Históricamente
Venezuela dependió del petróleo para su supervivencia.
Esta característica
definió su estructura socioeconómica, caracterizada por los altibajos
(asociados al precio internacional del crudo) y la concentración económica en
pocas manos, particularmente por una burguesía vinculada con la petropolítica.
Durante la administración de Hugo Chávez, Venezuela, empujada por la necesidad
de romper con el esquema político tradicional y la necesidad sumar a amplios
sectores que siempre estuvieron marginados, dio un giro importante, redujo de
forma sostenida la pobreza y eligió el camino del socialismo. Chávez ha
intentado realizar un viraje económico para sacar a Venezuela del rentismo
petrolero y acabar con el capitalismo. El Producto Bruto Interno saltó de U$S
91 mil millones en 1998 a
los U$S 328 mil millones en 2011. Esto evidencia el enorme crecimiento que ha
tenido en la gestión de Chávez. Pero el camino del cambio no es fácil y los
sectores tradicionales de Venezuela, particularmente el empresariado, se opone
ferozmente. Una prueba de ello es que 14 años después todavía más del 90% de
los ingresos siguen procediendo de las exportaciones petroleras por las fuertes
resistencias de la patronal que mantienen el mismo sistema productivo, aumentan
los precios golpeando el poder adquisitivo de la población y la imagen del
propio Chávez. De cualquier manera, el dirigente bolivariano ha tomado la
decisión de utilizar la renta petrolera para mejorar el país, creando un
sistema cooperativo, firmas cogestionadas y nacionalizando empresas. "Yo
me encargo de que el ingreso petrolero vaya directo al pueblo, a la vivienda, a
la salud, a la educación, a la vida", comentó Chávez. Los dólares también
sirvieron para respaldar la nacionalización de empresas clave para la economía.
Hoy, Venezuela tendrá que elegir entre la burguesía de la petropolítica de
Capriles o la visión inclusiva de Chávez. Los comicios de Venezuela no sólo
marcarán el destino de Venezuela, sino que determinarán el camino del resto de
la región.
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