Páginas

lunes, 31 de diciembre de 2012

¿No lo ven?, por Freddy J. Melo (para “Redacción Popular” de diciembre de 2012)





Hugo Chávez Frías sigue librando valientemente el más difícil combate de su vida. Que bregue sin rendirse y con valor no es una novedad, lo ha hecho siempre, porque sabe levantarse de las caídas y superar las dificultades. Es ésa su mayor y mejor lección aprendida del Libertador.
Desde el fondo de sí mismo lo acompaña su voluntad de acero. Por fuera, el amor de los pueblos del mundo, con el nuestro a la vanguardia, y el fraterno aliento de los líderes que ponen el oído en el corazón de la justicia, los cuales simbolizaré –y ninguno de ellos se sentirá excluido–, en el nombre del “ardiente profeta de la aurora”, el padre de revolución Fidel Castro Ruz.
Esa convergencia de amor y voluntad construye la esperanza de victoria sobre la atroz letalidad del enemigo que ahora está enfrentando.
Y entre tanto, frente a la inmensa porción de humanidad que puja, ora y clama por su vuelta, la más despreciable canalla de todas partes se atreve a soltar sus purulentas bocanadas de odio. Esa gente que nunca ha hecho nada por la gente, que no dedica un microsegundo a pensar en el drama de la explotación del humano por el humano, para quien los excluidos de su sistema social son seres sobrantes y prescindibles, que se cree con derecho divino a vivir del trabajo ajeno, esos desalmados festejan y encienden fuegos de artificio sin percatarse de que son ellos como clase quienes están más cerca del sepulcro.
Su odio clasista les impide ver que la Venezuela casi convertida por ellos en no país tiene hoy un pueblo que venció el analfabetismo, está descubriendo las luces de la lectura y el estudio, rescató el orgullo nacional y se hizo visible de nuevo, ha reencarnado el liderazgo de Bolívar y anda empeñado en la conquista de objetivos históricos superiores, abriendo otra vez caminos como en el siglo XIX. No lo ven porque, cosa sabida, los dioses ciegan a quienes quieren perder.
Y menos pueden tales enceguecidos ver y reconocer al arañero de Barinas como organizador, catalizador y conductor de todo eso. ¿O sí, y por eso el gran odio?

Publicado en:


No hay comentarios:

Publicar un comentario