La ciencia-ficción es un género literario que muchas veces
se considera menor. Se lo critica por la poca profundidad de sus personajes, y
porque suele caer en argumentos simples similares a una novelita de aventuras,
a un western espacial. Estas críticas son parcialmente ciertas, en muchas obras
del género, pero quienes emiten dichos juicios olvidan un hecho fundamental: Los autores de ciencia ficción deben escribir
no sólo una historia y diseñar personajes, sino crear todo un mundo, una
sociedad con sus reglas políticas, económicas y sociales. A veces no lo hacen,
y proyectan simplemente hacia el futuro una sociedad actual levemente
modificada. Pero, en otros casos, esa sociedad refleja los temores o las
aspiraciones sociales de los autores. Cuando se trata del segundo caso elaboran
utopías, mundos idílicos más o menos complejos, que pueden ser o no interesantes. En cambio, cuando proyectan sus
temores, a veces elaboran anticipaciones valiosas de posibles evoluciones de
las sociedades humanas. El fenómeno es bastamente conocido.
En 1976, el sociólogo
francés Emmanuel Todd escribió un interesante trabajo titulado “La caída final. Ensayo sobre la
descomposición de la esfera soviética” (1), donde analizaba aspectos
económicos, geográficos, demográficos, sociológicos, y culturales de la URSS en la década del setenta- cuando a
esa sociedad le faltaba poco más de una década para su fin-. Entre otras cosas,
Todd analizaba la ciencia ficción rusa, donde señalaba que muchas veces se
filtraban ideas y temores que eran difíciles de publicar en trabajos
científicos, “serios”. Concretamente, el
sociólogo e historiador francés
destacaba que mientras el tono de la ciencia ficción soviética era, antes de la
década del setenta, optimista y expansiva, con “humanos” poderosos, que ayudaban a liberarse y a
avanzar a otras especies, en los setenta comienza una actitud más defensiva, de
“humanos” (soviéticos) preocupados por el poderío de los “aliens” (las potencias
occidentales).
"La ciencia ficción y la cultura soviética han perdido su soberbio optimismo conquistador. Al mundo exterior se lo reconoce cada vez más como inexplicable o francamente hostil. [...] En Los Caballeros venidos de ninguna parte (1975), los extraterrestres con formas de nubes, rosas, rojas o violetas, se espearcen por la Tierra. Son pacíficos, pero tecnológicamente más avanzados que los humanos. Su llegada anuncia una era de cooperación interplanetaria. ¿Esas nubes rosadas serán los occidentales? ¿Son los soviéticos los humanos de la novela?" (2).
Cabe aclarar que Todd ha escrito hace poco una obra donde hace el mismo tipo de análisis acerca del Imperio Norteamericano, llegando a parecidas conclusiones: se enfrenta a la caída final (3).
De la misma manera, la novela de ciencia-ficción de Frederick Pohl y C.M. Kornbluth “MERCADERES DEL ESPACIO”(4), escrita hace 62 años, en 1952, plantea lo que seguramente eran preocupaciones del autor, auténticas pesadillas nocturnas, que en ese momento podían parecer alocadas… aunque hoy no lo son tanto.
De la misma manera, la novela de ciencia-ficción de Frederick Pohl y C.M. Kornbluth “MERCADERES DEL ESPACIO”(4), escrita hace 62 años, en 1952, plantea lo que seguramente eran preocupaciones del autor, auténticas pesadillas nocturnas, que en ese momento podían parecer alocadas… aunque hoy no lo son tanto.
Pohl y Kornbluth ubican el mundo de “Mercaderes del Espacio” en el
Planeta Tierra pero en un futuro indeterminado, en una época en la que escasean los
recursos naturales. La escasez de agua obliga a las personas a asearse con agua
salada. Los alimentos frescos son un lujo de unos pocos, por lo que las clases
populares comen croquetas de soja y "biftecs regenerados". El petróleo es un bien
tan escaso que incluso los ejecutivos viajan en cadillacs a pedal…
Pero lo más interesante no es esto, sino el sistema
“político” que se bosqueja. El Congreso de los Estados Unidos está integrado
por representantes, pero no son del pueblo sino de corporaciones económicas; el
sistema es representativo, pero no “per cápita” sino “ad valorem” , transformando
al legislativo en una “cámara de compensación de influencias”. El Presidente de
los Estados Unidos de América es un
pelele que reina pero no gobierna, en un sistema dominado por el poder
económico. Los resabios de partidos y
organizaciones políticas son calificadas en la novela de Pohl como “organizaciones
chifladas” (5), calificación que se aplica tanto al Partido Republicano, como a
los proscriptos “consistas”, organización que sostiene que la explotación
ilimitada de los recursos naturales significará el fin de la humanidad: “La
Asociación Conservacionisa Mundial considera que la explotación desmedida de
los recursos naturales ha dado origen, sin necesidad, a la pobreza y la
miseria” (6).
