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lunes, 9 de junio de 2014

¿Es necesario traicionar a Forster?, por Hernán Brienza (para "Tiempo Argentino" del 08-06-14)


La creación de la Secretaría de Coordinación del Pensamiento Nacional y un debate pendiente.


 
La buena noticia de la creación de la Secretaría de Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional ha dejado como perro en cancha de bochas a más de uno. A propios y ajenos, a bien y mal intencionados, a mezquinos y generosos, a intelectuales y a los que se hacen y no tienen ni la materia de comprensión de textos aprobada. Evidentemente, las palabras "Pensamiento Nacional" tienen demasiada fuerza en el imaginario de los círculos ilustrados de uno y otro lado de la zanja. Y esto no quiere decir que los propios sean los bien intencionados  y los ajenos una manga de langostas. No. El debate, incluso, sobre la necesidad de renovar algunos parámetros o categorías de esta corriente de ideas ha demostrado que dentro de ella, también, hay una serie de zánganos dispuestos a sentarse sobre el baúl de la Santa Tradición. Y dentro de esos "botones" del museo Nacanpop –porque no llegan ni a comisarios–, hay quienes quieren abroquelar todo debate porque de tanto leer a los grandes clásicos ya no pueden hacer más que repetir como loros a Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz y Juan José Hernández Arregui y, también, "jovencitos malos de Belgrano" que agarraron por primera vez un libro de estos pensadores, se sienten iluminados con la candidez de niñas vírgenes  y creen que basta con disfrazarse de gaucho para poder enlazar el potro irredento del nacionalismo popular.
Entre estos dos opuestos hay, por suerte, una gran cantidad de intelectuales y pensadores que intentan navegar entre la modernidad, la necesidad de actualización de las ideas, la fertilidad de las dudas, las certezas felices, los trabajos serios de investigación. Y claro que la edad no tiene nada que ver: hay viejos queridos y sabios y jóvenes que pintan como buenos domadores. Lo que demuestra la pobreza de los "botones" del Museo Nacanpop es que lejos de poder articular ideas sólo pueden cometer falacias de autoridad, emprendiendo con supuestos "ataques despiadados", Peronómetro en mano, a quienes osan plantear dudas sinceras sobre el devenir del Pensamiento Nacional y Popular. Como diría Leopoldo Marechal, esos "botones de las ideas" no son más que "padres de los Piojos y abuelos de la Nada".
Creo que la Secretaría creada por la presidenta no se refiere exactamente a la corriente del Pensamiento Nacional sino más bien al Pensamiento Argentino.
En este marco de falta de debate y acumulación de vanidades mezquinas, la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner decidió cortar el nudo gordiano y crear la polémica secretaría. ¿Es necesaria? ¿Es oportuna? Sostengo que sí. ¿Por qué el Estado no puede disponer de fondos para investigar, promover, debatir, generar y producir conocimiento sobre una de las corrientes más ricas del Pensamiento Argentino? Iniciada por Leopoldo Lugones, Manuel Gálvez, Ricardo Rojas a principios del siglo XX, profundizada y popularizada por Jauretche, Scalabrini, Hernández Arregui, traccionada hacia la izquierda por Abelardo Ramos, Eduardo Duhalde, Rodolfo Ortega Peña, Ernesto Villanueva y tantos otros, esa tradición está prácticamente afuera de todo ámbito universitario y académico. Hasta ahora, los únicos ámbitos "oficiales" que intentaban con mucha dificultad cultivar esa corriente eran el Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego y alguna que otra cátedra perdida en algunas universidades nacionales. La pregunta es: ¿por qué es legítimo que un trabajador debe pagarle el sueldo a Beatriz Sarlo para que enseñe a los jovencitos de clase media de la Universidad de Buenos Aires una versión liberal de la literatura argentina y por qué es ilegítimo que los padres de esos jovencitos no le paguen el sueldo a Ricardo Forster para coordinar un pensamiento estratégico desde el Estado? No encuentro más razones que un "caprichismo histérico".
