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sábado, 15 de septiembre de 2012

¡Cómo extrañan la 4161! ¡Qué falta les haría!, por Federico Bernal (para “Infonews” del 13-09-12)


A menos de tres meses del 7 de diciembre

El 7 de diciembre se acerca. Convocan al levantamiento, a la sublevación, como a mediados de septiembre del '55.

Por:

Federico Bernal

Durante el segundo mandato del General Perón, la Subsecretaría de Informaciones de la Nación calculaba las publicaciones favorables al gobierno en 224, con una tirada mensual de 57 millones de ejemplares. Por su parte, las publicaciones opositoras rondaban las 120, con 28,5 millones. En el Libro Negro de la Segunda Tiranía se agregaba al respecto: "Si se tenía en cuenta que algunos diarios 'independientes' prestaban al régimen [gobierno peronista] gran colaboración cada vez que se les solicitaba, fácil era atraerse a muchos de ellos, con lo que la tiranía (sic)" terminaría incrementando los medios "favorables en unos 65,7 millones de ejemplares; opositores por 28,5 millones e independientes por 1,5 millones. Es decir, la prensa partidaria aumentaría en la acción preelectoral en 8,7 millones de ejemplares mensuales" (Pág. 102). Claro, no lo soportaron. Hasta entonces y desde 1810, no había existido otro momento histórico en que los dos modelos de país en pugna estuvieran equilibrada y convenientemente representados. No se trataba de medios comprados por el gobierno, aunque los pudiera haber habido. Cuando el modelo nacional, industrialista y popular crece, se sostiene y profundiza, surgen las condiciones objetivas de un Estado, un empresariado (y un sindicalismo) que precisan de voz propia. Sin embargo y ante la debilidad congénita de la burguesía nacional, fue el Estado (con Perón a través de las FF AA) el responsable y protagonista histórico no sólo de la diversificación e industrialización del aparato productivo heredado del siglo XIX y primeras décadas del XX, sino también de la fundación y sostenimiento de los medios de comunicación afines a ese proyecto de desarrollo. Al igual que sucedió y sucede con la industria nacional, cualquier tentativa de medios de comunicación afines a un modelo con las características citadas necesitó (y necesita) obligadamente del Estado para nacer, mantenerse y competir (comercial y políticamente), al menos durante una primera y larga etapa. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es uno de los instrumentos legítimos con los que cuenta el Estado para romper el monopolio de la información, monopolio que en la Argentina y producto del balance de los últimos 150 años ha consolidado medios afines a una semicolonia más que a una nación moderna y socialmente justa.

LA CIVILIZADA LEY 4161. Retomemos ahora el comienzo de este artículo. El supuesto control de la prensa escrita por parte de la "tiranía" peronista fue una de las muchas excusas reaccionarias para convertir lo injustificable en justificable; para convertir la interrupción abrupta, ilegítima y violenta del orden constitucional en una necesidad democrática. Carlos Pedro Blaquier, designado en 2005 Académico de Número de la Academia Argentina de Historia, celebra una y otra vez en su inverosímil libro Juan Domingo Perón la lucha histórica contra el peronismo, la misma que hoy estará deseando e incitando desde la oscuridad, como tantos otros dinosaurios. ¿Qué fue el peronismo para este señor? "La calamitosa administración de las empresas estatales, en manos de gente adicta a Perón pero sin estar capacitada para esas funciones, generó un déficit presupuestario creciente con la consiguiente inflación. [...] Perón no era un socialista, sino un fascista al estilo de Benito Mussolini. [...] Perón había copiado el modelo fascista." Fascista y dictador Perón. Fascista y dictadora Cristina. El fin de la continuidad tiránica sigue siendo un acto de salvación, de aquí que el "académico" Blaquier califique lo que sucedió en septiembre de 1955 como de "Revolución Libertadora". Ellos son los revolucionarios, los democráticos; el peronismo histórico, la dictadura, el caos. La persecución política, la proscripción partidaria, los fusilamientos y la destrucción de las conquistas populares y del aparato estatal que vinieron con los "libertadores" fueron sacrificios exigidos por la democracia. La barbarie derogó la Constitución de 1949 (restableció la de 1853), disolvió el Congreso, intervino las provincias, las universidades y los medios de prensa oficiales. Pero la endeblez del primer dictador y su lema 'Ni vencedores ni vencidos' no iba con la democrática oligarquía. Sobrevino al poco tiempo pues un golpe palaciego; luego, el decreto de disolución del peronismo y, ya a comienzos de 1956, la civilizada Ley 4161 de "prohibición de los elementos de afirmación ideológica o de propaganda peronista [...], las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las composiciones musicales 'Marcha de los Muchachos Peronistas' y 'Evita Capitana' [...], y los discursos del presidente depuesto o su esposa o fragmentos de los mismos". ¡Cómo desean poder hacer lo mismo ahora! El equilibrio entre medios de comunicación representantes de los dos modelos de país en pugna se quebró drásticamente a partir de 1955. Y así seguiría hasta la lucha mediática de nuestros días, expresión concreta del agudo enfrentamiento existente entre modelos antagónicos.

