Páginas

viernes, 9 de noviembre de 2012

Apostillas de noviembre , Por Roberto Páez González (para el blog “robertopaezgonzales” del 09-11-12)




El matutino Clarín de hoy, 09.11.12, estima que la movilización de ayer, en la Capital, fue de unas setecientas mil personas. Otras estimaciones son muy inferiores, pero en todos los casos se considera una afluencia muy importante y que no cabe subestimar.
En una democracia madura -por ejemplo en Francia- se han producido manifestaciones muy concurridas, en las últimas décadas, pero en ningún caso estuvo cuestionado el plazo de los gobiernos elegidos por el sufragio universal.
Se pueden recordar entre las más grandes las que se hicieron contra la política educativa durante el primer septenio de Mitterrand, las que se hicieron contra la guerra en Irak mientras presidía Chirac, las que se hicieron contra las reformas de las jubilaciones durante la presidencia de Sarkozy.
La existencia de grandes manifestaciones es un rasgo de las democracias en la época actual que acepta la libertad de expresión y rechaza la brutalidad de la represión como expresión de gobierno.
° ° °
Frente al advenimiento de un fenómeno similar en Argentina, los gobiernos kirchneristas tienen el mérito exclusivo de haber confiado en la potencialidad democrática de los ciudadanos argentinos, relegando los métodos violentos a que nos tuvo acostumbrados el dramático y trágico pasado político del país.
Por eso, ahora, interesan las interpretaciones y valoraciones de la protesta del 8 de noviembre.
Además de la Ciudad de Buenos Aires hubo otros escenarios en el interior del país y hasta delante de diversas embajadas argentinas.
Por eso, aunque muchos de sus partidarios se afanaron en destacar el carácter espontáneo de autoconvocados que se organizaron a través de redes sociales, cabe afirmar que la manera de tirar la piedra y esconder la mano es una diferencia notable con las manifestaciones que reseñamos tuvieron lugar en Francia porque allí se sabía perfectamente quienes convocaban y eventualmente dirigían con propuestas y consignas claras.
° ° °
Pese a que algunos quieren presentar la movilización de ayer como excepcional por su número, consideramos que ya han habido otras que fueron imponentes. Todos tenemos en la memoria colectiva las del 45 y el 55, también se recuerdan los cierres de campaña de las elecciones de 1983 … y los cacerolazos de 2001/2002. Lo que las diferencia suele ser la coyuntura política, el liderazgo, su legado, etc.
Hay quienes destacan que la del 8N se hizo a la misma hora en todo el país. Puede que sea una performance, pero el detalle no es clave para la historia. Dicen que los asistentes llegaron todos por sus propios medios, pero hay casos probados en que no fue así, y no le hace, tampoco.
Quienes sugieren que nada es tan democrático como la gente en la calle merecen que se les recuerde que el artículo 22 de la Constitución de 1994 -vigente- establece que “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición”.
° ° °
Ahora bien, de una parte hay diálogo de sordos y de otra parte subsisten círculos dirigentes de la oposición que pretenden hacer valer la legitimidad de la masiva protesta e imponerla a los tirones.
Rige el mencionado artículo 22 y tanto más, cuando muchos de los manifestantes expresaron el rechazo de una reforma constitucional.
Pero es interesante que el gobierno considere la oportunidad de una ronda de diálogo con dirigentes opositores que ratifiquen el acatamiento al orden legal constitucional y presenten propuestas concretas para los reclamos planteados.
Porque no es posible entender y escuchar una cacofonía con la que se intenta imponer un clima de incertidumbre para debilitar al gobierno e imponer relaciones de fuerza al margen de la ley.
° ° °
Hay quienes se empeñan en minimizar ciertos elementos presentes en la protesta de ayer, como la columna que encabezó Cecilia Pando, pero son precisamente los que subestiman la importancia de la evolución que en materia de derechos humanos hizo Argentina en los últimos años. Todavía recordamos las amenazas de esa persona a Eduardo Luis Duhalde, uno de los principales artífices.
En realidad, no hay ligereza en estos comentaristas: hay complicidad enmascarada con los represores a los que se juzga.
