En el 105º aniversario del descubrimiento del petróleo...
A partir del
mismo día del hallazgo, y promovido por algunos medios de prensa porteños,
comenzó a tergiversarse los hechos. Causas concretas motivaron esa
falsificación histórica.
Por:
Federico Bernal
Federico Bernal
La Dirección Nacional de Minería nació por decreto
del 25 de octubre de 1904, bajo el nombre de la División de Minas,
Geología e Hidrología, dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación. Su jefe, el
ingeniero Enrique Hermitte. Entre sus finalidades figuraba la de "efectuar
las exploraciones geológicas, mineralógicas e hidrológicas y, especialmente, los
estudios de combustibles minerales y fuentes termales". Fue esta División
la responsable del descubrimiento de petróleo en Comodoro Rivadavia, el 13 de
diciembre de 1907. Dicha dependencia estaba organizada en cuatro secciones:
Geología, Minas, Hidrología y Contabilidad. Entre 1904 y 1907, la sección
Geología presidida por el Dr. Keidel, había colocado a la República Argentina
a la par de las naciones más adelantadas. Su misión era la de ejecutar cuanto
antes el mapa geológico del país, conforme instruía el decreto de 1904. Por su
parte, la sección de Minas venía realizando incesantes esfuerzos para estudiar
los yacimientos de petróleo en la provincia de Mendoza y en la región de Orán,
provincia de Salta. Finalmente, estaba la sección de Hidrología, cuya misión
era la de obtener datos para el conocimiento de la geología del subsuelo, así
como la de hallar cuencas de agua surgente. Su jefe fue el ingeniero Julio
Krause, del cual dependían cinco ingenieros, tres empleados administrativos,
dos inspectores de máquinas, jefes de Talleres y Almacenes, y obreros
especializados. El sector Perforaciones lo componían: 12 jefes de sondeo, 19
obreros y 56 peones. Esta sección fue la responsable específica del hallazgo de
petróleo.
EL DESCUBRIMIENTO Y LA CUESTIÓN DEL AGUA.
Comodoro Rivadavia fue fundado por el residente italiano Pietrobelli el 23 de
febrero de 1901. Tan temprano como en 1903, la población había solicitado al
gobierno nacional una perforación para la obtención de agua, desde que el
preciado recurso debía traerse de una distancia de 25 kilómetros y a
campo traviesa. Recién en 1905, la sección Hidrología envió el primer equipo de
perforación, el cual al llegar a 170 metros de profundidad debió suspender su
trabajo dadas las insuperables condiciones del subsuelo. Fue así como la División resolvió el
envío de una máquina perforadora mucho más avanzada y preparada para los
difíciles terrenos descubiertos. Se trataba de las típicas máquinas utilizadas
para la perforación petrolera. El pozo, ubicado 3 kilómetros al norte
del pueblo, comenzó sus actividades a fines de marzo. Siete meses después, se
llegó a una profundidad de 535
metros –límite de la capacidad perforante del equipo–
sin el más mínimo rastro de agua. Entonces, el ingeniero Hermitte tomó una
decisión que habría de cambiar la historia. Este, el argumento que la
justificó: "Antes de abandonar la perforación, y basada en la convicción
más absoluta de que cada metro de perforación es un beneficio para el país,
esta División [ordenó] a los Jefes de Sondeo [...] llevar la perforación lo más
profunda posible, pero siempre que [...] no haya absolutamente peligro de
rotura [...]". Apenas se perforaron unos metros más, los días 11 y 12 de
diciembre se presentaron los primeros indicios de petróleo. Su constatación
definitiva vino un día después. En la Memoria correspondiente a 1908, Hermitte explicó
en estos términos la gran obra: "El descubrimiento del petróleo de
Comodoro Rivadavia, si bien imprevisto, no deja también de ser el resultado de
la fe ciega en las consecuencias que tendrán para la República, las
investigaciones de su subsuelo y un empeño constante de varios años para
proseguir esos estudios [...]". Es decir y en función de las razones
aludidas, fue la decisión de proseguir la perforación la que permitió llegar al
inesperado pero buscado resultado.
