El autor de estos
apuntes nunca imaginó algo así. El jueves se realizó la presentación del libro “Guerreros Digitales, cibermilitancia y
batalla cultural”, publicado junto con Perra Intelectual y Adrián Corbella
por editorial Dunken y con el generoso prólogo de Dante Palma. Mariana Moyano,
columnista de Visión 7 y de 678, ofreció una profunda charla sobre medios,
militancia, kirchnerismo y algunos temas más muy vigentes y cruciales para
estos tiempos que corren. Una emoción inmensa recibieron los autores al
encontrar entre los espectadores a la actriz española Susana Hornos, que dedicó
elogiosas y cálidas palabras sobre la aparición del libro. El viernes, los
blogueros ahora en papel, fueron recibidos en los estudios
de la Tv Pública por Osvaldo Quiroga para una entrevista en su programa Otra Trama, que debería ser emitido en horarios menos noctámbulos, dada la
trascendencia de sus contenidos. Lo insospechado, ocurrió. Esto, que sólo fue
planeado como un proyecto personal para mimar
el ego de tres ignotos escritores, parece convertirse en algo que ocurre por
primera vez.
Veamos: tres
extraños habilitan en distintos momentos tres espacios virtuales para expresar su simpatía por un proyecto
de país y aportar algunos granitos de arena para comprender la realidad
mediática y política. Nada más que eso. Después se conocieron en las redes
y comenzaron a interactuar. En mayo de 2012 se vieron las caras por primera vez
y una pequeña luz se encendió entre ellos. Al poco tiempo, surgió un remoto
proyecto de libro que se concretó un año después. Guerreros Digitales es el
producto de un entrecruzamiento de ideas, propuestas, sugerencias, discusiones
que se concretaron en la virtualidad del ciberespacio. Gracias a la magia
de una diseñadora muy tímida, conocida mundialmente como Cora, el volumen
adquirió un atractivo visual sorprendente. El jueves 10 de octubre, los cuatro
hacedores del libro se ven las caras y celebran este emprendimiento surgido de
la virtualidad. Y ésa es la segunda vez que se encuentran fuera de la matrix. El ordenamiento de los
contenidos por capítulos y sub capítulos, sugiere
un engarce mucho más profundo que si hubiera presentado a los autores por
separado. El resultado es un diálogo
sobre las dificultades y éxitos en la reconstrucción de nuestro país entre
tres personas que viven en lugares distintos.
Lo de los lugares
distintos no sólo desde el punto de vista geográfico. Los saberes, posiciones y
estilos también son diferentes pero confluyen en un mismo recorrido: de-construir un sentido común devastador para
cimentar otro más prometedor, más colectivo, más luminoso. Si este pequeño
hecho formará parte de la historia, nadie lo puede anticipar. Pero los tres escritores
ya no tan anónimos planean, de
acuerdo al espíritu de estos tiempos, ir por más. ¿Qué hay en ese libro además
de pasión, compromiso y algunas buenas lecturas de la realidad? No mucho más ni
mucho menos: la honestidad de las
miradas, disparada por la promesa de tiempos mucho mejores, como nunca
antes en nuestra historia. O sí, pero más de medio siglo atrás. Recuperar el Sueño y no dormirse en el
intento puede ser el propósito que persigue este libro surgido de tres
blogueros.
Acompañar la locura gubernamental de enfrentar a los
poderosos, puede ser el otro. Y defender, denunciando las operaciones
mediáticas y esquivando las bombas de
estiércol que los enemigos de la democracia arrojan todos los días sobre este
prometedor sendero. Sumar, invitar, traducir y sintetizar. Y todos los
infinitivos que aporten en la reconstrucción de nuestro país, sometido, fragmentado y saqueado por los
que ahora se presentan como salvadores y custodios de la moral y la república.
