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lunes, 16 de abril de 2012

España amenaza con represalias, pero conoce su inviabilidad, por Roberto Montoya (para “Miradas al Sur” del 15-04-12)


Miradas al Sur.Año 5. Edición número 204. Domingo 15 de abril de 2012

Por

Roberto Montoya Desde Madrid

politica@miradasalsur.com

La obligación del gobierno es defender, con todos los instrumentos a su alcance, los intereses generales de España”, dijo Soraya Sáenz de Santamaría. Ante las preguntas de los periodistas sobre las posibles represalias que podría adoptar España si el Ejecutivo de Cristina Kirchner concretara la nacionalización de un alto porcentaje de la participación de Repsol en la petrolera argentina, la vicepresidenta española añadió: “Las medidas no se anuncian, se adoptan”.
Por su parte, el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores, José Manuel García-Margallo, tras citar en su despacho al embajador argentino en Madrid, Carlos Antonio Bettini, aseguró que “cualquier agresión contra Repsol violando los principios de seguridad jurídica, será considerada como una agresión contra el gobierno español, que tomará las medidas que considere oportunas”.
Las espadas están en alto y España parece decidida a poner toda la carne en el asador en este diferendo que ya todos temen aquí que se transforme en un conflicto diplomático de primera magnitud entre los dos países.

Todos con Rajoy. El Partido Socialista Obrero Español (Psoe), tratando el tema, al igual que el Partido Popular y el rey Juan Carlos, como una verdadera “cuestión nacional” y no como el conflicto de una empresa en el exterior, se apresuró a dar su apoyo total al gobierno del presidente Mariano Rajoy. “Si el gobierno estima que en algo podemos ser útiles, sabe perfectamente que puede contar con nosotros”, declaró la portavoz de los socialistas españoles en el Congreso, Soraya Rodríguez.
Los periódicos también se han lanzado en tromba a cerrar filas con el gobierno y la dirección de Repsol como si se tratara de los preparativos de una guerra con Reino Unido para recuperar la soberanía sobre el peñón de Gibraltar.
El monárquico ABC titulaba el viernes pasado con grandes caracteres en su portada: “Kirchner amenaza a España” y su principal editorial, titulado “Asalto a Repsol”, se iniciaba así: “La presidenta Fernández ha decidido sustituir las reglas de conducta de un país serio y fiable, como la seguridad jurídica, por la de un Gobierno basado en prácticas populistas y reaccionarias”.
El País, recurriendo también al lenguaje belicista, titulaba ayer sábado en su portada: “España activa a la UE y a EE.UU. para defenderse de Argentina”, sosteniendo en su editorial: “Rajoy ha sacado su artillería pesada en defensa de Repsol en Argentina. Es razonable que el Gobierno defienda a las empresas privadas españolas en el extranjero”.
En España reina la confusión sobre qué hay de real sobre los “cuatro borradores” que supuestamente manejaría el Ejecutivo argentino para concretar su intervención en la empresa. Lo que está en juego es demasiado importante para España y el conflicto se agudiza precisamente en la semana más negra de la economía española desde que Rajoy llegó al poder.
La producción de YPF representa para Repsol más de la mitad de su producción total (472.000 barriles diarios) y de sus reservas. Los beneficios que obtiene esta multinacional en Argentina suponen más de un 30% (1.200 millones de euros) de sus beneficios brutos globales, lo que le ha permitido repartir durante años casi el 90% en dividendos, reinvirtiendo solo el 10%.
La compra en 1999 de buena parte de YPF por el grupo español le supuso a Repsol el inicio de su internacionalización, convirtiéndose así en poco tiempo en la octava productora del mundo y en la decimoquinta empresa energética.
De ahí la importancia que tiene para el grupo español el futuro de YPF.
Por ello, el gobierno de Rajoy buscó el apoyo de países aliados para ejercer presión sobre Argentina y tratar de impedir una hipotética nacionalización.
El viernes pasado hubo reuniones con EE.UU. a través del embajador en Madrid, Alan Solomont. También con la Cancillería mexicana, dado que México preside temporalmente el G-20, del que Argentina es miembro. Otro contacto se dio con la embajada colombiana; en este caso, por ser Colombia el anfitrión de la Cumbre de las Américas que se desarrolla este fin de semana en Cartagena de Indias; y, finalmente, también con la Unión Europea.
Iñigo Méndez de Vigo, secretario de Estado de la Comisión Europea (CE) –órgano ejecutivo de la Unión Europea–, ha advertido a Argentina que “romper las reglas de juego tiene un coste”, asegurando que de decidir la nacionalización de YPF podría convertirse en “un apestado internacional”.
España y la UE saben, sin embargo, que las amenazas son más declamativas que reales.

Represalias, ¿Qué represalias? La inversión española en Argentina es de casi 29.000 millones de euros, mientras que la argentina en España es de sólo 67 millones. En el hipotético caso de que se concretara la nacionalización, el conflicto seguramente acabaría en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), donde su resolución podría demorar años.
Ni el Tratado de Lisboa, por el que se rige la UE, ni la Organización Mundial del Comercio (OMC) cuentan con instrumentos jurídicos que pudiera utilizar España a su favor.
El gobierno, al igual que el conjunto de las decenas de multinacionales de origen español presentes en Argentina, teme que la batalla por YPF no sea la única a librar a corto o medio plazo.
El nuevo embajador español en Buenos Aires, Román Oyarzun, que ha estado durante los últimos días pegado al presidente de Repsol, Antonio Brufau, en Argentina, mantuvo intensas reuniones en su residencia con empresarios españoles.
Telefónica, Endesa, Gas Natural Fenosa, Inditex (Zara), Mapfre, OHL, ACS, el Banco Santander y el BBVA son algunas de las principales grandes empresas españolas con fuertes intereses en Argentina, de donde obtienen una parte muy significativa de sus ingresos globales.
A pesar de las amenazas iniciales de represalias, tanto Repsol como el resto de empresarios y el gobierno español saben que Argentina, y América latina en general, son demasiado apetitosas como para mantener posturas inflexibles. En otras palabras: que es mejor recortar beneficios y aceptar las nuevas reglas de juego de los gobiernos progresistas que perderlos. De allí que, tal vez, podría preverse que Madrid intentará “reencauzar” por todos los medios las negociaciones.

Publicado en :

http://sur.infonews.com/notas/espana-amenaza-con-represalias-pero-conoce-su-inviabilidad

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