En el universo de Mercaderes del Espacio, las empresas
habían usurpado el poder político. La policía es un servicio privatizado que
sólo protege a aquellos que han abonado su cuota mensual para pagarla (7). Indiastrias
es una enorme empresa que ha transformado al subcontinente indio en “una
sola unidad industrial”, y existe un proyecto para privatizar el planeta
Venus. Algunas empresas controlan totalmente a países pequeños, cosa que
sucedía por ejemplo con Costa Rica, transformada en factoría de una corporación
que producía (con mano de obra casi esclavizada) alimentos sintéticos para el
mercado norteamericano.
También aparece en el trabajo de Pohl la cuestión de la
publicidad y la manipulación mediática. Las empresas de “Mercaderes del Espacio” realizaban publicidad
auditiva con emisiones subsónicas, hacían aparecer anuncios en la ventanillas
de los vehículos aéreos y agregaban alcaloides “casi inofensivos” a productos
alimenticios como el café,las gaseosas o los cigarrillos para generar adicción en el consumidor. Los
publicistas presentaban el infierno venusino como un Edén espacial que esperaba
a una humanidad hambrienta y sedienta…
Esta pesadilla ideada por Pohl, que podía parecer un delirio
paranoide en 1952, adquiere creciente actualidad en nuestro mundo de consensos neoliberales
y multimedios oligopólicos todopoderosos.
En estos días, europeos y norteamericanos están negociando
con un hermetismo notable un gran acuerdo de libre comercio que pretende unir
los mercados de Europa y los Estados Unidos. El TAFTA, como se llama este
engendro, se haría para evitar que China o algún otro poder emergente termine
fijando las pautas del comercio mundial en los próximos años. (8)
El TAFTA requiere de la unificación de las pautas
económicas, comerciales y jurídicas de ambos bloques económicos. El objetivo
evidente, y justamente por eso se negocia todo entre bambalinas y con casi nula
repercusión mediática, es arrasar con los últimos resabios europeos del Estado
de Bienestar e instalar neoliberalismo puro y duro, en sus peores versiones.
Dice Eduardo Febbro en una interesante nota de “Página 12”
del jueves 15 de mayo:
“El Tafta –también se lo conoce como TTIP, PTCI o GMT– apunta a crear normas convergentes en el campo social, técnico, medioambiental, en el de la seguridad, la solución de diferendos, el acceso a los medicamentos, la Justicia, el comercio, el código de trabajo, la protección de los datos digitales, la regulación de la finanza o la educación. El problema central radica en saber a partir de qué zócalo se fijarán esas reglas comunes, o sea, las europeas, mucho más protectoras, o las norteamericanas. El tratado de libre comercio entre Washington y Europa tiene dos vicios mayores: uno, se negocia a escondidas, a espaldas de la opinión pública; dos, su filosofía prevé que las legislaciones de los dos bloques respondan a las normas de libre cambio establecidas por las grandes empresas europeas y norteamericanas. […]Esta negociación transatlántica se lleva a cabo en la más absoluta opacidad. Lo que se conoce hasta ahora salió a la luz pública por Internet y por casualidad. Ello lleva a Raquel Garrido, candidata del Frente de Izquierda para las próximas elecciones europeas, a decir que la “oligarquía avanza a espaldas de los pueblos”. El politólogo belga Raoul Marc Jennar escribió un encendido ensayo sobre el Tafta (Le grand marché transatlantique. La menace sur les peuples d’Europe). Para Jennar, ese tratado tiene “una meta clara: consiste en confiarles a las empresas privadas la posibilidad de decidir normas sociales, sanitarias, alimentarias, medioambientales, culturales y técnicas. Reemplazar el Estado es la intención declarada de las grandes multinacionales”. ”(9)
Los documentos que se están discutiendo entre ambas
delegaciones prevén cosas tan fantásticas como instalar el derecho de las
grandes empresas a responder militarmente a los estados cuyas políticas las
amenacen. …
“Uno de los componentes del acuerdo más polémicos que trascendió hasta ahora es el llamado ISDS, investor-state dispute settlement. Este mecanismo, que tiende a solucionar los diferendos entre las empresas, les otorga a estas últimas el derecho de atacar a un Estado cuya política representa un obstáculo para su desarrollo comercial.”(10)
No debe pensarse que esta declaración pueda ser inocua, en
un mundo en el que existen diversas compañías privadas que poseen ejércitos
propios, incluyendo vehículos blindados y aviación. Se trata de una estructura militar
paraestatal con miles de soldados, aeropuertos propios y aviones, que hoy se
utilizan en lugares como Irak, Siria o Libia, donde han sido contratadas por el
gobierno de los Estados Unidos. La
existencia de ejércitos corporativos privados con capacidad para enfrentarse a
la estructura militar de un estado pequeño, situación que ya existe en 2014
desde hace bastante años, nos retrotrae a los tiempos de las “compañías libres”
de soldados mercenarios que asolaron tantos países en tantas épocas.