Desde las guaridas de Clarín vomitan improperios, hipocresías y prejuicios para
interrumpir este recorrido que busca recuperar lo escamoteado en décadas
pasadas. El objetivo es sembrar de
sospechas el escenario político para debilitar al proyecto K y forzar su
destierro. Para los desprevenidos, desde la pestilente cadena de medios que
envenena a su público no se difunden interpretaciones subjetivas de los hechos,
sino manipulaciones perversas que sólo
buscan desatar el caos. El nuevo episodio sobre la salud de La Presidenta
puede resultar ilustrativo.
Otro susto más y
una amenaza menos. La operación –la quirúrgica, no mediática- salió muy bien y
sólo resta que Cristina se recupere, como está ocurriendo. Y el reencuentro será un nuevo hito de esta historia que estamos
escribiendo los buenos argentinos. Los malos no escriben, sólo tratan de
instalar otra vez lo que está escrito desde hace mucho y resultó tan dañino. Los malos son los que quieren retornar a
ese pasado tan nefasto en el que gobernaban a su antojo. Algunos pueden
considerar exagerado o pueril las categorías ‘buenos’ y ‘malos’ para efectuar
una lectura de los hechos. Por supuesto que otras duplas de opuestos
resultarían más ilustradas, pero menos ilustrativas: fieles-traidores,
oficialistas-opositores, keynesianos-neoliberales, ciudadanos-individuos,
civilizados-bárbaros. Pero, más allá de las exquisiteces idiomáticas, esos
simples calificativos –buenos, malos- abarcan a todos. ¿Qué adjetivo podría usarse para los que se regodearon al informar
sobre la salud de CFK, sin apelar al vocabulario soez? ¿O para los que sólo
siembran desconfianza para cosechar rebelión? ¿O para los que celebran un
hipotético triunfo de los candidatos del establishment, que sólo amenazan con
ajustes y restauración de privilegios apenas limados? Más simple: los que
promueven el mal, son malos y lo que ellos quieren –acrecentar sin límites sus
arcas- significaría un retroceso enorme en los derechos conquistados.
Durante la
campaña para las PASO, el spot más recordado será, sin dudas, el de Argen y
Tina. No por su excelencia, claro está,
sino por sumergirse en el ridículo. Casi tanto como el ahora massista y dentro de poco no se sabe Felipe Solá al
referirse a la capacidad de Amado Boudou para ejercer la presidencia. En el
corto de Unen, la división convertía a Argentina en un país invivible. Los más
insignificantes conflictos cotidianos estaban atravesados por ese invento kirchnerista de la división. No
fue la única fuerza no política que explotó el antagonismo inconciliable. El
menguante Francisco de Narváez impuso una frase disyuntiva, “Ella o vos”, que, además de insustancial reforzaba el individualismo que tanto alienta la
derecha. Imposible olvidar la frase publicitaria que condujo al enjuiciado
Jefe de Gobierno porteño a un segundo mandato: vos sos bienvenido. Un dedo autoritario que designa a los que
pueden entrar y los que no. Muchas
divisiones planteadas por los que denuncian la división.
La fragmentación
–para no abusar de esa operación matemática- ha existido siempre y es
inevitable. El kirchnerismo no la ha inventado, aunque sí la dejó en evidencia.
Que hay una raya que divide en dos a los argentinos, no quedan dudas. Y, para
no alarmarnos, en todos los países debe pasar lo mismo, con más o menos
fiereza. Aunque algunos no puedan o no quieran comprenderlo, esa división es
entre buenos y malos. Los malos nos
quieren tener a merced de sus despiadadas ambiciones. Los buenos somos los
que muchas veces hemos sido sus víctimas. Como
no debemos permitir que esto suceda, es necesario conocerlos, controlarlos o
reducirlos. En esto estamos y seguiremos estando. Y tres guerreros
digitales no son suficientes para tamaña contienda.
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Este texto puede servir como introducción del libro de próxima aparición "Guerreros Digitales II: la batalla continúa" o algo así. Y, Adrián, no sólo sos protagonista de este texto, sino alma máter (o pater) del proyecto. Abrazo y gracias por incorporar este apunte a tu espacio.
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