Ayer por la mañana, el Sargento García del periodismo argentino ha
hecho una acusación sobre mi persona que –perdone, estimado lector, mi
arranque de vanidad– me veo en la obligación de contestar para dejar mi
nombre y apellido en un lugar de mínima dignidad –es joda, claro–. Digo
que en su nota de ayer de la página 2 del diario Clarín el gigante de la
prensa argentina ha escrito: "En Radio Nacional están María Seone,
directora de la Radio y hasta 2009 importante editora en Clarín, Vicente
Muleiro (ex editor de Clarín), Luciano Galende (se vestía de payaso en
Mañanas Informales por Canal Trece entre 2007 y 2008), Nora Veiras y
Hernán Brienza (colaboradores de la revista Ñ), Carlos Ulanovsky
(histórico del staff de Clarín), Pedro Brieger (colaborador de Clarín y
La Nación), Néstor Restivo (de Clarín), Telma Luzzani (de Clarín), y
siguen las firmas. ¿Lo harán sólo por dinero y ejercicio del cinismo?
¿Se creerán, como Cristina, su propia mentira?"
Debo confesar que es cierto lo que escribe el otrora periodista con
veleidades de “fiscal de la república” devenido en Sargento García de
Héctor Magnetto y Ricardo Kirchsbaum. Lo confieso: he sido colaborador
de la Revista Ñ. Es más, estimado lector, en esa publicación, que
todavía mantiene cierto grado de dignidad periodística respecto del
“diario de Videla”, he cometido el “delito ideológico” de entrevistar a
escritores como el español Juan Cruz Ruiz y los argentinos Rodolfo
Rabanal y Andrés Rivera, he hecho críticas literarias, me he preguntado
por los discursos sobre el nacionalismo, he garabateado sobre el cruce
de literatura y fútbol!!! –obsérvese el tamaño de mi delito y mis
contradicciones-. Puse muchas subordinadas en este párrafo para que el
Sargento García no entienda el sentido, ya que se sabe, tiene serios
problemas de comprensión de texto.
El Sargento García de Magnetto y Kirschbaum acusa de "viejos boludos y
fracasados" a Horacio González y a Vicente Battista. Debería darse
cuenta de que no les llega a los talones ni intelectualmente a Horacio
ni literariamente a Vicente. Los escribas de los libros de Lanata jamás
han producido un párrafo que tenga la profundidad necesaria para ser
incluido en Restos pampeanos, por ejemplo, y su Historia de Teller, por
nombrar algunas de las producciones de sus deseos imaginarios de
escritor, resulta "No Place" frente a una novela como Gutiérrez a secas,
por ejemplo, premiada nacional e internacionalmente. Me viene a la
mente la estrofa del Martín Fierro: "A naides tengás envidia, es muy
triste el envidiar; cuando veas a otro ganar a estorbarlo no te metas:
cada lechón en su teta es el modo de mamar."
Que el Sargento García no entienda a Horacio es culpa de su magro
intelecto que apenas le permite ser ingenioso y maradoniano, como digo
siempre, en términos comunicacionales –como lo era Bernardo Neustadt–.
Pero, quizás, el gigante del periodismo lacayo-empresario debería tomar
conciencia de que ya no es más un jovencito. Y que está más cerca de
"ser un viejo boludo que nos cagó la cabeza" a las generaciones que
vinimos detrás que de ser un jovencito manipulado. Flor de engaño, ¿no?
De construir un diario solventado por una agrupación de izquierda
liderada por Enrique Gorriarán Merlo –con el que tuve el orgullo de
conversar varias veces– a sicario comunicacional del diario que sobre
miles de torturados y desaparecidos se apropió de Papel Prensa y apoyó
la dictadura militar. Flor de parábola se mandó, ¿no? ¿Y les preguntará
Lanata en los pasillos de Tacuarí a Magnetto y Kirschbaum sobre esto? ¿O
se esconderá en el silencio típico del periodista militante de los
mangos que cobra?