Una de las principales críticas que se realizan a la creación de la secretaría es la de "uniformización y oficialización del pensamiento", de "autoritarismo intelectual" y otras plagas semejantes. ¿Desde cuándo pensar, producir conocimiento, divulgar ideas puede generar "pensamiento único"? Resulta curioso que los mismos que erradicaron el "pensamiento nacional" de los salones académicos y de los medios de comunicación estableciendo el "pensamiento único" de la entente liberal-progresista se sientan aterrados por la creación de una Secretaría del Pensamiento. ¿O acaso dentro de un Ministerio de Cultura no hay lugar para la producción de ideas y se cree que la Cultura es sólo espectáculos inofensivos con lucecitas de colores? Ni academicismo cerrado ni barbarismo "zonzo" –como diría Dante Palma–; el Estado, es decir todos los argentinos, tiene derecho a destinar parte de su presupuesto a la circulación de las ideas. Justamente, el Estado está supliendo las deficiencias del andamiaje cortesano universitario.
De todas maneras, creo que la Secretaría creada por la presidenta no se refiere exactamente a la corriente del Pensamiento Nacional sino más bien al Pensamiento Argentino, categoría un poco más amplia. La primera es una de las tantas categorías que puede englobar la tipología. Es decir, dentro de "argentino" ingresan el ideario liberal, el marxista, el progresista, el republicano, etcétera. Domingo Sarmiento es un pensador liberal "argentino", pero no "nacional"; Ezequiel Martínez Estrada podrá ingresar en otra categoría, pero jamás se le podría considerar "nacional" como a ese inmenso y pequeño Fermín Chávez, por ejemplo. Y no se trata de segregaciones morales sino de categorías históricas.
Posiblemente, por el perfil de Forster, quien no se considera a sí mismo un cultor de la tradición "nacional y popular", lo "correcto" habría sido que la secretaría se hubiera llamado "Pensamiento Argentino". El propio flamante funcionario admitió que incluirá a Sarmiento, a Alberdi y otros autores que no pertenecen a la tradición nacanpop, con lo que la conceptualización quedaría automáticamente "estirada". Pero supongamos por un instante que no hay un error en el nombre de la dependencia pública ¿Qué significa poner a un "judío marxista" –como diría el diario La Nación– al frente de una corriente de pensamiento que tuvo a antisemitas confesos como Ramón Doll, por ejemplo, o a católicos irredentos como Manuel Gálvez y mi queridísimo Leopoldo Marechal? No pueden negarme que, pensada así, la decisión de la presidenta es bien nacanpunk.
No deja de resultarle interesante que el Pensamiento Nacional dialogue con el post marxismo, con la Escuela de Frankfurt, con el progresismo. Después de todo, quizás una de las grandes virtudes del PNyP sea justamente esa: la capacidad de diálogo abierto con otras tradiciones. Así como el ideario de Perón es hijo de un mestizaje intelectual riquísimo en diálogo con el cristianismo, el tomismo aristotélico, el socialismo, el fascismo, el pactismo roussoneano; de la misma manera que en los setenta, el pensamiento nacional dialogó con el marxismo y el trotskismo y fue fecundo; también hoy puede resultar muy enriquecedor ese diálogo con lo que significa Forster, ya sea el post marxismo o el progresismo –palabra tan temida y aborrecida por la botonería nacanpop sin hacerse cargo de que la variable evolutiva del mismo Perón era bastante "progresista"–.
Claro que para que se produzca un diálogo, deben conversar al menos dos. Así como el Pensamiento Nacional puede verse enriquecido por la tracción y la osmosis hacia tradiciones de izquierda, Forster debería dejarse embarazar un poquito por las ideas de los principales cultores de la corriente como Jauretche, Scalabrini, Chávez, etcétera. Si se produce esa combustión, seguramente, el kirchnerismo podrá encontrar su propio marco teórico e ideológico de acción, cuya operación cultural, sin dudas, es cruzar al peronismo con el progresismo. Si no, seguirá siendo un diálogo de sordos, con necios de ambos lados. Quizás, ese encuentro sea imposible, pero no intentar, estos y otros mestizajes, es condenar al Pensamiento Nacional a ser convertido en un museo con guías bien pagos que repitan como loros un discurso domesticado para nostálgicos.
Por lo demás, me atrevo a decir que Forster es un ser humano valioso que no se merece las agresiones personales de mediocres que no le llegan ni a los talones. Otro mal de la Argentina: se razona poco, se debaten poco las ideas y se agrede mucho a la persona, y sin el coraje necesario para hacerse responsable cara a cara de los actos cometidos.


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 http://www.infonews.com/2014/06/08/politica-148324-es-necesario-traicionar-a-forster.php

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