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lunes, 30 de diciembre de 2013

MARIO BLEJER: “La inflación argentina responde a varias causas”, entrevista de Julián Blejman para "Miradas al Sur" del 29-12-13.

 


           
Miradas al Sur. Año 6. Edición número 293. Domingo 29 de Diciembre de 2013
          
Entrevista. Mario Blejer. Economista. Con una mirada que conjuga el escenario internacional con el local, el actual vicepresidente del Banco Hipotecario ofrece su visión sobre los principales logros y desafíos de la economía argentina.
Con cada recambio en la dirección del ministerio de Economía o del Banco Central, su nombre suena fuerte como candidato. La última vez no fue la excepción, aunque Mario Blejer –actual vicepresidente del Banco Hipotecario–, señala en diálogo con Miradas al Sur que “a diferencia de las anteriores oportunidades, esta vez nadie se comunicó conmigo”. Con todo, este economista cordobés –que posee los títulos de licenciado y master en Economía por la Universidad Hebrea de Jerusalén, doctor en la misma disciplina por la Universidad de Chicago, y ha desarrollado asimismo una extensa carrera que incluyó entre otros los cargos de presidente del Banco Central de la República Argentina, consejero senior para Asia y Europa en el Fondo Monetario Internacional y director del Banco de Inglaterra–, posee varias definiciones sobre la economía nacional, en las que combina su vasta experiencia en los centros financieros internacionales con una mirada local que valora algunos de los rasgos de la política económica desarrollada durante la última década en la Argentina. Es así que define al modelo surgido en 2003 como un “modelo de equilibrios”, aunque advierte que “está claro que no es lo mismo lo que sucedió entre 2003 y 2006, con lo que vino después, ni con lo que está pasando ahora”.
–¿Cómo describiría estas diferentes etapas?
–La primera etapa estuvo muy basada en los dos pilares de equilibrio fiscal y en las cuentas externas (Nota de la R: Ausencia de déficit entre los ingresos y egresos del Estado y en el comercio con el mundo), con un crecimiento acelerado, una acumulación de reservas y baja inflación. Luego, con el surgimiento de la crisis internacional, estos equilibrios empezaron resquebrajarse, pero se pudieron sostener en cierta forma porque los precios internacionales eran buenos y porque la Argentina estaba algo aislada de los flujos financieros, así como también gracias a los aportes de la Anses y el Banco Central, lo cual para algunos está mal y para otros está bien, pero está claro que no es lo mismo que no utilizarlos. También comenzaron a surgir problemas energéticos, y fiscales en ciertas regiones, junto a la pérdida de reservas. Hoy, lo que se advierte es que la actual pérdida de reservas es la expresión del desequilibrio en las cuentas externas, y que la inflación surge en parte a raíz del desequilibrio fiscal, pero que de todas formas, nominalmente, los equilibrios se mantienen. Pareciera entonces que el Gobierno, para evitar el costo social de un ajuste, tiende a adaptar este modelo a la nominalidad, y ese sería el nombre para esta tercera etapa, donde se intenta, por ejemplo, que la inflación, los salarios, la emisión de dinero o el gasto público suba al 18% en lugar del 25%. Es como estar con algo de fiebre pero controlada, en algún momento hay que bajarla, pero mientras tanto se puede estar así. Muchos países han usado este sistema de nominalidad, Colombia mantuvo este sistema por 25 años, creciendo bien, y también otros países, pero hay que ser muy prolijo, sobre todo teniendo en cuenta que en la Argentina nunca se salió bien de la nominalidad, como pasó por ejemplo con la convertibilidad. Hasta el momento, lo importante es que Argentina no entró en recesión.
–El año que viene se proyecta que seguirá siendo bajo el índice de crecimiento de la economía mundial. ¿Cree que esta situación generará mayores restricciones para la colocación de productos argentinos?
–Por fuera de la Zona Euro, tanto para los países avanzados como emergentes la crisis mundial en principio ha terminado, aunque es cierto que la recuperación es magra, modesta y viene para abajo. De todas formas, para nuestro país lo más importante es lo que pasa con nuestros principales socios comerciales, China y Brasil, y en parte México, más allá de que también se comercializa biodiésel con Europa, o que el sector oleaginoso se exporta también a India e Irán. Y aquí, el problema es que China y Brasil están en un proceso hacia abajo. China lo está manejando, pero Brasil está complicado, y ése es el principal riesgo para nuestro país, ya que puede pegar fuerte.
–¿Acuerda con las medidas que está llevando adelante el Gobierno para evitar el drenaje de divisas?
–Creo que Argentina tiene el desafío de reingresar al mercado de capitales, lo que no significa endeudarse, ya que no hay contradicción entre volver al mercado e incluso desendeudarse, y para eso no basta con los positivos acuerdos del Ciadi y por YPF, sino que también es necesario arreglar con el Club de París, los holdouts (Fondos Buitre) y el FMI. Necesitamos, como todo el mundo, una tarjeta de crédito, más allá de que no la usemos. Eso permitirá que las reservas no tengan un papel tan central y que las empresas puedan acceder a más crédito y a más bajas tasas de interés.
–La Presidenta dijo que no tiene problemas con los créditos productivos, sino con la renovación de deuda financiera, y también se manifestó contra la inserción del FMI en la política económica…
