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martes, 2 de abril de 2013

ANTOOK O LA LUCHA NACIONAL Y SOCIAL, por Fernando Abel Maurente (para "Redacción Popular")





En 1966 la Cancillería argentina a través de una Comisión pro Monumento a Rivero, solicita a la Academia Nacional de la Historia una opinión. El 19 de Abril de 1966 la Academia se expide mediante un dictamen firmado por dos conspicuos historiadores de esa vetusta institución. En ese dictamen los señores Ricardo Callet Bois y Humberto Burzio recomiendan lapidariamente no realizar ese homenaje ya que consideran al gaucho Antonio Rivero un asesino y ladrón.
Era casualidad ese dictamen? Era fruto de dos ratones de biblioteca y junta papeles espantados por las “correrías” de aquel controvertido y oscuro personaje?...Que había nacido en Concepción del Uruguay, Entre Ríos (27 de noviembre de 1808) y había muerto en el combate de Obligado (20 de noviembre de1845). Tenía apenas 37 años cuando se puso a las órdenes del comandante Lucio Mansilla.
En realidad estos dos eximios archivistas no habían hecho otra cosa que exhumar la doctrina del “cuchillero” con la que Borges había calificado al Martín Fierro de José Hernández.
Corría el sexto día de aquel caluroso mes de diciembre de 1832. Juan Manuel de Rosas concluía su mandato de gobernador. A pesar de las gestiones realizadas por la Legislatura bonaerense, el joven estanciero de los “Cerrillos” decide volver a la actividad privada.
Aunque encara una acción política que aquellos que aman el poder se los ha facilitado. Estamos hablando de la expedición al territorio del malón. Napoleón en la Historia Universal y Julio Argentino Roca ganaron el prestigio que a través de las campañas militares que les permitió acceder al poder. Eso hizo
don Juan Manuel.
Un déficit de 15 millones de pesos y las presiones de la Banca Baring contextualizan ese fin de año. Faltaban apenas unos días para la invasión británica a las Malvinas. Aquellas que aparecen en el Plan de Operaciones de Mariano Moreno de Agosto de 1810 como lugar de reclusión para aquellos que atentaren contra los objetivos de los
revolucionarios de Mayo.
Gobierna Buenos Aires, el ex ministro de Guerra de Rosas, Juan Ramón Balcarce. Con la iniciación del año nuevo, el 3 de Enero precisamente, el archipiélago es ocupado militarmente por tropas inglesas.
Dos nombres quedarán grabados en la memoria de los argentinos: el del capitán John Onslow y la corbeta Clío. El responsable militar y el barco del cual desembarcaron quienes izaron la bandera inglesa en aquellas inhóspitas y despobladas tierras emergentes de ese bravío mar.
El empresario y gobernador Luis Vernet había realizado una expedición a Malvinas en 1827. Rivero formaba parte de ella.
Al producirse el desembarco de las tropas británicas, Vernet renuncia a su cargo de gobernador. Esta maniobra en realidad intentará encubrir los negocios y negociados de este comerciante con el Reino Unido. Onslow, designa como administrador del archipiélago y encargado del almacén del lugar a William
Dickson, un irlandés. Una de las tareas que le encargó Onslow al retirarse fue la de izar y arriar el pabellón británico, cada vez que pasara algún barco y especialmente los días domingo.
Vivían en la colonia 14 gauchos y aborígenes acriollados. A Vernet, no le interesaba el tema de la soberanía e hizo un trato con los invasores garantizando la continuidad de sus actividad comercial en Puerto Louis. Dejó allí a sus administradores, controlando el negocio desde Buenos Aires, típico empresario ausentista.
