Basta para mí, pido gancho. Me aburrí de vivir en pugna contra los fantasmas. Me cansé del puño cerrado, me cansé de las amenazas. Me cansé de los mitos. Clarín miente, quién no lo sabe.
Aunque nunca participé de la justa deportiva, me hartó la maratón “Mejor Kirchnerista de la centuria”. Me aburrí de aguantar patoteros de pacotilla que dan la vida por Cristina pero no les da el cuero para dejar Cablevisión, me harté de ver el relato de último dicho de Lanata en mi timeline. Lanata miente. Quién no lo sabe. Me cansé de vivir con el culo a cuatro manos porque vienen los gorilas. Que se dejen de amenazas y que vengan. En la cancha se ven los pingos.
No paso el examen de pureza ideológica: nunca consideré a Moyano un aliado de mis intereses, nunca me gustó Scioli y su política de seguridad -por denominarla de algún modo-, estoy en contra de la ley antiterrorista por motivos muy prácticos, cometo el pecado de creer que el salario no es ganancia. Nunca daré gracias a Dios por tener un trabajo: trabajar es un derecho, no una bendición. Cada vez que vea amenazados mis derechos laborales, adheriré al paro, y no me van a tomar de rehén en mis convicciones. No soy peronista. Soy anarquista, como el viejo Bayer. Soy kirchnerista.
Me enferma que se idealice la lucha armada, me enferma viajar en el mismo bondi que alguno que anduvo en la Triple A. Soy kirchnerista, pero no pienso dar exámenes para obtener el carnet.
Me enferman los que se dicen compañeros y se dedican a cazar compañeros, y aún peor, a cagar compañeros. Serán compañeros… entre ellos. Mi compañero está conmigo y me banca, no busca en mí el gen desertor, no busca en mí el gen disidente. Mi compañero, mi compañera, quizás no me elijan para ir una tarde a mirar vidrieras, pero saben que cuentan con mi vida y yo con la de ellos.
Soy kirchnerista y quiero disfrutar de eso, quiero aflojar la mandíbula y vivir la realidad. La realidad es que en la Argentina se vive bien. La realidad es que en la Argentina hay mucho por hacer. La realidad es que se está haciendo, y la realidad es que faltan cincuenta años de trabajo sostenido para decir que más o menos podemos sentirnos satisfechos.
Me cansé de los que creen que cualquier coma mal puesta pone en riesgo el modelo, me cansé de los que quieren que ponga la coma acá o allá. Me cansé de los que tienen el dedito listo para señalar a otros, y mientras estás distraído te la meten hasta el fondo. Me cansé de los tolerantes que sólo toleran las opiniones de ellos. Me cansé. No entiendo así el kirchnerismo. Soy kirchnerista, última en la fíla.
Soy kirchnerista aunque sigo siendo pobre, porque no es la guita lo que me seduce, ni comer un buen asado regado de buen tinto, ni comprarme un lindo auto. Soy kirchnerista porque aún cuando de todos lados “salta pus”, el kirchnerismo se atreve.
Pero me aburrí, no de ser kirchnerista, me aburrí del jueguito de “más kirchnerista que tú”. Entramos en el juego de la mandíbula apretada que nos propusieron, matamos a Darín por ser Darín, pero en el laburo bien que la mayoría metemos violín en bolsa cuando las papas queman.
Me cansé de no tener un tiempo para sentarme a ver cómo pasan las moscas. Extraño la fiesta, extraño la alegría, extraño disfrutar los logros.
Y me voy a dedicar a eso, a disfrutar los logros. A pasar revista de lo que hemos conseguido. A vivir la vida con soltura y paz, que eso es lo único que tengo. A estar atenta al enemigo, pero no voy a permitir nunca más que ni propios ni extraños me distraigan de la felicidad. No llegué hasta acá después de todas las penurias que sufrimos los argentinos para perder el espíritu lúdico, el placer del juego, la burlona diversión del que sabe que la vida pasa pronto.
Quería aclarar eso para que quien quiera putearme, lo haga con fundamento y quien guste aceptarme tendrá mi reciprocidad.
Y al que le dé lo mismo… me da lo mismo.
Publicado en :
http://perraintelectual.com.ar/pido-gancho.htm#more-617
Con la espada en una mano y el corazón en la otra ... nada más para decir...
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