Afirma Nicolás Rojas Scherer:
“La más conocida de estas multinacionales es la ex Blackwater, hoy rebautizada Xe - Services. Más allá de los rimbombantes nombres usados por estas Compañías Militares Privadas (CMP), Blackwater tuvo que realizar un aggiornamiento corporativo después de que en septiembre de 2007 los mercenarios de esta empresa dispararan contra civiles en Irak, asesinando a 17 personas entre mujeres y niños en el marco de un acompañamiento a diplomáticos en Bagdad. Claro que este fue el caso que rebasó los laxos límites de la decencia pública occidental, pues las acusaciones contra la empresa por masacrar y torturar a civiles iraquíes venían acumulándose desde bastante tiempo antes. En la actualidad, se estima que la compañía cuenta con una base militar propia, 20 aviones y un ejército de 20.000 “contratistas” dispuestos a hacer el trabajo sucio que los gobiernos beligerantes no desean exhibir ante la opinión pública mundial. Se estima además que unos 40.000 trabajadores reciben su sueldo de mandos de esta corporación, financiada gracias a suculentos contratos gubernamentales: hasta 2006, habían recibido contratos por US$500 millones de dólares, cifra que aumentó a US$1.200 millones ese mismo año.” (11)
Lo que en 1952 parecía la locura de un desequilibrado
escritor de ciencia ficción, en un mundo de capitalismo salvaje y
anarcoliberalismo (la versión radical de los neoliberales) es hoy una ominosa
posibilidad que pende sobre nosotros.
Desearíamos que se tratara del próximo estreno de una
película en el canal Syfy… pero no es así. Los mercaderes del espacio nos
acechan…
Adrián Corbella
22-05-14
NOTAS:
(1): Emmanuel Todd: , La chute finale: Essais sur la
décomposition de la sphère soviétique.Paris, 1976 (hay edición castellana
de editorial Emecé, “La caída final. Ensayo sobre la descomposición de la
esfera soviética”, Buenos Aires, 1978).
(2): Todd, op.cit., pags.168 y 169
(3): Sobre este segundo libro de TODD ver http://utopico99.blogspot.com.ar/2008/10/la-cada-del-imperio-norteamericano.html
(2): Todd, op.cit., pags.168 y 169
(3): Sobre este segundo libro de TODD ver http://utopico99.blogspot.com.ar/2008/10/la-cada-del-imperio-norteamericano.html
(4): Frederick Pohl y C.M. Kornbluth, “Mercaderes del
Espacio”, Editorial Minotauro, Buenos Aires, 1980 (primera edición en inglés,
1952)
(5): POHL y KORNBLUTH, op.cit., pag. 15, 21 y 22. Pohl nunca menciona el nombre del Presidente de los Estados Unidos de América, pero lo llama constantemente "el hombrecito".
(6): POHL y KORNBLUTH, OP.CIT., pag.101
(7): POHL y KORNBLUTH, op.cit.,pags.44-45
(8): Eduardo Febbro TAFTA: El tratado que
EE.UU. y Europa negocian en secreto, para “Página 12” del 15-05-14 http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-246258-2014-05-15.html
(9): Febbro, op.cit.
(10): Febbro, op.cit.
Señor Director de "Mirando Hacia Adentro": He leído atentamente su nota. Me ha parecido muy interesante, novedosa y, sobre todo, necesaria ya que no sólo informa sino que, además, implica una saludable denuncia de las maquinaciones del imperio que, como es obvio, pretende llevarse puesta a toda la humanidad. Otra opinión: tal vez el primer párrafo no sea indispensable. Con lo que se dice de la ciencia ficción a partir de la cita de Emmanuel Todd ya es suficiente. Ello no empaña la calidad de su nota, por cierto. Muchas gracias.
ResponderEliminarJuan Chaneton
DNI: 4.622.487
Buenos Aires, la reina del Plata.-
Graciad Juan por tu aporte y recomendaciones.
ResponderEliminarMuy buena información, Adrián. No conocía los libros que mencionas.
ResponderEliminarPor otro lado, creo que esas alianzas/negociaciones ya rigen aunque no explícitamente. O sea, ahora serán acuerdos formales. Para quienes concentran poder, medios de comunicación y capacidad financiera que ésto se haga abiertamente servirá para justificar lo injustificable: guerras, apropiación de tierras y bienes naturales. Y la sumisión del ciudadano que no tendrá más opción que aceptar lo que otros decidieron como provechoso para el/ella.