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domingo, 15 de abril de 2012

BOUDOU Y LA OPOSICIÓN MEDIÁTICA, por Hernán Andrés Kruse (para “Redacción Popular” del 16-04-12)


Por Hernán Andrés Kruse
Rosario
hkruse@fibertel.com.ar

El escándalo que está sacudiendo al gobierno nacional a raíz de las denuncias que llueven sobre Amado Boudou, vicepresidente de la Nación, por su supuesta intervención en beneficio de la ex Ciccone Calcográfica, no hace más que poner en evidencia la situación política por la que atraviesa el país.

Desde que asumió Cristina en diciembre de 2007, la oposición mediática se ensañó con ella. No habían transcurrido 48 horas desde que se había sentado en el sillón de Rivadavia que la oposición mediática cubrió las primeras tapas de los diarios de mayor tiraje del país con el recordado caso de Antonini Wilson y su famosa valija. En marzo de 2008 el ataque se hizo demoledor a raíz de la resolución 125. Durante cuatro meses la presidenta estuvo al borde de la destitución a raíz de la feroz embestida del poder agropecuario y del histórico voto no positivo del vicepresidente Cobos. A partir de entonces, el escenario no varió. Cada decisión relevante que tomaba el gobierno nacional-la reestatización de las AFJP y, fundamentalmente, la ley de medios, por ejemplo-era atacada sin piedad por el poder mediático, cuyo mensaje destructivo era reproducido en el parlamento por los políticos de la oposición, transformados en tristes marionetas de los grandes medios.

Este escenario es el mismo que tiene ahora como víctima nada más y nada menos que al vicepresidente de la Nación. En materia penal todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. En consecuencia, Amado Boudou es inocente hasta que la justicia demuestre que ha delinquido en el caso de la ex Ciccone Calcográfica. Sin embargo, la oposición mediática se ha encargado de demolerlo sin piedad. Desde hace varios días que las primeras tapas de los grandes diarios se ocupan de Boudou como si fuera la reencarnación de Al Capone. El principio de inocencia, bien gracias.

Luego de guardar un prolongado silencio, el vicepresidente de la Nación reaccionó. Aprovechó el comienzo de Semana Santa para, en una conferencia de prensa, atacar con extrema dureza a Clarín, la Nación, Perfil, la empresa Boldt, Hermes Binner, Mauricio Macri y Daniel Scioli. Llamó la atención los furibundos ataques contra Daniel Rafecas, el juez que lo investiga, y Esteban Righi, Procurador General de la Nación. Muy molesto por el allanamiento a un departamento suyo en Puerto Maderos ordenado por Rafecas, embistió contra un juez que es bien visto por el gobierno nacional y por la corporación judicial y contra un estudio jurídico, el de Righi, al que acusó de haberle enviado dos mujeres para convencerlo de que acepte su protección jurídica. Por último, no se privó de esmerilar al presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, a quien acusó de haberlo pretendido coimear. Acompañado sólo por su sombra, el vicepresidente se defendió atacando. Debió esperar varias horas hasta que empinadas figuras del gobierno nacional salieran a respaldarlo. Ricardo Forster, el intelectual más destacado de Carta Abierta, lo criticó duramente y la ministra de Seguridad, Nilda Garré, salió a respaldar a Rafecas para inmediatamente desdecirse y salir, tibiamente, en defensa de Boudou. Mientras tanto, Cristina, cuya voz es la única que importa, se mantenía en silencio.

¿A quién iba a defender la presidenta: a su vice o a Righi? Privilegiando la relevancia de la vicepresidencia de la Nación, Cristina aceptó la renuncia de Righi y lanzó al ruedo a Daniel Reposo para que ocupe, si logra sortear la votación senatorial, la vacante dejada por Righi. Reposo es un hombre cercano a Guillermo Moreno y que goza de la confianza de Boudou. El gobierno ha decidido “morenizar” su gestión, lo que significa que ha decidido llevar a la práctica aquella frase que la presidenta lanzó en febrero en Rosario, “vamos por todo”, y que provocó la ira del establishment. Lo cierto es que Cristina decidió blindar a Boudou porque si el vicepresidente caía, al segundo el poder mediático lanzaría una embestida contra ella. El espíritu destituyente está vivito y coleando, espera agazapado que el gobierno nacional tropiece, como ahora, para descargar sobre la presidenta todo el arsenal bélico de que dispone: las primeras tapas de los grandes diarios, las voces de sus empleados en televisión y los perritos falderos de la oposición en el parlamento.

Hace poco, el dueño del diario Perfil reconoció que no interesa el veredicto final de la justicia porque la opinión pública ya había condenado a Boudou. No interesa el veredicto final de la justicia porque a la oposición mediática no le interesa la culpabilidad o inocencia de Boudou, sino su destrucción política para esmerilar a la enemiga perfecta: la presidenta de la Nación. La monstruosa operación política que se ha montado en torno a este escándalo tiene como objetivo de máxima forzar la renuncia de Boudou para debilitar las chances electorales del oficialismo en 2013 y, como un efecto dominó, dinamitar sus posibilidades de reformar la Constitución para permitir a Cristina presentarse en las presidenciales de 2015.

La oposición mediática se esta ensañando con Boudou mientras nada dice de Mauricio Macri, procesado por espionaje, ni del jefe del Grupo Clarín, acusado de haberse valido del terrorismo de Estado para adueñarse de Papel Prensa, y ni del propio juez Rafecas, quien aparentemente habría aconsejado a un abogado vinculado con el escándalo cómo actuar en el expediente. Es cierto que el vicepresidente no se ha defendido como corresponde, que su conferencia de prensa dejó mucho que desear, pero también es cierto que en la otra vereda hay un lobo con sus colmillos perfectamente afilados que aguarda pacientemente el momento oportuno para clavarlos en la yugular presidencial.

Publicado en :

http://www.redaccionpopular.com/articulo/boudou-y-la-oposicion-mediatica

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