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miércoles, 21 de noviembre de 2012

El paro se sintió en la Ciudad de Buenos Aires por los piquetes, Por Ignacio Chausis (para “Tiempo Argentino” del 21-11-12)



Hubo poca repercusión en el interior del país y la medida tampoco afectó la actividad de las industrias del Conurbano Bonaerense

La jornada se asemejó a un feriado, en parte como consecuencia del efecto disuasorio de los numerosos cortes de calles y, especialmente, de los accesos a la Capital Federal. Hubo incidentes aislados. Moyano se mostró "satisfecho".

 
Por:
Ignacio Chausis

El primer paro nacional convocado por el sector de la CGT que responde a Hugo Moyano y la CTA disidente de Pablo Micheli tuvo impacto en los  centros urbanos, principalmente en la Ciudad de Buenos Aires, en una jornada que a simple vista se asemejó más a un feriado que un día laboral. Sin embargo, ese efecto respondió más a los numerosos piquetes y cortes en los accesos al área metropolitana y a la interrupción de las vías ferroviarias que a una genuina adhesión orgánica por parte de los trabajadores organizados.
El paro fue convocado para reclamar por el mínimo no imponible de Ganancias, la universalización de las asignaciones familiares y aumentos a los haberes de los jubilados, entre otros puntos compartidos por el resto del universo sindical. Consciente de que hoy no cuenta con los gremios de mayor poder de fuego y de lo que se jugaba si la medida de fuerza tenía un impacto reducido, Moyano apostó todas las fichas a sostener el paro a partir de los cortes y piquetes, evitando incluso la clásica movilización a Plaza de Mayo que históricamente coronó las huelgas protagonizadas por la CGT.
En la jornada de ayer, Moyano puso en práctica la mentada "unidad en la acción" que tejió durante los últimos meses con fuerzas que le eran completamente ajenas hasta hace poco tiempo atrás, como la CTA disidente y la Lista Bordó del ferroviario Rubén "Pollo" Sobrero, u organizaciones sociales y políticas como Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa, el PTS, el MST o el Partido Obrero. Hasta dejó de lado su duro enfrentamiento con el gastronómico Luis Barrionuevo, otro de los protagonistas relevantes de la medida de fuerza.
Desde temprano, algunos de los principales cortes tuvieron lugar sobre la Panamericana, General Paz y el Puente Pueyrredón. También en el Acceso Oeste y la Autopista Richieri, por lo que llegar a la Capital presentó serias dificultades. Aunque hubo presencia gremial, en líneas generales los cortes fueron protagonizados por organizaciones sociales. El propio Micheli reconoció por la tarde que la huelga incluyó "300 cortes en rutas, autopistas, puentes y calles en todo el país".
Así las cosas, desde el gobierno el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, calificó la medida como un "piquetazo extorsivo" (ver nota aparte).
En el centro porteño hubo incidentes aislados en algunos bares y comercios que habían abierto sus puertas, lo mismo sucedió con algunos colectivos en el área bonaerense. Ante ese escenario, quienes pudieron desistieron de trasladarse a sus lugares de trabajo.
El paro se hizo sentir fuerte en el sector del transporte ferroviario, donde la única línea que operó con normalidad fue la del Belgrano Norte, mientras que el Urquiza solamente interrumpió su servicio cerca de las 10 de la mañana como consecuencia de cortes en las vías. Los servicios de los ferrocarriles Sarmiento, Mitre, Roca y San Martín también sufrieron interrupciones.
"En José León Suárez y Victoria tuvimos piquetes. En el Roca, Sarmiento, San Martín y Belgrano Sur la propia empresa solicitó no sacar los trenes por miedo a sabotajes o para evitar enfrentamientos entre pasajeros y quienes cortaban las vías", explicó a Tiempo Argentino Omar Maturano, secretario general de La Fraternidad. La falta de trenes también se explicó por la adhesión al paro por parte del sindicato de Señaleros.
En lo que respecta al transporte aéreo, hubo inconvenientes a lo largo de toda la jornada, con cancelaciones de los vuelos de cabotaje e internacionales por parte de Aerolíneas Argentinas y Lan Argentina, como consecuencia de la adhesión de los técnicos aeronáuticos que responden a Ricardo Cirielli, y los pilotos nucleados en APTA, que conduce Jorge Pérez Tamayo, ambos cercanos a Hugo Moyano.
De los subterráneos porteños, la única línea que acató la medida de fuerza fue la B, que une las estaciones Leandro Alem con Los Incas, una de las más utilizadas por los usuarios. Con algunas excepciones, el transporte automotor funcionó con normalidad aunque con pocos pasajeros y en medio de demoras ocasionadas por los cortes. En tanto, el acatamiento en la actividad bancaria fue total, lo mismo que en las terminales portuarias y en buena parte de las estaciones de servicio. Los trabajadores judiciales, los empleados públicos en algunos sectores del interior y –obviamente– los camioneros también pararon en su totalidad.
No obstante, en líneas generales, el comercio y la industria funcionaron con normalidad (ver página 4). En el interior, donde el acatamiento fue dispar, se sumaron los gremios en conflicto con sus respectivas provincias.
Por la tarde, Hugo Moyano y el heterogéneo grupo de dirigentes que apoyaron la medida –incluido el dirigente agropecuario Eduardo Buzzi, de Federación Agraria– brindaron una conferencia de prensa en la sede de la CGT de la calle Azopardo. El líder camionero se mostró "satisfecho" con el impacto de la huelga, dijo que podría haber más protestas si el gobierno no da respuesta a los reclamos y hasta protagonizó un áspero cruce con algunos de los periodistas apostados en el lugar.
"El silencio de las calles vacías es la voz que el gobierno debe escuchar, los trabajadores hoy se han expresado en silencio, para que el gobierno entienda la necesidad de dar respuesta a los reclamos", indicó Moyano. Y frente a un periodista de Radio 10 que lo consultó por su abrupto cambio político en relación al gobierno nacional, dijo que él cambió "lo mismo que te cambió a vos ahora que la radio es socia del gobierno".
El dirigente evitó pronunciarse sobre el efecto que hubiese tenido la medida de fuerza de no contar con los piquetes y reiteró las críticas contra el gobierno nacional. "En algún momento creí que era nacional y popular, pero me doy cuenta que estaba equivocado", concluyó el camionero.
A su turno, Eduardo Buzzi, otrora enemigo de Moyano en los ajetreados días del lockout patronal por la 125, coincidió con el "éxito" de la medida que también apoyó la Sociedad Rural y aseguró que la sociedad "está cansada de la soberbia, de la hipocresía, de la inflación y de la inseguridad"

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