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sábado, 14 de septiembre de 2013

DE LO QUE NO SE HABLA SOBRE SIRIA, por Vicenç Navarro (para "Redacción Popular" de septiembre de 2013)


por Vicenç Navarro




Para entender qué está pasando en Siria hay que entender qué está pasando
en EEUU, lo cual no es fácil en España debido a la insuficiente y/o
sesgada cobertura por parte de los medios de información españoles (con
algunas excepciones) de la realidad de aquel país. Hoy EEUU está viviendo
un momento de gran conflictividad cuya resolución marcará el país por
muchos años. Por un lado, estamos viendo la aplicación de unas políticas
de recortes de gasto público sin precedentes, recortes que se están
justificando por la supuesta necesidad de reducir lo que se considera un
excesivo nivel de déficit público. A fin de alcanzar la disminución de
este déficit, se están recortando de una manera radical servicios del
escasamente financiado Estado del Bienestar estadounidense, afectando
especialmente a los servicios y transferencias públicas a las poblaciones
más vulnerables, tales como el programa Food Stamps (vales alimentarios)
que los Estados proveen en bases discrecionales y asistenciales a la
población pobre que no tiene fondos para comprar alimentos y que el propio
gobierno federal (su Departamento de Agricultura) define como “food
insecure”, que quiere decir, como señala en lenguaje más accesible el The
New York Times, “personas que tienen hambre” (“On the Edge of Poverty; at
the Center of a Debate” 05.09.13. p. A3), y que son 49 millones de
ciudadanos y residentes estadounidenses que representan nada menos que un
16,4% de la población de EEUU (véase el informe Food Insecurity Survey.
Department of Agriculture. US Federal Government. 2012).
Por otro lado, el Presidente Obama está pidiendo la aprobación del
Congreso de EEUU para llevar a cabo un acto de intervención militar contra
el gobierno de Siria, aduciendo que dicho gobierno ha cometido un acto (la
utilización de armas químicas en un conflicto armado) que debería ser
penalizado. No sancionarlo implicaría -según el Presidente Obama- una
pérdida de credibilidad, no solo de EEUU, sino de la comunidad
internacional, pues tanto el gobierno de EEUU como la comunidad
internacional se habían comprometido en varios tratados internacionales a
no autorizar tales armas en los frentes de batalla. En la reciente reunión
del G-20, el Presidente Obama señaló que “gasear gente inocente con armas
químicas, incluso contra niños, es algo que nosotros no hacemos y que no
debemos permitir” (Financial Times, 7 de septiembre de 2013, p. 4)
¿Qué credibilidad tienen los argumentos utilizados para justificar el
bombardeo de Siria?
Tales argumentos aducidos por la Administración Obama, sin embargo, tienen
escasa credibilidad. En realidad, el gobierno federal de EEUU ha sido uno
de los gobiernos que ha utilizado con más frecuencia armamento químico (y
biológico) en los frentes de batalla. El caso más notorio fue la
utilización por parte de las Fuerzas Armadas de EEUU en Vietnam, Laos y
Camboya de 45 millones de litros del Agente Naranja (una dioxina altamente
tóxica), afectando a más de medio millón de personas (matándolas o
hiriéndolas y deformándolas) entre las poblaciones bombardeadas en
Vietnam, Camboya y Laos. Todavía hoy, y como secuela de aquellos
bombardeos, existe un gran número de nacimientos de infantes con enormes
deformidades entre las poblaciones de aquellos países expuestas a tal arma
química, que continúa en el suelo de más de cuatro millones de acres de
esos territorios.
