? Bueno, ya que cobra un sueldo de este estado dictatorial podría ofrecerse él mismo para experimentar en una investigación cuyo paper podría llamarse "Me comí un choripán y me volví un poco menos gorila."

Otra crítica al gobierno: después de tantos años de gestión el gobierno debería haber probado movilizarnos sin choripán. Para ver si faltándonos ese elemento somos capaces de mantener algún tipo de ideología, convicciones, principios éticos o políticos, y sentimientos morales. O aunque más no sea: ganas de ir a algún lado sin que en el horizonte esté ese choripán esperándonos. Sería bueno también (esta es una subcrítica) que nos informaran sobre cuántos choripanes come la presidenta para pensar como piensa y para hacer lo que hace. Y cuántos choripanes hay que darle a alguien para que se comporte de manera adecuada para el proyecto gubernamental. Digo esto porque está claro que Rafecas dictó esa sentencia porque le dieron un choripán. Que a Piumato alguien le arrebató el choripán de la mano. Que a Alberto Fernández el choripán le arruinó la salud. Que a Víctor Hugo Morales le dan una choripán todas las mañanas, y que María Julia Oliván estuvo a punto de comerse un choripán una vez, pero salió corriendo y todavía no para.
Y más críticas al gobierno porque nadie nadie se puso a investigar los siguientes interrogantes. Por ejemplo: ¿Por qué Scioli come choripán pero a veces parece estar en ayunas? Y al contrario: ¿Por qué Leopoldo Moreau tiene todos los síntomas sin necesidad de comer choripán? ¿Cómo hizo Martín Insaurralde para hacernos creer que comía choripán pero no lo tragaba? ¿En qué momento Massa cambió el choripán por el hot-dog y nadie se dio cuenta? ¿Randazzo come el choripán como viene o está flaco porque le saca la miga? ¿Kunkel comió tantos choripanes de pibe que ya ni le hace falta sentir el olor? ¿No les va a reventar el hígado a los de La Cámpora con tanto exceso de choripán? ¿Bonasso comía el choripán común o siempre lo comió con choricito bombón?
Antes de despedirme, quiero agradecer a Mex Urtizberea por inspirarme esta columna. El viernes saqué en la radio a varias personalidades de la cultura para preguntarles por qué iban a la marcha del domingo. Y Mex fue el único con la suficiente lucidez como para responder que él iba por el choripán como vamos todos. Lo que pasa es que no nos damos cuenta y muchos creemos que es por la democracia, la patria, un proyecto político, una manera de ver el mundo, por la justicia, el trabajo, por los que menos tienen y ahora tienen más que antes, por nuestros hijos, por un país soberano, por la dignidad de ser argentinos, por Néstor y por Cristina, porque no queremos más golpes de estado, por la bandera, porque no queremos más liberalismo de mercado, porque no queremos perder lo que se logró en estos años, y un montón de motivos más que son una manera civilizada –y engañosa como todo lo civilizado- de decir Choripán. Por eso los invito a que nos saquemos de encima tantos complejos civilizatorios y admitamos que es el choripán lo que nos moviliza. El choripán como cifra, clave y emblema de todos nuestros desvelos. El choripán como designio y propósito último de todos nuestros actos ciudadanos. Y no gastemos más saliva en explicar qué es esto, gastémosla toda en el choripán. Que si pudiéramos preguntarle hoy a Néstor para qué vino hasta la Casa Rosada, seguramente nos diría "vine a proponerles un choripán". Porque antes de Néstor no había ninguna razón para marchar con alegría, y en cambio hoy tenemos un choripán que nos espera. Un choripán y una presidenta que nos da choripán.



Publicado en:
 http://www.infonews.com/2015/03/01/politica-187888-por-el-choripan-apertura-de-sesiones.php


No hay comentarios:

Publicar un comentario