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lunes, 1 de abril de 2013

ELECCIONES FORZADAS, por Antonio Aponte (para “Un Grano de Maíz” del 01-04-2013)





Estas elecciones no tienen nada de normal, se parecen más a una batalla que a un acto comicial, a ellas vamos forzados por un magnicidio, de allí saldrá todo menos el reconocimiento del resultado electoral por parte de los verdugos, lo desconocerán, ya lo hicieron con las elecciones de octubre, iban sobre seguro, ya caminaba el magnicidio.
¿Qué hacer? Lo primero es entender que se trata de una batalla que adquiere forma electoral, es una guerra que por ahora se manifiesta por vía del voto, después vendrán otros episodios igualmente bélicos. Entonces, debemos ir a las elecciones como quien va a un combate por sus ideas, por sus sueños, como Bolívar, Chávez y los patriotas libraban sus grandes batallas. No podemos encararlas como un torneo más de ofrecimientos guiados por las encuestas. Es necesario salir de ellas preparados, con la masa chavista, bolivariana, activada, consciente, lista para vencer en los nuevos retos.
Es importante ganar, aplastarlos electoralmente, demostrar que el pueblo chavista está unido, dispuesto a combatir a los oligarcas y a no dejarse arrebatar la posibilidad revolucionaria.
Es necesario estar estrechamente unidos a Maduro, hacerlo un gigante con el apoyo de la masa, construir una fuerte conexión amorosa Maduro-Pueblo que nos haga invencibles. Chávez, al escogerlo para mantener la llama viva, sabía que es honesto, de extraordinario corazón, entregado desde siempre a la causa de los humildes, sabía que nos conduciría a buen puerto. Y sabía, porque lo vivió, que el calor del pueblo humilde hace el milagro de transformar a los hombres en Apóstoles.
No es fácil el reto que tiene Maduro. Se trata de sustituir a Chávez, pero él saldrá exitoso, se erguirá sobre las miserias humanas, se elevará hasta donde llegan los hombres históricos. El aval de Chávez nos da esa seguridad, esa fe.
Cuando Chávez escogió a Maduro lo hizo con la placidez del que sabe que formó con el cincel de la lealtad a un equipo de guerreros que, junto a Maduro, conforman un cuerpo de dirección capaz de encontrar, juntos, los mejores valores del ser humano y potenciarse, como dijo el Che, hacia el escalón más alto de la especie humana: ser revolucionario.
El enemigo oligarca nos ataca con campaña de mentiras, con cizaña tratan de dividirnos, de desencantarnos. Vendrán cuñas, falsedades, miedos, intentarán que nos convirtamos en nuestros propios verdugos y confundirnos para que abandonemos por excusas banales el glorioso camino de nuestra redención.
Debemos estar alertas frente a estas campañas que ya comienzan a desenrollar. Tengamos fe en el equipo, en los hombres de Chávez, de probada lealtad en las buenas y en las malas, veteranos del golpe de abril y del sabotaje petrolero. Tengamos la seguridad de que de ellos no saldrá nada que perjudique la causa popular, de ellos no se puede esperar la mentira, la zancadilla, la deshonestidad. ¡Son los hijos de Chávez! ¡Con ellos estaremos siempre, con el Comandante estaremos más allá de la vida!
¡Con Chávez, con Maduro, con su Equipo!


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