El gobierno federal de EEUU ha utilizado también, además de armas
químicas, armas bacteriológicas (también prohibidas en los tratados
internacionales) en contra de varios países en América Latina (incluyendo
Cuba, causa de la epidemia de dengue en 1981, que mató a 188 personas,
incluyendo 88 niños). E incluso, más recientemente, el caso más notorio de
utilización masiva de armas químicas fue el que llevó a cabo el gobierno
iraquí (liderado entonces por Saddam Hussein) contra Irán, utilización con
pleno conocimiento y apoyo del gobierno federal de EEUU, que apoyaba al
dictador iraquí en aquel conflicto (ver Jeffrey St. Clair “Germ War: The
U.S. Record”, CounterPunch. 03.09.13). Y el mismo gobierno federal de EEUU
tiene, entre sus aliados, algunos de los mayores violadores de derechos
humanos hoy en el mundo, tales como Arabia Saudí, que tiene un enorme
arsenal de armas químicas que, según varias cadenas de información, han
sido proveídas a los extremistas islámicos, en la oposición al dictador
sirio (ver Eric Draitser “Debunking Obama’s Chemical Weapons Case Against
the Syrian Government” CounterPunch Sept.02, 2013), los cuales poseen ese
tipo de armas como ha indicado también Carla del Ponte, miembro de la
Comisión Internacional de Investigación de las Naciones Unidas para
investigar casos anteriores de utilización de armas químicas en Siria, que
ha señalado la posesión y utilización de tales armas en el pasado por los
rebeldes (ver David Lindorff “While House Document Proving Syria’s Guilt
does not pass Small text” CounterPunch, Sep.3, 2013). En realidad, dichas
armas han sido utilizadas por los dos lados del conflicto en Siria.
Ni que decir tiene que la utilización de tales armas debe denunciarse y
condenarse, sin ser selectivos y discriminatorios en tal denuncia (como es
el caso notorio de Bernard Henri Levi, el filósofo francés que ha
adquirido gran notoriedad por su oportunismo y selectiva denuncia de la
utilización de esas armas, sin nunca haber hecho la denuncia de su
utilización por parte de los estados estadounidense o europeos, incluyendo
el estado francés (tal y como señala Diana Johnstone en su artículo
“France’s Philosopher Bombardier: No War for Bernard Henri Levi”, Counter
Punch, Sept. 3. 2013).
¿Por qué ahora y no antes?
Que hay que penalizar la utilización de ese armamento en cualquier parte
del mundo y por cualquier estado es un punto sobre el cual existe bastante
acuerdo internacional. Pero, ¿por qué ahora y no antes? ¿Y por qué EEUU y
no otros países? Y, ¿por qué no hacerlo a través de otros medios no
militares o incluso, en caso de que fueran militares ¿por qué el gobierno
federal de EEUU y no otros? Para contestar a estas preguntas, hay que
entender, como dije antes, la situación de EEUU y los momentos históricos
que este país está viviendo, lo cual raramente se hace en los medios.
Veamos los datos.
Hoy EEUU está en un momento de profunda crisis, habiéndose acentuado
todavía más la deslegitimación del establishment financiero, económico, y
político de aquel país a partir del periodo de imposición de medidas
sumamente impopulares sin ningún mandato popular. La enorme influencia del
establishment financiero y económico (lo que en EEUU se llama la Corporate
Class) en la vida política y mediática del país y el impacto sumamente
impopular de las políticas públicas realizadas por las instituciones
llamadas representativas han creado un rechazo generalizado hacia esos
establishments. Hoy, desde la Seguridad Social (el sistema de pensiones
públicas) hasta los servicios públicos del Estado del Bienestar están en
peligro. Nunca antes el Estado del Bienestar estadounidense había estado
tan amenazado como ahora (una situación que también ocurre en la Unión
Europea y que alcanza dimensiones extremas en España). Los recortes en las
áreas sociales son enormes y, tal y como he indicado anteriormente, el
Congreso acaba de aprobar un recorte de 40.000 millones de dólares al
programa Food Stamps que alimenta a casi uno de cada tres niños en EEUU
(20 millones de niños asistidos). Estos recortes van acompañados de
intervenciones públicas que benefician enormemente a la Corporate Class y
a las rentas superiores del país, habiendo alcanzado unos niveles de
desigualdad sin precedentes desde principios del siglo XX, al inicio de la
Gran Depresión. Hoy, una persona del decil superior de renta en EEUU vive
quince años más que una persona del decil inferior (en España son diez
años y en el promedio de la Unión Europea de los Quince son siete años).