A LA REACCIÓN... ¡LA LÓGICA IMPLACABLE DEL PUEBLO! Tres meses y aproximando. Como nunca desde 1955, las condiciones para volver a recuperar el equilibrio cultural y comunicacional entre la semicolonia y la nación soberana y moderna están muy cerca de verificarse. La monotonía y el discurso único del granero del mundo retado en su esencia de manera sustentable y sostenible en el tiempo. No es un dato menor; lo es todo. Por eso la virulencia reaccionaria de estas últimas semanas. En efecto, en su discurso del pasado viernes la presidenta de la Nación recordó a "la cadena ilegal" su "fecha de vencimiento". La fecha tope para la desinversión completa explica, al decir de Cristina Fernández de Kirchner, "parte de este despliegue mediático, sin precedentes que vemos, donde ya ni siquiera es interpretación, sino mentiras, infamias, calumnias, difamación permanente". Los medios de la Argentina del atraso, la dependencia y la exclusión respondieron el recordatorio presidencial centuplicando su tradicional barbarie y reacción. La editorial de La Nación del 2 de septiembre, convocando a la insurrección civil y provincial, una oda a la democracia al lado de lo que vino y vendrá. Mientras se ataca la primera investidura repitiendo el hostigamiento salvaje padecido por Moreno, Dorrego, Rosas, Avellaneda, Yrigoyen, Perón, Evita e Illia, vuelve al ruedo el discurso golpista, antidemocrático y antipopular. Los calificativos de Blaquier sobre el peronismo son moneda corriente. La campaña del miedo y su principal caballito de batalla con la "inseguridad" inunda los medios de la semicolonia. TN y la gente difunde (incita) desde su portal: "Convocan a cacerolazos para el 13 de septiembre", bajada "Si estás cansado de corrupción, que pisoteen la justicia y tus derechos, indignate y sumate al evento del día 13 de septiembre en todo el país. La inercia es igual a la complicidad". ¿Complicidad? No pudiendo apelar a los cuarteles, emergen como nunca las cacerolas, última gran esperanza del neoliberalismo criollo. Como nunca también, el pueblo argentino se juega su destino. Tres meses y aproximando. Ya dejó de ser gorilismo; es contrarrevolución y golpismo, que no es igual. El incumplimiento de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual –ley aprobada por el Congreso de la Nación, cabe recordar– así como el ataque al gobierno legítimo y constitucional convocando a levantarse contra la presidenta hacen las veces de "prohibición de elementos de afirmación ideológica o de propaganda... kirchnerista". Pero en el fondo, más que al kirchnerismo, temen la consolidación de medios objetivamente afines a una Argentina industrial, mercadointernista, sudamericana y socialmente justa. Quieren prohibir a toda costa la democratización de la palabra. Y el 7 de diciembre se acerca, inexorablemente. Convocan al levantamiento, a la sublevación, como a mediados de septiembre del '55. Cacerolas el 13, coincidiendo con las reuniones de Lonardi que desembocaron en el 16. ¡Por Dios, cómo extrañan la 4161! Frente a todo esto y parafraseando a la presidenta de los 40 millones, frente a todo esto "¡la lógica implacable del pueblo!" El pueblo a defender al gobierno popular y democrático, como por desgracia no ocurrió en 1955. Al 13 de septiembre un 16 de septiembre, sin entrar en provocaciones, que las revoluciones triunfan en las calles.

Publicado en :

http://www.infonews.com/2012/09/13/politica-38359-como-extranan-la-4161-que-falta-les-haria.php

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