También están las bravatas, acerca de quiénes movilizan más o utilizan mejor las redes sociales, pero estos juegos verbales son secundarios, a menos que se los considere como indicios de que cierta prensa insiste o insistirá en utilizar cualquier tipo de recursos para echar paladas de basura intentando desprestigiar a la Presidenta.
Están los que se ríen de que el dólar es un mito urbano, pero el disgusto por los controles establecidos por el gobierno, aunque comprensible, es un signo de los que se oponen no solo al gobierno sino a los intereses del país, a su posibilidad concreta de mantener el rumbo de un proyecto político de inclusión y de justicia social.
° ° °
Por cierto, los dirigentes de la oposición querrían frotarse las manos ante estos hechos, pero el propio evento los ha puesto ante su orfandad y en peligro de nuevas divisiones. No hay más que ver que a Macri lo sedujo mostrarse un poco pero sin animarse a más, que Patricia Bullrich amagó pero hasta ahí, que no todos los dirigentes socialistas se animaron, pero Binner, sí.
El verdadero mito urbano consiste en el 46% ficcional, ese de que la oposición tiene una fuerza (común, ya que no unida). Es un mito con los lenguajes de la vieja política porque sus dirigentes no se renuevan y no se renuevan porque no creen en el país. Vale la pena recordar cuando hace poco unos cuantos de ellos fueron a Londres, mientras que la Presidenta encaraba el aniversario de la guerra de Malvinas (y tantas otras cosas).
Si creyeran en el país se esmerarían en tener propuestas y en encontrar en el marco democrático sus posibilidades de intervención partidaria, formando parte, en el plano nacional, de un sistema político que trabajase por el bienestar de los argentinos.
° ° °
Por supuesto, muchos de los manifestantes de ayer se sienten integrantes de las clases medias argentinas, pero éstas viven en lugares muy disímiles, tienen ingresos de los más variados -altos, medianos y bajos- y patrimonios diversos (algunos sectores no tienen más que la idea, acaso el propósito). Pero se sentían todos feligreses, como con una música de Dominus vobiscum, porque siguen las ideas que ha inculcado una vieja oligarquía y se reciclan en la prédica de resentidos que hacen los círculos políticos anquilosados, con el dólar y el cuco de la inflación, la inseguridad -cuya sensación incrementa aviesamente el matutino Clarín- y un reclamo de libertad que parece ridículo en un contexto en el que es notorio que nunca tuvimos tanta.
El 82% móvil, utilizado como un ariete contra el gobierno que más aumentó las jubilaciones; el rechazo a la re-reelección, que por su insistencia nos advierte que la oposición le teme a la capacidad electoral de Cristina Fernández de Kirchner, razón por la que muchos podemos pensar en el gran interés que representa, para continuar con el rumbo, contar con una persona como ella para ganar y seguir en la huella.
Por ejemplo, con el tema de la seguridad. ¿Qué compromisos están dispuestos a suscribir todos o parte de esos señores senadores y diputados que acaban de firmar un texto para oponerse a cualquier reforma constitucional?
Porque si hubiera reforma eso sería después de las próximas elecciones, pero ahora mismo, esos legisladores podrían -eventualmente- sellar un acuerdo con el gobierno para mejorar sensiblemente en materia de seguridad. ¿No es acaso que hay problemas en provincias gobernadas por dirigentes de la oposición? ¿Los desatinos gubernamentales de Macri y sus vetos, su absentismo, su política educativa, su tralalá con el subte, su subejecucion presupuestaria, la basura 0+Un montón por doquier, las inundaciones… no tienen nada que ver con la inseguridad?
° ° °
Entre los desencuentros también hay seguramente algunos entre gente humilde y el gobierno. Sin ninguna duda, nos imaginamos posible para este gobierno hacer más y mejor.
Posiblemente, también se trate de una parte de la población que no tiene representantes y sí demandas urgentes. La capacidad de acción del gobierno tiene que alcanzar resultados decisivos muy rápidamente, aplicando la divisa de Evita: Donde existe una necesidad nace un derecho.

Publicado en :




No hay comentarios:

Publicar un comentario