La Corporate Class y su complejo militar industrial
Un eje central de la Corporate Class, que es enormemente poderoso (tal y
como ya alertó en su día el General Eisenhower, más tarde Presidente del
país), es el complejo militar industrial. La voz más crítica de este
complejo fue Martin Luther King, que lo había denunciado como el gran
defensor de la Corporate Class de EEUU y que, para realizar su misión,
consumía enormes recursos a costa de empobrecer el escasamente financiado
estado del bienestar del país. Consume el 20% del presupuesto federal
(718.000 millones de dólares), de los cuales 159.000 millones han sido
gastados en las guerras de Irak y Afganistán (esta cifra no incluye los
beneficios sociales de los veteranos de las guerras y otros servicios
militares, cifra que alcanza otros 127.000 millones). El gobierno federal
de EEUU gasta más en sus Fuerzas Armadas que la suma en gastos militares
de los 13 países que le siguen después por nivel de gasto militar. Es una
inversión enorme, que se debe al poder de la industria armamentística. Más
de 350.000 millones de dólares fueron a contratos por equipamiento y
mantenimiento de material militar consumido en Irak y Afganistán (estos
datos proceden de Brad Plumer, “America’s staggering Defense Budget in
Charts”, The Washington Post January 7, 2013). Es un gasto público enorme
que configura la economía de EEUU y gran parte de sus políticas públicas.
En realidad (según los cálculos de Dean Baker y David Rosnick del Center
for Economic and Policy Research de Washington), más del 26% del déficit
público del estado federal se debe al gasto en las intervenciones
militares de Afganistán e Irak, así como el pago de otras intervenciones
que han estado ocurriendo a una frecuencia de un conflicto cada tres años
en los últimos treinta años.
Y este gran poder deriva de su función que es la de defender globalmente y
mundialmente los intereses primordialmente de la Corporate Class de aquel
país. Todo este gasto público se realiza a costa de un enorme sacrificio
del bienestar de las propias clases populares de EEUU (como denunció
Martin Luther King, tal como indico en mi artículo “Lo que no se dijo
sobre Martin Luther King”, Público, 3 de septiembre de 2013). No existe
plena conciencia fuera de EEUU de que las clases populares de este país
son las primeras víctimas de tal “sistema imperial”, tal y como lo definió
Martin Luther King. Hoy, a la vez que se están reduciendo los fondos
alimentarios para la población pobre, se están haciendo preparativos
militares que costarán más de 1000 millones de dólares.
La enorme crisis de legitimidad del sistema político estadounidense
El enorme descrédito de la Corporate Class, de sus instituciones
representativas (la mayoría de fondos que los políticos se gastan en sus
campañas proceden de miembros de tal clase social, situación legalizada
por la Corte Suprema de EEUU), acentuado por la gran crisis actual, donde
el estándar de vida de las familias estadounidenses ha ido disminuyendo en
los últimos treinta años (y muy marcadamente en estos años de crisis),
explica el creciente hartazgo de la población hacia las instituciones
políticas. Ya antes de que apareciera Siria en el horizonte, el Stimson
Center publicó en mayo una encuesta en la que se pedía la opinión de los
ciudadanos sobre su percepción y deseos sobre el gasto militar. La gran
mayoría de la ciudadanía quería una reducción radical del gasto militar
mucho más acentuada que cualquier propuesta hecha en el Congreso o por la
Casa Blanca. En realidad, ya en respuesta a este enfado generalizado y
hartazgo de guerras, la Administración Obama había hecho propuestas
(consideradas muy insuficientes por la mayoría de la población) de bajar
tal gasto, habiéndolo reducido en los últimos años.
El bombardeo de Siria, sin embargo, costará, según cálculos iniciales, más
de 1.000 millones de dólares (lo cual ha incrementado inmediatamente, tal
y como informó el Boston Herald (31 Agosto 2013), el valor de las acciones
–que estaban bajando– de las empresas productoras de material militar
tales como General Dynamics, Boeing, BAE Systems, Raytheon y muchas
otras). Mientras, como indiqué en el párrafo anterior, el mismo gobierno
federal está recortando fondos para alimentar a niños que pasan hambre.
La llamada a la intervención militar en Siria
El argumento aducido por la Administración Obama para bombardear Siria –la
penalización al gobierno Asad por el empleo de armas químicas- carece,
como he dicho antes, de credibilidad, pues tales armas se han utilizado
anteriormente en el conflicto sirio, por ambas partes, tal y como
documentó la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su
investigación de la situación en Siria así como en muchos otros conflictos
llevados a cabo por EEUU (como en Vietnam), o por sus aliados, como Israel
en 2009, en su represión de la población palestina de Gaza (tal y como ha
denunciado Amnistía Internacional y señalado Chris Hedges, jefe de la
oficina del Middle East del The New York Times (ver la entrevista en mi
blog www.vnavarro.org)), o, como he indicado anteriormente, por los
aliados de EEUU, como el entonces aliado Saddam Hussein en su lucha contra
Irán en 1988. En realidad, la historia de EEUU está llena de casos de
utilización de armas biológicas y químicas, tanto por su gobierno como por
sus aliados.