En Puerto Louis, el francés Jean Simon era el capataz de Vernet, este era asistido por el ex mayordomo de Vernet, Matthew Brisbane. La explotación a la que fueron sometidos Rivero y sus amigos hizo que la situación en la colonia se hiciera extremadamente difícil. El empresario les abonaba a sus peones, no con dinero sino con vales. Era una situación común el pago con vales en aquellos lugares donde la injusticia y la explotación eran moneda común. Los peones asalariados se veían obligados a comprar con esos vales en el almacén de la colonia. Ahora bien, el irlandés no aceptaba los vales emitidos por Vernet. Lo cual obligaba a la peonada a carnear alguna vaca suelta para poder comer. También esto se les prohibió. La situación se
hizo insostenible. Era una cuestión de vida o muerte. Rivero y sus hombres no tuvieron alternativa. El 26 de Agosto de 1833, a medio año de la invasión británica Rivero, a quien los británicos apodaban “Antook”, otros dos gauchos más y cinco indios charrúas acriollados toman las armas. La violencia fue simétrica a la explotación. Fueron asesinados el irlandés y cuatro personas más. Los gauchos de Rivero se hicieron dueños de la situación.
Arriaron la bandera inglesa e izaron la bandera argentina. Curiosos asesinos éstos que bañados en sangre tienen una actitud antiimperialista.
Aterrorizados por la situación violenta el resto de los pobladores (6 criollos y 17 de otras nacionalidades) de la colonia huyen y llegan hasta el islote Peat. El 23 de Octube de 1833 arriba a Puerto Louis la goleta “Hopeful” al mando del teniente Rea quien toma contacto con los aterrorizados pobladores refugiados en el islote. Decide continuar viaje con el objetivo de buscar refuerzos.
Otro gesto que pone en duda que Rivero haya sido como lo pintaron los mitristas de la Academia. Se acerca al islote y le lleva alimentos al grupo refugiado que estaba en una situación límite. La vida de aquellos que no se plegaron a la sangrienta insurrección fue respetada. El 7 de Enero de 1834, aprovechando la benevolencia del océano en pleno verano arriba a Puerto Louis, el “Challenger”, a cargo del capitán Seymour, que había sido alertado por el teniente Rea.
Comienza una verdadera cacería del grupo de Rivero que decide resistir internándose en el desolado paisaje de la isla. El grupo se parte y desertan dos de ellos: Jose María Luna y Juan Basido quienes terminaron entregando a sus compañeros. Poco tiempo después el grupo es detenido por los soldados británicos. Rivero quedó solo y resistió hasta quedar totalmente rodeado por los británicos.
Los rebeldes fueron conducidos a Gran Bretaña donde fueron sometidos a juicio y se exigió sobre Rivero y sus hombres la pena de muerte. El Ministerio Fiscal Británico se declaró incompetente debido a que sus acciones habían sucedido fuera de la juridicción del tribunal. La competencia del tribunal no tenía competencia sobre Escocia y las colonias
británicas. El Ministerio aconsejó al Almirantazgo embarcarlos y devolveros al Río de la Plata. Como en una película con final feliz, el gaucho Rivero y sus hombres fueron liberados en Montevideo. Previo a su libertad el almirante Hammond le escribe entonces al cónsul británico de Buenos Aires para que le permita desembarcar a Rivero en Montevideo.
Antook, aparecerá después entreverado con las cadenas de Obligado. El 20 de noviembre dará su vida por la patria. Curioso este patriota que los liberales execran. Con una actitud racista hacia un criollo que no sabía leer ni escribir lapidarán a este morocho como un asesino, vago y mal entretenido. Los dramáticos acontecimientos pusieron a este joven en una situación donde la contradicción social (la explotación y la soberbia de los extranjeros) llevaron a estos hombres, encerrados en una situación límite, a tomar la decisión de matar o morir. El izamiento del pabellón argentino luego de la masacre, no es casualidad.. Este hombre rudo, valiente y decidido vivió en carne propia la explotación y actuó defendiendo a su clase y luchando por la causa nacional. Como bien dice Jorge Enea Spilimbergo, los humildes, los humillados son intuitivamente revolucionarios.

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