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miércoles, 24 de diciembre de 2014

K-Aníbal, por Diego Schurman (para "INFOnews" del 24-12-14)

Es un espadachín avezado y disfruta de las tenidas verbales. El funcionario más ricotero de Casa Rosada entiende que mejor que decir es hacer. Su reingreso completa un giro comunicacional. 


Aníbal Fernández hizo una agradecimiento general. "Cumplir años es algo inevitable y que a mí me produce un enorme placer. Son 57 años. Gracias a todos los que me han hecho llegar su saludo", escribió en su cuenta de Twitter el 9 de enero de este año.
La provocación de uno de sus detractores, que figura en esa red social bajo el apodo de Ziberial Rancheando, no se hizo esperar. "Que tengas un gran cumple rodeado de putas y merca, como es habitual", le deseó.
Pero el quilmeño, a diferencia de lo que harían otros políticos, no se calló y le subió la apuesta. "No he hablado con nadie de tu familia. Desconozco si vienen", se despidió, irónico.

El diálogo circuló con reguero de pólvora en estos días para retratar al flamante secretario General de la Presidencia. Algunos lo utilizaron para denostar su verborragia, otros para vanagloriar su sagacidad.
Lo que está claro es que Cristina Kirchner volverá a contar con los servicios de Aníbal Fernández para que sea Aníbal Fernández, y no para subsumirlo al diplomático silencio de su antecesor Oscar Parrilli.
Su reingreso completa un giro comunicacional del gobierno en el inicio del verano político y austral, donde las temperaturas, campaña proselitista de por medio, comienzan a elevarse hasta puntos impensados.
El combo se completa con una cadena nacional exprés, varias noches por semana en horario prime time, donde la presidenta dará a conocer aquellas medidas que, entiende, son tan trascendentales para el país como ignoradas por los medios críticos.

De poco y nada servirán las quejas y hasta las denuncias judiciales opositoras por una supuesta transgresión al artículo 75 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que limita el uso de la cadena nacional a "situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional". Este último punto es lo suficiente amplio y subjetivo como para brindarle al Ejecutivo una justificación.
Aníbal vendría a ser la contracara de Jorge Capitanich, funcional en su momento para desarticular aquella movida del "queremos preguntar" con la que un grupo de periodistas repudiaron la falta de un interlocutor oficial. Si el jefe de Gabinete se muestra amante de los rodeos, generoso en los tecnicismos y abundante en su oralidad, el flamante secretario General de la Presidencia promete golpes de literalidad, ingenio popular y axiomas tribuneros.

Algo de eso obsequió cuando primerió a Coqui ante los micrófonos, un día después de su nombramiento, demostrando que el esquema de contacto con la prensa cambiará más rápidamente que lo que tardó su negra cabellera en volverse ceniza.

Referenciado en Arturo Jauretche, que hace un tiempo lo inspiró para escribir un manual de "zonceras argentinas y otras yerbas", repite como una catilinaria aquella idea de que no existe la libertad de prensa sino una máscara de la libertad de prensa. El pensador, escritor y político nacido en 1901 fue un furibundo crítico de los medios de comunicación. Por eso Fernández invoca sus escritos, rescatándolos del silencio y la ignorancia a los que habían sido empujados en los ámbitos académicos.

Uno de esos textos que asume como brújula conceptual abunda sobre lo que se dice y lo que se deja de decir. "Los periódicos tan celosos de la censura oficial se autocensuran cuando se trata del avisador; el columnista no debe chocar con la administración. Las doctrinas, los hechos, los hombres, se discriminan en función del aviso; así hay tabúes tácitos y se sabe qué no se debe mencionar, qué camino no hay que aconsejar, qué cosas son inconvenientes", escribió Jauretche.
Se sabe, Aníbal es un espadachín avezado y disfruta de las tenidas verbales. Estudia, como un actor su libreto, cuando tiene que enfrentar un debate, aunque muchas veces descarrila, y de eso saben muy bien Pino Solanas y Rubén "Pollo" Sobrero, a quienes responsabilizó sin fundamentos de episodios vandálicos en los ferrocarriles.
Como militante peronista, el funcionario más ricotero de la Casa Rosada entiende que mejor que decir es hacer. Su convocatoria no será entonces únicamente para transmitir el pensamiento oficial sino para ayudar a "rosquear" en la provincia de Buenos Aires, distrito clave en un año electoral como 2015 ya que reúne al 37% del padrón nacional.

Su ascenso también estaría relacionado a un movimiento en cadena para disciplinar al Poder Judicial, donde Oscar Parrilli y, sobre todo Juan Martín Mena, flamantes conductores de la Secretaría de Inteligencia (SI), serían parte del engranaje.
Aníbal, antecesor de Julio Alak en el Ministerio de Justicia, conoce el paño, del mismo modo que Mena, el ahora ex jefe de Gabinete de esa cartera y de reconocida llegada a Comodoro Py, donde día a día afloran nuevas causas contra funcionarios oficiales.
–¿Qué piensa de la guerra contra la justicia? –le preguntó ayer el diario Perfil.
–Yo no siento que haya una guerra. Hay discusiones –contestó, impertérrito para luego desgranar contra los procedimientos ordenador por el juez Claudio Bonadio.
Aníbal es contador y abogado pero se le infla el pecho cuando se lo reconoce como presidente tanto del club Quilmes como de la Federación Argentina de Hóckey.

Sin embargo, no cotiza en los reportajes por los títulos que ostenta sino por los que da. Algunos, recopilados bajo el nombre "anibalismos" o "anibaladas", según el cariño o el desprecio que genera, son:

• "La doctora Carrió está pirucha, no tiene los patitos en fila, no le sube el agua al tanque."

• "Antonini Wilson es un mequetrefe de alquiler al que le han pagado para decir cualquier cosa."


• "Yo soy duhaldista portador sano."


• "Son discusiones de alta peluquería (las de Chiche Duhalde y Cristina Kirchner)."


• "Los piqueteros ven una pala y les da fiebre."


• "Macri es un vago, vivió toda su vida de Franco (su padre). No sólo miente descaradamente sino que no le gusta trabajar, es como la revista El Gráfico: aparece los lunes y el miércoles ya está agotado".


• "Biolcati es un pobre tipo, tan pobre que lo único que tiene es plata. Es un pichón de golpista."


• "Sabsay cree que es constitucionalista porque toma el tren en Constitución."


Está claro que lo suyo es hacer ruido, ocupar el centro del ring, presentarse como el caníbal (o el K- Aníbal) que se come los chicos crudos y no se calla nada.

Tan alto perfil también le juega malas pasadas, como aquella vez que Cristina lo mandó a pesificar sus ahorros en dólares, una conversión a la que se resistía. "Vos sos el primero de la fila y con bonete", lo expuso en una recordada cadena nacional.
Si hubiera podido se habría escondido detrás de sus enormes bigotes. Pero no. Tuvo que reírse fuerte y ver como sus cachetes se tornaban ardorosamente colorados. "A ella le gusta lo lúdico y a mí también", fue la frase con la que atemperó lo que había sido un tremendo cross de derecha en su rostro.
Acaso la explicación de su reciente recontratación resida en eso, es decir, en la capacidad de transmitir, aún derrotado, que sabe cómo salir del paso, que si no te la gana, te la empata.




Publicado en:
http://www.infonews.com/2014/12/24/politica-178542-k-anibal.php

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