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sábado, 10 de agosto de 2013

La estrategia de maniatar la libertad, por Darío Sztajnszrajber (para "INFOnews" del 10-08-13)

 

REFLEXIONES DEL "INNOMBRABLE" DARÍO (El "Innombrable" se llama su programa de radio, debido a la dificultad de su apellido, que no es el más difícil del país... pero...)

Un problema filosófico surge cuando se pone en evidencia que, sobre un concepto aparentemente estable en su significación, hay lecturas opacadas que no salen a luz. Es que en ningún otro lugar se juega todas sus fichas el poder, como en el saber: desde la definición de una categoría hasta su instalación como sentido común cotidiano.

Es por esto que en nuestros tiempos, la cuestión de los medios se ha vuelto central: el poder ante todo “decide” frente a la indecidibilidad de cualquier término; esto es, lo sustrae de su libertad. La libertad de todo concepto de ser abierto y en constante reinvención. Por eso un buen monopolio debe ante todo apropiarse de la idea de libertad y maniatarla. Quitarle sus grises.
Cristalizarla en un sentido único. Apresarla. Si la libertad se define de un único modo, ya no es la libertad. Un problema filosófico bien terrenal se manifiesta cuando en nombre de la libertad se prohíben otras voces, se ocultan otras perspectivas, se exige silencio.
Históricamente, las sociedades capitalistas han emparentado la libertad a la seguridad, lo propio a la propiedad privada. Y en una comunidad libre, la voz del otro siempre es prioritaria, ya que el alineamiento de la libertad individualista con la propiedad privada solo genera un mundo con libertad para los que están adentro y falencia para los que están afuera. De hecho, el mismo término “delincuente”, lleva en su origen la idea de una falta (cometer una “falta”) y el poder necesita ejercerse sobre sus propios delincuentes. Solo habrá libertad plena cuando nadie se adjudique ser su propietario…

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