Páginas

jueves, 22 de agosto de 2013

¿QUÉ HARÍA LA OPOSICIÓN SI TUVIERA EL PODER?, por Adrián Corbella (para "Mirando hacia adentro" )




Arriba: Los ciudadanos deben procurar siempre  que su voto no sea un "cheque en blanco"

El 27 de Octubre de este año los argentinos elegiremos legisladores en todo el país. La función de un legislador es, como su nombre lo indica, legislar, es decir redactar, debatir y votar leyes. Por lo tanto se supone que en la campaña electoral los candidatos deberían explicarle al electorado cuál es su pensamiento, cuáles son sus ideas, qué harían si tuvieran poder.
En esto los oficialismos siempre cuentan con la ventaja de poder prometer continuidad de políticas ya conocidas por la población. Esas políticas pueden gustar o no, pero la gente las conoce.  En este sentido, el slogan de campaña kirchnerista, “seguir haciendo”, es bastante claro.
Mucho más oscuras resultan los slogans opositores que, o son completamente negativos (“Hartos”, “Límites” dice De Narváez, el hombre que en 2009 tenía un misterioso plan que jamás reveló a la población), o son enunciados inespecíficos (“El buen peronismo” decían los afiches de Piumato y Bárbaro… ¿Y ese cuál será?) o simples frases huecas sin sentido claro, como el “Juntos Podemos” -¿podemos hacer qué?- del PRO, el “venimos a unirlos” de Stolbizer y Alfonsin -¿es un objetivo democrático pretender eliminar las diferencias para unir lo opuesto?-  o el aún más vacío “vuelve todo vuelve” del massismo -¿qué es lo vuelve, lo bueno o lo malo?-. La verdad es que estos slogans dan pocos indicios de lo que esos candidatos piensan, del tipo de leyes que impulsarían. Y menos aún de lo que harían si se les confiara el manejo del ejecutivo.
Las declaraciones puntuales sobre medidas concretas son muy incompletas. Hermes Binner prometió derogar todas las leyes que fueron producto de lo que él llama “mayoría automática” (1). Elisa Carrió parece transitar, con su desmesura habitual, por el mismo camino. Mauricio Macri quiere eliminar “Fútbol para Todos” (2) y reprivatizar todo. Massa se pronunció en favor de la reaparición de las AFJP (3), mientras que su candidata Mirta Tundis destaca como un acierto su estatización (aunque en su momento se opuso con vehemencia, y acusó al oficialismo de “robarle la plata a la gente”).
Todas declaraciones parciales y contradictorias. Ninguno aclara su entera cosmovisión.  Hay muchas definiciones sobre cuestiones concretas que evitan. ¿Mantendrían o no las paritarias?. ¿Favorecen un sistema previsional solidario o el sálvese quien pueda de las AFJP neoliberales?. ¿Impulsarán una política de seguridad basada en el gatillo fácil, o tienen otra estrategia?. ¿Combatirán la inflación secando  de dinero a la economía –y “secando”  los bolsillos de la gente- o con acuerdos y controles de precios?. ¿Liberarán o administrarán el dólar?. ¿Abrirán la economía o controlarán las importaciones buscando una sustitución de las manufacturas importadas por producción nacional?. ¿Cobrarán retenciones a los que más ganan, a los que gozan de una renta diferencial excepcional, o basarán su esquema impositivo en impuestos indirectos que recaen en los más pobres?. ¿Seguirán aumentando las jubilaciones dos veces por año, por encima de los índices de inflación, o las congelarán como estuvieron en los ‘90?.¿Reprimirán o no las protestas sociales?. ¿Favorecerán acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y Europa o impulsarán una reindustrialización en el marco de un bloque regional latinoamericano?. ¿Pondrán su norte en unas nuevas “relaciones carnales” con el Imperio o en un eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas?. ¿Pagarán la deuda externa con ahorro interno o con nuevo endeudamiento?. ¿Pedirán dinero al FMI aceptando a cambio sus exigencias –flexibilización laboral, privatizaciones, ajuste- o buscarán, como dijo hace tantos años Aldo Ferrer, “vivir con lo nuestro”?. ¿Impulsarán la ley de medios o permitirán a los oligopolios mediáticos reinar a placer, fijando agenda y “construyendo” sentido común?
Éstas y muchas otras preguntas de este tenor deberían contestar los candidatos opositores. Resulta sorprendente que tanta gente los vote sin que respondan a ninguna de ellas, ya que les entregan un auténtico “cheque en blanco”… Nadie podrá reclamarle a éstos candidatos el cumplimiento de sus promesas electorales ya que, en rigor, no prometieron nada… Se limitaron a sonreír, a mostrar impactantes dentaduras y a repetir frases vacías.
Sin embargo, podemos tener algunas pistas de lo que harían viendo cómo se componen sus “equipos”, quiénes son los economistas que los acompañan.
En UNEN/Frente Cívico y Social y fuerzas afines (radicales, socialistas, lilistas y pinistas) aparecen figuras como Alfonso Prat Gay, Martín Lousteau y Javier González Fraga; en el PRO Federico Sturzenegger; a Massa lo acompañan Martín Redrado, Ricardo Delgado y Miguel  Peirano; Adolfo Rodríguez Saa presentó como candidato a diputado a Domingo Cavallo.
Todos estos economistas son de la escuela ortodoxa, es decir, neoliberales, entonces podríamos preguntarnos qué haría un economista neoliberal si se le encargara el manejo de la economía argentina. La respuesta a esta pregunta es bastante simple.
