Arriba : Marea "rojita" en Caracas despidiendo a Chávez. Los procesos políticos duran más que sus creadores, que sus dirigentes originales.
La muerte, entre esperada e inesperada, Hugo
Chávez ha generado una serie de interrogantes que se articularon desde quienes
lo apoyaron y quienes son sus acérrimos enemigos, preguntas que no solo
afectaban sobre el devenir del proceso revolucionario en el país caribeño sino
sobre un posible reacomadamiento de fuerzas en el mapa geopolítico de América
Latina.
Unos, en nuestro país, movidos mas por sus
deseos que sobre las posibilidades creadas a fines del siglo XX por el
acontecimiento chavista, intentaron pensar la idea del chavismo sin Chávez como
la posibilidad del kirchnerismo sin Cristina, sin comprender que los procesos
políticos contra-hegemónicos iniciados a raíz de la crisis del neoliberalismo,
Caracazo, 2001, etc., pusieron en tela de juicio el paradigma que impero en
nuestra región y genero una apertura de un espacio publico inesperado, donde la
intervención de una nueva subjetividad política se apropio de la nociones
democracia, intervención política, revolución, proceso de reformas, y en esa
relación dialéctica, le fue cortando el espacio de acción a las derechas en el
sub-continente.
Si bien podemos pensar que estos movimientos
(con sus matices propios) se generaron desde un arriba hacia abajo, hay que
pensar que durante la década última, se produce una nueva mediación política,
que complementan los mecanismos tradicionales de participación institucional,
es decir, construcción de empoderemiento que nos obliga a re-pensar la
totalidad de instrumentos teórico-metodológicos para dar cuenta de esta nueva edad de los pueblos en América
Latina.
Los millones de venezolanos acompañando el
féretro de Chávez, los millones de latinoamericanos que desde sus países
sintieron como propia la muerte de aquel que genero la fisura anti-neoliberal,
dan cuenta que estos procesos continúan rodando, lo iniciado, en solitario por
el gran bolivariano, aun no ha terminado, que pese a las contradicciones, a las
posibles idas y vueltas, los dos pasos atrás o los dos pasos adelante, vemos
pueblos que han optado por un camino diferente al de las oligarquías y
burguesías locales, que en esa diferencia continental, están unidas bajo la
idea de Patria Grande, por el sentimiento real y efectivo de que otro mundo
igualitario es posible… ese quizás sea el legado central de Chávez, que en
pleno siglo XXI, las utopías no han muerto, sino que se instituyen en cada día
mas en las diferentes naciones, porque detrás, como sustento de la mismas,
están los humildes, que de repente, volvieron a ser visibles a los ojos de las
clases dominantes nacionales.
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Por supuesto que somos nosotros, los horizontales, los responsables de continuar con este modelo inclusivo que recién comienza. Ya aprendimos en carne propia lo que es la indiferencia hacia los que padecen la desigualdad. Hay que salir del caparazón y seguir construyendo ciudadanía con solidaridad y mucha, mucha explicación. Ah... Y paciencia
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