¿Cuál es, entonces, el motivo real para iniciar tal bombardeo de Siria?
Hay varios motivos, todos ellos relacionados con la situación en EEUU. La
pérdida de legitimidad del establishment de aquel país es enorme y se
encuentra en una situación muy defensiva, acorralada. Siente que tiene que
hacer algo, tanto en el interior como en el exterior del país. El Medio
Oriente (de enorme importancia estratégica para el establishment
estadounidense i europeo) está en una situación volcánica, en la que EEUU
está perdiendo el control. Hoy esta zona del mundo es un volcán que está
explotando.
Para aquel establishment de EEUU y europeo, Irán es el centro del mal, que
quiere decir que puede afectar más negativamente sus intereses. La alianza
Siria-Irán, apoyada por Rusia, representa una amenaza a la hegemonía de
EEUU en aquella zona. Y últimamente parecía que el dictador Asad en su
lucha contra los rebeldes podría prevalecer y ganar en aquel conflicto. De
ahí que se intente ahora aprovechar el incidente de las armas químicas
para atacar y debilitar a tal gobierno. Este es el objetivo de tal
intervención: intentar recuperar tal hegemonía que está perdiendo el
gobierno federal de EEUU (y de Europa), tanto en el exterior como en el
interior.
Y una de las primeras movilizaciones en contra de esta recuperación del
dominio procede precisamente de las clases populares de EEUU. Para el
Presidente Obama, tal decisión de bombardear Siria le significará un
enorme coste político. Como muy bien ha señalado el que fue Ministro de
Trabajo del gobierno Clinton, Robert Reich (ver Robert Reich “Obama’s
Political Capital And the Slippery Stone of Syria”), tal intervención, que
le iría muy bien al establishment estadounidense para desviar la atención
del país hacia el exterior, (en un momento de grandes tensiones dentro del
país), le debilitará enormemente, independientemente de que sea o no
aprobada por el Congreso de EEUU (una institución que sólo goza de un 15%
de apoyo popular, precisamente por percibirse por parte de la población
estar instrumentalizada por la Corporate America). Es probable que la
Cámara Baja del Congreso (la menos alejada de la población) vote en contra
debido al enorme enfado que la población ha mostrado a la mayoría de
congresistas en sus distritos. Han sido precisamente las bases del Partido
Demócrata (el movimiento sindical, el movimiento de derechos civiles, el
movimiento feminista y el ecológico progresista) las que se han opuesto
más a tal bombardeo. Y hoy, la movilización popular contra tal
intervención (que está bombardeando el Congreso con llamadas y mensajes
contra la intervención militar) está generalizada. Pero el establishment
estadounidense está movilizándose a través de los medios de información
para que el Congreso autorice tal intervención. Hoy, la población recibe
constantemente mensajes que la credibilidad del país está en juego,
indicando que el rechazo se leerá como una negación por parte del pueblo
estadounidense a continuar liderando las fuerzas que representan la
democracia y la libertad, un mensaje que se ha repetido continuamente para
defender dictaduras y regimenes feudales (y que van desde Arabia Saudí y
Qatar a Honduras y antes Haití) que han estado oprimiendo precisamente la
libertad y la democracia.
Ocurra lo que ocurra, se inicia una nueva etapa en EEUU (incluso en caso
de que la Cámara Baja apoyara la intervención), donde la población, y muy
en particular las clases populares, están hartas de las guerras e
intervenciones del gobierno de EEUU para defender lo que Martin Luther
King llamaba el “rol imperial” de la Corporate Class, que está perdiendo
muy rápidamente su apoyo popular. Y este es el punto clave que marcará
claramente un cambio importante en la historia de EEUU (y creo que también
del mundo). (publico)

Publicado en:

 http://www.redaccionpopular.com/articulo/de-lo-que-no-se-habla-sobre-siria











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