Los neoliberales reniegan de la participación del Estado en la economía. Las leyes deben garantizar el libre ejercicio de las actividades económicas, reguladas sólo por leyes que ven como “naturales” como la de la oferta y la demanda. Piensan además que cada persona debe encargarse por sí sola de resolver sus propios problemas, por lo cual ven como “gasto” toda inversión en temas sociales (planes como la AUH). Ante cualquier medida, hay que preocuparse por la reacción que tengan “los mercados” (los grandes actores económicos), no los ciudadanos comunes y corrientes que los votaron.
Imaginemos que en 2015 llegara al poder cualquiera de éstos candidatos opositores, y pusiera al frente del ministerio de economía a un neoliberal. ¿Qué políticas adoptaría este futuro ministro, siguiendo al pie de la letra el “manual” del neoliberalismo?.
Lo primero sería liberar el dólar -devaluar-, que quedaría en un valor intermedio entre el oficial y el blue -probablemente más cercano al segundo que al primero-. A la vez, dejarían de regular el valor de los servicios básicos (agua, luz, gas), combustibles y transportes, que subirían considerablemente, generando  un concomitante y consistente descenso de los salarios reales. Los controles a las importaciones se eliminarían generando dos efectos: en primer lugar, un déficit comercial y en segundo el cierre de muchas empresas que se verían sometidas a la competencia de las mercaderías importadas. Los impuestos “distorsivos” –como dicen los neoliberales- serían eliminados o reducidos, tanto las retenciones –al agro y a los combustibles- como el impuesto a las ganancias, generando entonces un importante déficit fiscal, con lo que se lograrían déficit gemelos (fiscal y comercial).
En este contexto, sería inevitable hacer un ajuste, reduciendo los gastos del estado: congelamiento o descenso de los salarios de los empleados públicos y jubilados (lo que se trasladaría automáticamente a los privados; las paritarias, si se hicieran, serían para negociar el monto de la reducción salarial), disminución del “gasto” público en infraestructura. Estas medidas producirían un descenso de la inflación, y quizás incluso deflación, pero al costo de generar desocupación y recesión. Las cosas costarían menos, pero no habría dinero para comprarlas.
La medida ineludible sería pedir divisas al FMI para pagar los vencimientos de la deuda (se pagaría deuda con más deuda, y así hasta el infinito), y aceptar sus condicionamientos: más ajuste, flexibilización laboral, privatizaciones…
Este camino ya lo conocemos, y sabemos cómo termina: cuando el país agota su capacidad de endeudamiento y ya no tiene más nada para privatizar, la economía estalla –como pasó en 2001-, se ingresa en un caos político e incluso corre riesgo la existencia del país como tal. (1)
La única duda es cuánto se tardaría en adoptar estas políticas, si se haría “cirugía mayor sin anestesia” –como dijo en su momento el ex presidente Menem- o si se aplicarían estas políticas de a poco, cuidadosamente, lubricadas, para que la responsabilidad del nuevo gobierno no fuera tan evidente. Contando con protección mediática, siempre se le puede echar la culpa a la “situación heredada” (2). Si algo hemos tenido los argentinos en estos años, son sobradas muestras de cómo se realizan operaciones de hostigamiento (a unos) y blindaje (a otros) por parte de medios y periodistas “independientes”. “La crisis se cobró dos nuevas víctimas” tituló un muy popular diario argentino hace ya más de una década  -mucho antes de que se inventara el kirchnerismo- cuando un acuerdo con el gobierno de turno lo impulsaba a protegerlo.
¿Haría todo esto un Ministro de Economía de un Presidente opositor?... Habría que preguntarles, en lo posible, antes de votarlos.
En una democracia todos tenemos derecho a elegir con entera libertad a los candidatos que más nos atraigan. Pero, en rigor, votar por enojo a candidatos que ocultan sus proyectos y pensamientos, es una actitud irresponsable, poco inteligente o al menos poco reflexiva. Por eso, sería interesante que, aquellos que opten por fuerzas opositoras, les exijan a sus candidatos que se pronuncien con claridad sobre todas estas cuestiones, ya que así, al menos, estarán en condiciones de exigirles luego que cumplan con sus promesas.
Nadie en su sano juicio entrega irreflexivamente un cheque en blanco. No pongamos ese cheque en una urna.

NOTAS:


(4)   Para tener presente hasta dónde habíamos llegado, es útil recordar una nota de Jorge Gaggero del 2002, reeditada por Página 12 en 2012 http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-5909-2012-04-02.html

(5)   Ricardo Delgado, economista muy cercano a Sergio Massa, declaró el 29 de junio del 2013 a Télam  este Gobierno dejará la economía en 2015 mucho más ordenada que cualquier otro desde el retorno de la democracia “ . Sería interesante recordarlo por si en el futuro dice otra cosa. http://www.telam.com.ar/notas/201306/23078-delgado-no-hay-grandes-problemas-estructurales-en-la-economia-no-estamos-ni-en-el-cielo-un-el-infierno.html


Adrián Corbella, 21 de agosto de 2013.







1 comentario:

  1. para mi hay que profundizar en el tipo de persona que genera este sistema de vida que está siempre llena de miedo, con un vacío que solo lo llena el consumismo y por eso insegura y llena de bronca y en lugar de descargar su bronca sobre la explotació oculta de las empresas concentradas la descarga sobre el Estado que es la cara visible del sistema. Para está muy bueno recordar lo que son los neoliberales pero hay que agregarle un analisis filosófico de construcción de sujetos capitalistas

    ResponderEliminar