–Está claro que los créditos productivos, como los del Banco Mundial, son lo más importante, pero para lograrlos con más facilidad lo mejor es estar dentro del mercado de capitales. Con respecto al FMI, yo no creo que Argentina tenga que volver a tomar deuda con este organismo, ya que no tiene ninguna necesidad de hacerlo. Sí en cambio normalizar la relación, lo que tiene que ver con acordar la visita anual que el Fondo hace en casi todos los países del mundo, incluyendo Estados Unidos, para observar las condiciones económicas. Sus conclusiones sólo son vinculantes si se le piden préstamos, lo cual, repito, hoy Argentina no necesita.
–En relación con la presión sobre el dólar, ¿cree que existen motivos estructurales para la misma o tiene que ver con las expectativas?
–Creo que en la Argentina la gente piensa en dólares porque durante muchos años hubo una inflación crónica, y esta moneda fue el método que se encontró para proteger sus activos, sobre todo en quienes no acceden a formas más sofisticadas de negocios. Eso hizo desaparecer el peso como unidad de medida, y esto es parte de esta cuestión estructural. Cuando yo estaba en el Banco Central, el dólar llegó a cuatro pesos, y muchos decían que era imposible que baje porque nunca había bajado, pero nosotros lo bajamos a menos de tres pesos, ofreciendo la posibilidad de invertir los pesos en títulos con 100% de interés, bajo la idea de que la codicia iba a superar al miedo, pero también bajando las expectativas de inflación.
–Entiendo entonces que para usted las expectativas inflacionarias son claves…
–Sí, porque la gente recurre al dólar para proteger sus ahorros de la inflación.
–Yendo a las causas de la inflación, desde la ortodoxia se plantea que la misma tiene que ver principalmente con los aumentos salariales, la alta emisión monetaria y las bajas tasas de interés, mientras que desde la heterodoxia se menciona la inflación inercial, la inflación importada del dólar, los monopolios y la remarcación de precios en lugar de la inversión. ¿Por qué causas se inclina usted?
–Es un componente de varias de estas causas, pero es importante resaltar algunas cuestiones. En relación con los monopolios, seguramente expliquen una inflación inicial, pero no continua. Sucede que ellos tienen poder de mercado y pueden hacer subir el precio garantizando que va a ser más alto que en situación de competencia, pero llega un momento en que esta suba de precios les resta ventas, con lo que no lo seguirán haciendo por mucho más tiempo. Entonces, estoy de acuerdo con que los monopolios aumentan el nivel de precios, pero no pueden sostener una inflación de forma continua, a menos que sean tan ineficientes como para aumentar de a poco en lugar de maximizar sus ganancias desde el principio. También, lo de la falta de inversión es cierto, pero no lo veo como una confabulación, sino que tiene relación con las políticas instrumentadas. El tema de la inflación importada por el dólar es asimismo importante, y con respecto a la inflación inercial, ésta también influye, pero la emisión monetaria que está por detrás en algún punto la sostiene.
–Lo que se plantea en muchos ámbitos en relación con la emisión, es que no está clara cuál es la medida en que provoca inflación…
–Existen estudios pero no diría que son fantásticos, lo que es claro es que hay una relación causal, aunque no es única. Por caso, el tema de la inercialidad es una causa verdadera, pero este factor no monetario no puede perdurar sin un apoyo monetario, ya que en algún punto la emisión está por detrás de esta inflación inercial, o si no, no alcanzaría el dinero para los aumentos. Pero claro, parar la inflación desde el punto de vista monetario hace correr el riesgo de entrar en una recesión, porque al bajar la cantidad de dinero se enfría la economía, es decir, que cae el consumo y el empleo, por lo que hay que encontrar otros mecanismos menos agresivos.
Bilaterales
Entre Argentina e Israel
Durante el 2013, el nombre de Mario Blejer no sólo sonó para dirigir el Banco Central argentino sino también el israelí. En este último caso, recibió incluso un ofrecimiento formal, de parte del Primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Según señala Blejer, “fui oficialmente el candidato por parte de Netanyahu y formé parte de una terna que integraban otros dos aspirantes, todos los cuales realizamos y superamos los chequeo del Comité de ética. Luego, como el ministro de Economía Yair Lapid tenía también su candidato y no se pusieron de acuerdo con Netanyahu en el nombramiento, se ascendió a quien era la vicepresidenta del Banco, Karnit Flug, a quien conozco bien porque fue alumna mía.
Valor agregado
El aporte de los derivados de la soja
Desde el Foro PAIS (Productores Agro Industriales de Soja) que Mario Blejer preside, se busca difundir información sobre los alcances productivos de la cadena agroindustrial de la soja. Según Blejer “la idea de este foro es explicar que con la soja, en la Argentina se producen mercaderías de alto valor agregado y muy sofisticadas. Según señala Gustavo Grobocopatel, de cada 10 empleados que contrata, 6 o 7 trabajan en laboratorios, porque nuestro país tiene una ventaja comparativa enorme en el valor agregado de la soja, incluso más que en su cultivo. Gracias a la tecnificación que hay aquí, una tonelada de harina de soja se logra producir en la Argentina de forma más económica que en cualquier lugar del mundo”.
De todas formas, se plantea que tanto la agricultura como las manufacturas agropecuarias no pueden dar empleo en conjunto a más del 30% de la masa laboral, lo que implica también baja distribución del ingreso…
Lo del empleo es verdad, no es una industria intensiva en mano de obra, pero ése es otro problema, que tiene que ver también con que todo está altamente tecnificado. Está claro que el país no puede ser únicamente sojero, pero es necesario que se comprenda que sus productos tienen en la Argentina un alto valor agregado.

Publicado en:
http://sur.infonews.com/notas/la-inflacion-argentina-responde-varias-causas

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