LA
ZONCERA DEL AGUA. Ahora bien, a partir del mismo día del
hallazgo y promovido por algunos medios de prensa porteños –entre ellos, La Nación– comenzó a
tergiversarse los hechos y actores protagonistas del descubrimiento. En primer
lugar, se atribuyó erróneamente el hallazgo al jefe de Sondeo Beghin,
desplazando así a Hermitte y Krause, funcionarios de peso del gobierno nacional
y responsables de la División
de Minas y sección de Hidrología, respectivamente. En segundo lugar, se
atribuyó el descubrimiento a la casualidad (buscaban agua y apareció petróleo),
ocultando maliciosamente la planificación, capacitación y organización
científico-técnica puesta en marcha al menos un lustro antes, así como los
objetivos trazados originalmente por la División en base a las disposiciones del decreto
de 1904, todo con el propósito expreso y expresado de descubrir petróleo y
carbón mineral. Hermitte retrucaba en una carta dirigida al ministro de
Agricultura, fechada en diciembre de 1907, el nacimiento de la zoncera del
Agua: "Considero conveniente llamar la atención de V.E. sobre el hecho de
haberse atribuido a una mera casualidad el descubrimiento del petróleo en
Comodoro Rivadavia. No hay tal, sin duda. El propósito que se persigue y que
siempre se ha hecho resaltar es única y exclusivamente investigar el subsuelo.
Nada de extrañar que al ubicar una perforadora se haga en regiones desprovistas
de agua y nada casual que se encuentre en el curso de la perforación de un yacimiento
de petróleo o carbón, desde que se trata, por así decirlo, de elementos
constitutivos de la corteza terrestre". ¿Por qué un acontecimiento
planificado y esperado por el Estado se lo convirtió en uno regido por la
casualidad? Causas concretas y lógicas motivaron la falsificación histórica, la
descalificación del Estado en acción y eficiente. Ni Gran Bretaña ni la
oligarquía argentina querían un país energéticamente autosuficiente. La
ecuación comercial metrópoli-colonia que tanto los beneficiaba, necesitaba de
la total dependencia de energéticos importados (carbón mineral traído de
Gales). Hermitte, Krause y otros argentinos de su generación, de ideas
progresistas en cuanto al desarrollo económico, la industrialización y el rol
que al Estado le cabe en estas cuestiones, se proponían justamente alcanzar la
autonomía energética nacional. De hecho, no resulta ninguna casualidad que la
industrialización de petróleo se haya conseguido en 1908, también en Comodoro.
El primer quemador de petróleo en el país, ubicado en el pozo número 3, se
servía del crudo proveniente del pozo número 2 (el descubridor), gracias a un
aparato confeccionado por el mismo Krause. El petróleo, devenido ahora en
combustible y elaborado por un equipo de fabricación nacional, se destinó exitosamente
al funcionamiento de la locomotora del Ferrocarril del Estado, empresa estatal
que cubría el trayecto entre Comodoro y Colonia Sarmiento.
EL ANTECEDENTE DIRECTO DE YPF, EN EL AÑO DE SU
RENACIONALIZACIÓN. A pesar de las muchas trabas políticas, presupuestarias y
culturales, la exploración y explotación estatal siguió su curso. Un día
después del hallazgo, se dictó un decreto presidencial reservando al Estado y a
los fines exploratorios, "un radio de cinco leguas kilométricas, contando
desde el centro de la población". En ella, el sector privado tendría
prohibido la denuncia de minas y concesión de permisos de cateo. En septiembre
de 1909, también por decreto, se fijó "una extensión de cinco kilómetros
alrededor de toda perforación que efectúe el Ministerio de Agricultura en
terrenos pertenecientes al Estado". El mismo año, se aprobó la Ley 7059 que establecía una
extensión de 5000
hectáreas en la zona petrolífera de Comodoro Rivadavia,
limitándose exclusivamente al Estado las actividades exploratorias dentro de
ella y por un plazo de cinco años. No obstante, la importancia de tales
medidas, el hecho de mayor trascendencia vino dado por el Decreto del 24 de
diciembre de 1910, y con él, la creación de la Dirección General
de Explotación de Petróleo de Comodoro Rivadavia (DGEPC). En otras palabras,
había nacido la primera comisión administrativa estatal a los efectos de
planificar, controlar y gestionar la explotación del yacimiento descubierto y
la industrialización del producido. La
DGEPC fue el antecedente directo de YPF. Funcionó entre 1910
y 1922, año en el que pasó a denominarse Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Su
dirección fue presidida por una comisión compuesta por los ingenieros Hermitte
y Huergo, el doctor Arata y los señores Villalonga y Villate. Este 13 de
diciembre de 2012, año de la renacionalización de YPF y la recuperación del
petróleo para usufructo y felicidad del pueblo argentino, se ha rendido justo
homenaje a los argentinos y argentinas que, 105 años atrás libraron y ganaron
la primera gran batalla contra la descolonización energética, por cierto,
íntimamente vinculada a la económica y cultural.
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