Páginas

domingo, 29 de marzo de 2015

CADENA NACIONAL, por Carlos Barragán (para "Tiempo Argentino" del 29-03-15)



Análisis y revelación: la última cadena nacional de la presidenta fue para anunciar que las señoras viejas toman Rivotril porque miran todo el día TN (cadena ansiolítica). También hubo una cadena nacional que la presidenta utilizó para decirle “chiquito” al ministro Kicillof (cadena diminutiva), otra cadena nacional la utilizó para anunciar que su hijo había comprado una heladera (cadena costumbrista), otra cadena nacional la utilizó para defender la cadena nacional (cadena tautológica), otra cadena nacional la utilizó para no hablar de Nisman (cadena por el absurdo), otra cadena nacional la utilizó para bajar el rating de la tele (cadena de ahorro energético), otra cadena nacional la utilizó para mostrar que estaba vestida de blanco (cadena incolora), otra cadena nacional la utilizó para enojarse con el power-point (cadena animista), otra cadena nacional la utilizó para interrumpir la telenovela Brasil (cadena mais montoneira do mundo), y así. 
Y así es el mundo anchísimamente idiota de quien lea Clarín y crea que ahí le cuentan lo que ocurre en este plano de la realidad donde todos vivimos. Resulta desesperante imaginar qué siente ese pobre y exprimido ser humano que cree que su presidenta es una déspota subnormal –como diría un español enojado- que usa la cadena nacional para mirar a la cámara y decir: Buenas tardes a todos y todas: las viejas toman Rivotril. Muchas gracias. (Y que las diferentes emisoras continúen con su respectivos programas).   
Desesperante también imaginar que esa persona se lamenta cuando aparece la cadena nacional porque no puede seguir mirando a Nelson Castro chupando  limones verdes. Nelson no habla ni gesticula, chupa limones verdes. De ahí la cara. De ahí todo. Digo yo. Es que el mundo de Clarín no es solamente un mundo pequeño, peludo, y suave, y burro como Platero, y exuberante en falsedades. Es, sobre todo: un mundo de imbecilidades técnicamente inexplicables. Un mundo mecánicamente idiota en donde un comando venezolano-iraní entrenado en Cuba mata a Nisman sin que ningún ser racional pueda enterarse (Van der Kooy sí puso), donde los chinos traen bases militares a la Argentina sin que a EEUU se le mueva un pelo de la quinta flota, donde lanzar un satélite al espacio tiene la misma dificultad que sonarse la nariz, donde desarmar los servicios de inteligencia es una distracción para que nadie hable del crimen del 08 del auto viejo de Boudou, donde los fondos buitres son una distracción para que nadie hable de las bases de China, donde la promoción del empleo y el consumo son maniobras para que nadie piense en bóvedas (de cartulina) llenas de guita, y donde las bóvedas llenas de guita abren para adentro para que entre un gordito loco con un saco violeta, y donde denunciar que en el HSBC hay 4.500 millones de dólares fugados del país es una trampa de Parrilli para tapar que el comando venezo-cubo-iraní mató a Nisman. Y no exagero nada. Y la grieta. 
Porque encima vienen los lamentos por la grieta, cuestión a la que le he dedicado cientos de minutos, cientos de palabras, y dos ideas que me parecieron inteligentes y de las cuales me arrepiento. Porque a esta altura creo que la grieta es una especie de chupacabras del Pro. Como el hombre-gato, pero trepado a los techos de Recoleta. 
Otro delirio como la guita pesada por kilo -en una balanza que Máximo se afanó de una farmacia de Río Gallegos-, como la Cámpora lavando cabezas en el preescolar -leyéndoles a los niños Blancanieves y los Seis Siete Ocho Montoneritos-, y como Cristina haciéndose operar de un cáncer de tiroides -que no fue cáncer ni fue tiroides, sino que aprovechó para llevarse otra bolsa de guita a las Seychelles en un avión con un 08 dudoso-. Y de nuevo la grieta, claro. 
La grieta que nos divide entre los impostores que utilizamos los derechos humanos para corromper y robar y arruinar al país, y los verdaderos defensores de los derechos humanos, idealistas puros que queman un muñeco de Hebe. Y hablando de quemar, acá se me queman los papeles. Digo, que un grupo de HIJOS de La Plata queme un muñeco con la figura de Hebe se parece más a la noticia del comando irano-cubo-venezolano que mata a Nisman, que a cualquier cosa que ocurra en la realidad. Y confieso una sospecha terrible: que esta realidad conocida y la dimensión Magnetto del mundo tienen algún punto de contacto, un vórtice electro-magnéttico en el cual por alguna anomalía se cruzan los hilos de esas dos dimensiones incompatibles: la real y la irreal. Entonces ocurre que un grupo de HIJOS –para reclamar por los DDHH- queman un muñeco de la presidenta de la Madres de Plaza de Mayo. 
Es como cuando Papi Leuco nos explica que quiere ver presa a Cristina porque a él le preocupa y le duele la pobreza. Y al nene también. Foto de Los Leuco remontando un barrilete. La dimensión Magnetto ahí no llega a interactuar con el mundo real, y se queda en su dimensión mentirosa. Pero sí pudieron haber hecho contacto las dos dimensiones en el caso de la quema del muñeco. Un hecho macabro y retorcido que parece salido de la pluma de un Morales Solá, o de la escama de un Grondona. 
Porque a veces lo absurdo es gracioso, pero a veces es una desgracia.

Publicado en:
http://tiempo.infonews.com/nota/148776/cadena-nacional

No hay comentarios:

Publicar un comentario