Siempre recuerdo esa escena en la oficina de Lanata del primer piso
de la calle Maipú a principios del 2008. (Ah, sí, porque también trabajé
en el diario Crítica, en el área de Cultura, porque no quería hacer
Política por mi identidad ideológica.) Estaba el Sargento García y otro
periodista –que reservo el nombre por aprecio personal– y me cargaban
porque yo apoyaba al gobierno. La otra persona me llamaba "el
compañero", así que todos sabían cuál era mi pensamiento, Lanata se me
reía, pero debo confesar que nos teníamos mutua simpatía. Esa tarde
protestaban porque el gobierno nacional no quería dar pauta oficial para
el diario Crítica. Habían negociado una primera tapa con un reportaje a
Cristina presidenta y ya le habían "vendido" con cierta elegancia el
diario al gobierno. El gobierno no aceptó formar parte del negocio de
Lanata y este decidió pasar el diario a la oposición. Claro, tenía que
echar un par de periodista con ideología propia. Y fue a por ellos en
los meses siguientes y los despidió. Y después se vendió Crítica al
inimputable de Carlos Mata que quería seguir estafando a los argentinos
con empresas de aviones. Monumental el lobby que hizo el diario contra
Aerolíneas Argentina, recuerdo. Y el Sargento García del periodismo
empresarial estaba allí, firme, escribiendo notas furibundas contra
Magnetto y Kirschbaum para, por lo menos, mantener el mínimo de
admiración que nos producía a algunos periodistas que todavía no lo
conocíamos bien. O sea, Lanata nunca tuvo problemas en venderse al mejor
postor: el gobierno, Mata, Clarín, De Santibañes, siempre según la
investigación de Luis Majul, esto a mí no me consta. Y en el medio,
claro, dejar de "garpe" y sin laburo a cientos de trabajadores como hizo
en Data 54 y el mismo Crítica.
Sé que por esta columna, el domingo en su programa de televisión o el
lunes en Radio Mitre, el Sargento García me va a decir que soy un
"boludo nacional" y no sé cuántas cosas más. Y yo tendré una sola
opción: reírme, burlarme de él. Antes quiero confesar algunos de mis
"otros delitos" para que hagan investigaciones profundas sus pekineses
sabuesos: de pibe fui canillita, me agarraba a trompadas en mi barrio
una vez por semana, afané alguno que otro kiosquito, toqué timbre y salí
corriendo, a los 20 años salí con una mujer casada, jugué al golf, al
tenis, viajé por Europa varias veces, tengo el sueño de comprarme un
terrenito en Traslasierra, laburé en La Prensa, en Impacto, en Perfil,
en Tres Puntos, en TXT, en Ñ, en Acción, en Crítica. Tengo un auto que
compré cuando trabajaba en Crítica, a veces todavía me masturbo, como
sushi, choripanes en alguna marcha, leo a González y algunas cosas le
entiendo, cobro un sueldo en Radio Nacional que no llega ni al 0,5% de
lo que él cobra en el lupanar de Magnetto, a veces repito los platos de
polenta porque me gusta mucho, compro muchos libros y no los leo todos,
tengo un libro con un prólogo de Lanata elogioso, admiré a Jorge Lanata
durante mucho tiempo, antes de que se convirtiera en la caricatura de sí
mismo.
Porque Lanata podría haber seguido siendo Lanata, e incluso, podría
haber seguido siendo opositor al gobierno con cierta inteligencia, con
cierta equidistancia, con elegancia, y seguiría teniendo mi admiración,
aun cuando no compartiera sus ideas políticas. Porque soy un tipo muy
liberal en ese aspecto. Pero el problema es que decidió convertirse en
una caricatura de sí mismo. Porque como dice el tango "Margot": "Son
macanas, no fue un guapo haragán ni prepotente ni un cafisho de averías
el que al vicio te largó... Vos rodaste por tu culpa y no fue
inocentemente... ¡berretines de bacana que tenías en la mente desde el
día que un magnate cajetilla te afiló!"
