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jueves, 9 de octubre de 2014

Posgrado en Zonceras, por María Iribarren (para "INFOnews" del 09-10-14)

 

Un repaso por los mitos de nuestra derecha comunicacional, revelados como verdades evidentes.

 

Decirles "zonceras" quizás es bajarles el precio. Los mitos que difunde como si fueran verdades reveladas nuestra derecha comunicacional, aliada imprescindible de los fondos buitre, son sutiles, penetrantes, y buscan construir sentido. Tienen un único objetivo: colorear la campaña golpista. Evidentemente, esas argumentaciones falaces (no equivocadas sin querer, sino a propósito) no han logrado el efecto deseado. El gobierno mantiene la centralidad política, conserva el poder de fuego, y enfrenta altivamente el feroz operativo financiero, judicial y político tendiente a terminar a como dé lugar con la experiencia popular en la Argentina. Disfrazada de conceptos económicos, la batalla final, medular, es política, y se libra en forma descarnada. A saber:
1) "El populismo del gobierno consiste en hacer política económica y no querer tener costo político", dice uno en Radio Buitre. Se entiende: "costo político" es, para ese pensamiento ortodoxo en materia económica y excluyente en el plano político, el padecimiento popular, expresado en aumento de la desocupación, impedimento de acceso al consumo, economía excesivamente enfriada, obra pública paralizada. Para que nos entendamos: si un gobierno sitúa por delante de sus políticas públicas, especialmente las económicas, la prioridad de defender el interés mayoritario, estaría haciendo "populismo". El pueblo, los millones de personas desheredadas por el capitalismo en sus versiones más obtusas, apenas son en esos sistemas económicos un subproducto de ecuaciones que no dan el numerito esperado.
2) "El problema suscitado a raíz del fallo Griesa es menor; se resuelve pagando a los litigantes el dinero que el dictamen les reconoce, apenas unos millones de dólares", dicen muy temprano en Radio Continental. Claro, nunca los "litigantes" serán llamados "fondos buitre". En la admisión como parte de un conflicto judicial más o menos ordinario, que califican de "menor" (por la cantidad dólares en juego en el fallo de la justicia norteamericana), está la operación para legitimar a los capitales más especulativos y parasitarios del planeta, que ansían regresar el mundo a su viejo orden: el del patrón de acumulación sostenido en la actividad financiera.
¿No es acaso "relato" adelantarse así los hechos, desmentir las evidencias de que tras el eventual pago a los buitres sobrevendrían reclamos que pondrían al país en la quiebra, y bajarle deliberadamente el tono al conflicto? ¿No eran precisamente esos tranquilizadores de la noche a la mañana, los perturbados que ayer nomás veían cataclismos en todas las noticias?
3) "La respuesta de Cristina, sus críticas a Estados Unidos, son parte de un nuevo y aún más pronunciado desequilibrio emocional": el mal de Hubris, de regreso. Cuando los argumentos se acaban, el oponente a destruir mantiene altos el consenso y la fuerza policía, y el contexto económico amerita sueños de lo más estrambóticos, entonces hay que desacreditarlo con cualquier pretexto. Ojo: si la presidenta está loca, es víctima de su estado de humor y transfiere esas variaciones psíquicas a su política de gobierno, el golpe puede resultar una opción válida, porque "la Patria está en peligro". "Esto se parece a un autogolpe", dijo la diputada nacional Elisa Carrió en junio.
4) "El Estado entra en su fase policial, convirtiendo al Banco Central en un gendarme del mercado financiero", se quejan en TN. Ahí está expresado el nudo gordiano del problema: el rol del Estado en la economía. Es la discusión de fondo desde hace por lo menos once años. No se protesta por el control de cambios, sino por su mediación en los mercados, y esencialmente por su capacidad real de intervenir en ellos, y de frustrar con cierta eficacia la potencia de sus jugadores más potentes.
El último domingo, Jorge Fernández Díaz escribió en La Nación un artículo que llevó casi al grotesco todas estas fábulas. Según el autor, el imperialismo habría encontrado otra forma de "derrotar a los populismos: darles la libertad absoluta y dejar que se gobiernen solos". Precisamente, es ese derecho soberano de los pueblos y sus gobiernos a su autonomía, a decidir por sí mismos sus políticas, así sean populistas o liberales, estatistas o privatizadoras, el gran derecho en juego y que el imperialismo quiere frustrar. Si algo no hay por parte del imperio es libertad absoluta y dejar que América Latina se gobierne sola. Prueba de ello es el mismísimo fallo del juez Griesa y su insólita declaración de "desacato" como respuesta a la sanción de una ley argentina, por sus parlamentarios, votada normalmente en el Congreso.
Hay más. En otro párrafo, Fernández Díaz dice que "Washington tiene ahora por política no intervenir ni responder agravios para no agrandar giles". ¿Qué dirá el opinólogo sobre las invasiones norteamericanas en Asia, los bombardeos en Siria, su intromisión política y económica en Venezuela y en Bolivia, de cuyos países la representación oficial norteamericana fue invitada cordialmente a abandonar?
En otro tramo, dice el autor que una pelea contra EE UU equivale a "cerrarte por voluntad propia las puertas de un Shopping; no pasa nada, pero vos te lo perdés". Notable. Para Fernández Díaz, el conflicto habría sido buscado deliberadamente por el gobierno; y lo que es más ficticio todavía, esa disputa no ocasionaría mayores cargos a la economía argentina, sino apenas un simple y caprichoso "vos te lo perdés"
Hacia el final, dice de Kicillof que "tiene en sus manos nuestro bolsillo, nuestro trabajo y nuestro insomnio". Muy bien, Fernández Díaz. Qué valiente muchachada. También Kicillof tiene entre sus urgencias la defensa de los argentinos y argentinas que tienen agujerado el bolsillo, les falta el trabajo o sostienen con mucho empeño el que consiguieron, y buscan afanosamente al menos tener un sueño que dormir. Como la poesía y el pan, el libro y el par de zapatos, la economía debe ser para todos, no sólo para los Fernández Díaz que llevan al dólar sus múltiples excedentes, sin importarles el costo de ese movimiento. De eso se trata cuando un gobierno es popular.

Publicado en:
http://www.infonews.com/2014/10/09/politica-166361-posgrado-en-zonceras.php

 

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