Arriba: Bartolomé Mitre, Héctor Magnetto, Jorge Rafael Videla y Ernestina Herrera de Noble...
El juez Julián Ercolini recibirá en los
próximos días los originales de los reportes de la dictadura sobre la
apropiación de la empresa por parte de Clarín, La Nación y La Razón. El
plan armado por Martínez de Hoz y el seguimiento y la detención de la
familia Graiver.
En 1976, mientras se aplicaba con sangrienta efectividad el plan
sistemático de eliminación de personas, necesario y excluyente para
tener a la sociedad inmersa en un terror petrificante, la junta de
comandantes se concentraba en la puesta en marcha del plan neoliberal de
exacción, endeudamiento extremo y debilitamiento (eliminación) de la
industria local que transformaría la Argentina. En este contexto, los
medios de comunicación tenían un rol fundamental, y por eso, comprar el
silencio con la consecuente complicidad de los principales diarios del
país se tornó sustancial. Papel Prensa, productor del insumo esencial,
fue la herramienta para lograr la complicidad de Clarín, La Nación y La
Razón con la dictadura cívico-militar. Todo esto figura en los
documentos, a los que accedió Tiempo Argentino, que recuperó el
Ministerio de Defensa y que solicitó, y pronto recibirá, Julián
Ercolini, el juez que entiende en la causa por la venta fraudulenta de
la papelera.
Fue tanta la necesidad de los comandantes de contar con el concurso
real de los medios gráficos, que entre el 15 de septiembre de 1976 y el
1 de diciembre de 1977 trató, en por lo menos 15 reuniones de la Junta
Militar, las transferencias de acciones y la puesta en marcha de Papel
Prensa. La otra preocupación fue evitar, por todos los medios posibles,
que los familiares de David Graiver se hicieran del dinero de la venta
de las acciones. La entrega a tres importantes medios gráficos porteños
de la papelera no sólo representaba la formación de un monopolio, acorde
con la ideología neoliberal de los uniformados, sino fundamentalmente
convertirlos en sus cómplices. Las actas de la Junta Militar que pronto
estarán en manos de Ercolini no trasuntan arrepentimiento ni
preocupación por parte de estos medios y coinciden exactamente con los
testimonios brindados por Lidia Papaleo, la viuda de Graiver.
El 15 de septiembre de 1976, Jorge Videla, Eduardo Massera y Ramón
Agosti debaten por primera vez el tema Papel Prensa. Es el Acta Nº 5 y
en ella comisionan al entonces ministro de Economía, José Alfredo
Martínez de Hoz, el tratamiento del caso. Un día después, Lidia Papaleo
regresa al país. En octubre de ese año Papaleo se reúne con Pedro
Martínez Segovia, presidente de Papel Prensa, quien, en representación
de Martínez de Hoz, le advierte que debía vender las acciones pero que
los compradores no podían ser judíos. El ministro cumplía a pie
juntillas las órdenes de los comandantes genocidas.
A finales de diciembre de 1976 la junta evalúa lo ocurrido en los
meses previos, donde la familia Graiver vende las acciones clase C y E a
los tres diarios. Para aquellos años, eso representa la nada
despreciable suma de 996 millones de dólares. Luego Clarín, La Nación y
La Razón se las distribuirán en partes iguales. Los comandantes
pretendían sumar más cómplices a la maniobra y le recomiendan a esta
tríada que venda el 49% a medios del interior, pero los empresarios se
niegan. Estos sostienen que así se debilitará el manejo de la empresa.
Los comandantes aceptan esta postura y dejan constancia en el Acta 14
del mes de diciembre. El juez Ercolini contaba con una copia de este
documento, pero la próxima semana, cuando el departamento Jurídico del
ministerio que conduce Agustín Rossi envíe estos documentos al juzgado,
el magistrado contará con el original.
El 14 marzo de 1977 grupos de tareas secuestran a Lidia Papaleo, y
días después a los padres y el hermano de David Graiver. Según relató la
viuda del banquero, mientras permanecía detenida, desaparecida y
torturada, fue trasladada hasta el edificio de La Nación, donde mantuvo
una reunión con los interesados en las acciones. Allí estaba Héctor
Magneto. En las actas de la Junta Militar de abril de ese año, el caso
Papel Prensa y el apellido Graiver aparecen en cuatro oportunidades. El
14 de abril, cuando se confeccionó el acta 20, "se resuelve revisar lo
actuado, evitando que la suma correspondiente a las acciones ingrese al
Grupo Graiver o su sucesión y procurando no demorar la ejecución del
proyecto". El 19 de abril ocurren dos hechos importantes. La dictadura
blanquea la detención de los Graiver y ese mismo día los comandantes
hacen referencia de la situación de los detenidos. Es el Acta 21.
La dictadura estaba apurada. No quería que nada detenga la
construcción de la planta papelera. El 3 de mayo de 1977, según consta
en el Acta 23, la Junta Militar dispone "una intervención preventiva" en
Papel Prensa. Cada fuerza armada designa un oficial superior que no
sólo velará por el desarrollo de lo que llaman "el proyecto" sino que
además cumplirá funciones en el Consejo de Guerra "que juzgará el Caso
GRAIVER" (sic). Ese mismo día resuelven, en un anexo secreto, que la
designación de Videla como presidente era de carácter "excepcional" y
"transitoria", porque según las actas del proceso el presidente debía
ser un oficial superior retirado. Aquel mes de mayo son dos las
oportunidades en que los comandantes hablan sobre el caso, y una sola
vez en junio. El 7 de julio, en el Acta 29, resuelven que el directorio
de Papel Prensa esté integrado por oficiales superiores de las tres
armas. Dos serán directores por el Estado y el tercero será el síndico.
Este último cargo le correspondió a la Fuerza Aérea y entre los
documentos descubiertos la semana pasada, figura la designación del
comodoro Oscar Horacio Bagnat que lleva la firma del brigadier Basilio
Lami Dozo.
En el marco de ahogar y destruir el emporio Graiver, el 21 de
julio de 1977 la Junta Militar aprueba un proyecto de resolución datado
el 18 de junio del año anterior. En esa resolución y con su alambicada
dialéctica militar, inhabilitan a 31 empresas de los Graiver por
considerar que "son responsables de ocasionar perjuicios a los
superiores intereses de la Nación". No se conformaban con las
transferencias de las acciones de Papel Prensa sino que el objetivo era
destruir cualquier vestigio de las empresas de la familia Graiver. En
agosto de ese año, Ernestina Herrera de Noble, Bartolomé Mitre y Ricardo
Peralta Ramos rubrican el convenio por las acciones adquiridas de
manera vil a los Graiver.
La última acta donde figura Papel Prensa es la 40 y data del 1 de
diciembre de 1977. Allí los comandantes buscan acomodar el desaguisado
que representan las titularidades de las acciones y por ello acceden a
que se prorrogue "la puesta en funcionamiento del proyecto". Ordenan que
sea sólo por ocho meses. En septiembre del año siguiente se inaugura la
planta de Papel Prensa. Todos brindan con Videla pensando que las
huellas del crimen habían sido destruidas. Se equivocaban.
Publicado en:
"Quiero ver tras las rejas a Héctor Magnetto (y a quienes corresponda) en la vida real"
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