Porque lamento darle esta mala noticia al Sargento García: No todos
somos iguales. Carlos Barragán, Jorge Dorio, Orlando Barone, Sandra
Russo, Cynthia García, Edgardo Mocca, María Seone, Vicente Muleiro,
Luciano Galende, Nora Veiras, Carlos Ulanovsky, Pedro Brieger, Néstor
Restivo, Telma Luzzani y yo, como trabajadores, tuvimos muchos trabajos
periodísticos, por suerte, lo que confirma la mayor o menor calidad
laboral de cada uno de nosotros. No somos improvisados. Pero no somos
iguales a Lanata. Somos trabajadores, no somos mercenarios. Aunque le
duela y Lanata termine apareciendo en las fotos de Canal 13 haciendo
pucherito, alguien tiene que decirle que somos mejores que él, en
términos personales y morales. Ojo, por ahí, Lanata maneja mejor el
lenguaje mediático. Es más efectivo, pero en términos técnicos, sus
investigaciones son vergonzosas. En síntesis: la efectividad
comunicacional de Lanata es directamente proporcional a su miserabilidad
personal.
Por último un mensaje estrictamente personal: Jorgito, querido, es la
tercera vez que te metés conmigo. Siempre me divertiste. Y ahora te
escribo riéndome de vos. Pero te quiero aclarar que las cosas que hago
no las hago ni por dinero ni por cinismo –aunque bastante "cínico" soy
porque admiro la filosofía de Diógenes de Sinope, Antístenes y Crates de
Tebas–, las hago porque creo en ellas. Como Cristina, ponele, me creo
mi propia mentira. Y como la creo, funciona para mí como una verdad.
Pero la gran diferencia entre vos y yo es que yo creo en lo que creo,
vos sabés que todo los que sos y decís es una mentira. Y lo repetís una y
otra vez en un barroquismo de vos mismo que provoca risa. La diferencia
entre vos y yo es que si nos encontramos cara a cara y me mirás a los
ojos no vas a poder engañarme: vos siempre supiste que yo simpatizaba
con el kirchnerismo, desde que me conociste en 2008. Equivocado o no,
creo honestamente en lo que digo. Cuando yo te conocí, en cambio, nunca
pensé que te iba a ver como te veo hoy: arrodilladito, mirando desde
abajo a Magnetto y Kirschbaum, sobando. Porque por mucha guita que te
pongan, esa es tu posición, Jorge. Y me da pena, lástima, asco. Porque
yo muchas veces me consideré uno de tus miles de "Salieri". Pero ¿sabés
qué? Somos mejores que vos. Y eso me permite tener la libertad de reírme
de vos como hago en esta nota. Por último, voy a parafrasear a Juan
Domingo Perón en aquella famosa carta después del golpe del '55: "Buenos
Aires tiene muchas esquinas para que me demuestres que sos más valiente
que yo" (es joda, no tengas miedo). Un no gran abrazo. Hernán.
P.D.: Para terminar, algo que siempre tuve ganas de decirte: Jorgito,
querido, siempre tuviste menos fútbol que una escuela de ballet.
la verdad que jamás creí en Lanata, nunca me cerro, ¿será lo que llaman "intuición femenina? pero jamás pensé que iba a caer tan bajo como lo está haciendo... en fin, el tiempo coloca a cada uno en el lugar que debe estar y éste tipo va a quedar en el recuerdo como un pobre payaso que se la daba de periodista serio
la verdad que jamás creí en Lanata, nunca me cerro, ¿será lo que llaman "intuición femenina? pero jamás pensé que iba a caer tan bajo como lo está haciendo... en fin, el tiempo coloca a cada uno en el lugar que debe estar y éste tipo va a quedar en el recuerdo como un pobre payaso que se la daba de periodista serio
ResponderEliminar