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viernes, 23 de marzo de 2012

Chubut, Santa Cruz y Aerolíneas: Jaque petrolero a la desidia y al desinterés, por “Tiempo Argentino”(1) del 18-03-12.


(1) : El artículo fue escrito por FEDERICO BERNAL, pero por una medida sindical tomada el 18 de marzo las notas salieron sin firma.

Reversión de áreas de Repsol-YPF y otras medidas

El gas natural, insumo estratégico a la seguridad energética y eléctrica del país, tiene que ser importado como consecuencia de la desastrosa política gasífera que Repsol-YPF ejecutó en el megayacimiento Loma la Lata. En la Argentina petróleo hay, pero la producción es insuficiente.

El ostensible punto de inflexión que Chubut y Santa Cruz marcaron el jueves pasado en materia petrolera es realmente histórico, asemejándose en intensidad política al protagonizado por Enrique Mosconi al quebrar, en agosto de 1929, las imposiciones de las compañías extranjeras (Shell y Esso) en cuanto a precios y refinación de combustibles. Pero la revocación de áreas en las citadas provincias patagónicas no fue todo. También a mediados de esta semana, la Secretaría de Comercio intimó a las petroleras que venden combustibles a Aerolíneas Argentinas a reducir en más de un 30% el precio del aeroquerosene. 500 millones de dólares es lo que la aerolíneas de bandera gasta anualmente en combustibles. Combustibles a su vez refinados por tres empresas: Repsol-YPF (57,8%), PAE (Ex Esso, 21,5%) y Shell (20,7%). Pero sucede que semejante erogación, se explica en un 40% por sobreprecios. Es decir, AA debió pagar por el combustible entre un 40 y un 47% por encima de su valor. Al respecto, un informe de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia refiere que, mientras que en los Estados Unidos la diferencia entre la nafta súper y el combustible para aviones es menor al 3%, en la Argentina esa diferencia supera el 45 por ciento. Por su parte y siempre en combustibles, el Estado nacional debió desembolsar 4200 millones de dólares en importaciones (incluye lubricantes) durante 2011. Ahora bien, ¿por qué tenemos que importar cantidades insólitamente crecientes de combustibles? ¿Acaso carecemos de suficiente petróleo y refinerías en el país? Respondemos. El gas natural, insumo estratégico a la seguridad energética y eléctrica del país, tiene que ser importado como consecuencia de la desastrosa política gasífera que Repsol-YPF ejecutó en el megayacimiento Loma la Lata. En la Argentina petróleo hay, pero la producción es insuficiente. Refinerías las hay también, pero además de estar controladas por un oligopolio (Repsol-YPF y Shell dominan el 73% del parque refinador total), su capacidad de refino cayó radicalmente. ¿Y qué hay del gasoil? La española, Shell y Esso controlan el 83% de su refinación total, crucial para la generación termoeléctrica, el transporte, la industria y la actividad económica en general. Si la demanda interna debe ser satisfecha con importaciones a cargo del Estado, el oligopolio privado que concentra el 83% de su elaboración tiene igual porcentaje de culpa en el desabastecimiento. ¿O no?

El 4,2% DE TOMADURA DE PELO. Este, el porcentaje interanual que Repsol-YPF dice haber incrementado en producción el año pasado en Chubut. No obstante y conforme explicó a este autor, el gobernador Martín Buzzi en CN23, la caída de la producción en el área Cañadón fue del 23%, y del 13% la de El Trébol. Ahora bien y suponiendo verídicos los datos de la petrolera, cabe preguntarse si tal incremento es compatible al modelo de desarrollo vigente y su necesaria etapa de profundización. A propósito, preguntamos al especialista Ricardo De Dicco (CLICeT) su opinión. Esto nos respondió: “La demanda de electricidad en 2011 aumentó 5% respecto a 2010. Dicha demanda fue satisfecha en un 63% por generación térmica. Asimismo, la extracción nacional de petróleo y gas natural disminuyeron interanualmente en un 6% y 2% respectivamente. En pocas palabras, para satisfacer el consumo de combustibles líquidos derivados y de gas natural, la producción de petróleo debería haber aumentado un 15% y la de gas un 11 por ciento”. De Dicco nos recordó luego un dato más que interesante: “El parque de refinación en 2011 procesó crudo a un 86% de su capacidad instalada, cuando lo normal es un 97 por ciento. Acá la razón de los miles de millones de dólares en importación de combustibles el año pasado. Además, el procesamiento de crudo en 2011 declinó casi 17% en relación al procesado en 2007, año en el que se alcanzó la saturación del parque de refinación del país. La de YPF cayó –4,5% durante igual período para todas sus refinerías.” A estas verdades agregamos: la demanda de gas natural aumentó casi un 5% en 2011 respecto a 2010, y 29% respecto a 2003. Semejantes tasas de crecimiento responden al tipo de modelo de desarrollo puesto en marcha por el ex presidente Néstor Kirchner y profundizado por Cristina Fernández. El crecimiento de tasas del 8% promedio durante los últimos años sólo pudo ser posible gracias a la participación del Estado como inversor y planificador en materia energética, cargando sobre sus espaldas el pesado y letal lastre –de no modificarse urgentemente– de abastecer al mercado interno con gasoil y gas natural provenientes del extranjero. En síntesis, sea por desidia, negligencia o desinterés, los operadores privados del upstream y del downstream hidrocarburífero no están a la altura del proyecto de país propuesto y aplicado por la Casa Rosada. El 4,2% es una tomadura de pelo.

CUANDO LAS CALIFICADORAS VIENEN BIEN Y MONTAMAT TAMBIÉN. No es que Moody’s haya decidido defender la seguridad jurídica del pueblo argentino. Como siempre, sus auditorías sirven a los acreedores, accionistas e inversores (cuando no especuladores y Fondos Buitres). Tal es el caso del último informe dedicado a Repsol. Según Moody’s, esta empresa, endeudada hasta la coronilla, ha disminuido drásticamente su capacidad de pago. En efecto, entre 2010 y 2011, la relación entre el efectivo disponible y la deuda neta cayó del 33% al 18 por ciento. Decimos nosotros pues: Repsol es insolvente; si no realiza un giro de 180 grados no podrá honrar su deuda; y si no puede honrar sus compromisos externos, la seguridad jurídica de sus acreedores y accionistas se verá sumamente perjudicada. ¡Qué gratificante cuando podemos reprochar a empresarios inescrupulosos pero utilizando sus propias palabras! Pero dejemos la ironía a un lado, porque la decadente situación de la petrolera es más que compleja. Como bien señala Moody´s, el problema del endeudamiento se ve agravado por los siguientes datos: 1) Sacyr, principal accionista de Repsol, tuvo que recurrir a la recompra del 10% del paquete accionario; y 2) Repsol vendió el 22,4% de las acciones de YPF, cosechando 1900 millones de euros. Traducimos: el año pasado y fiel reflejo de su calamitoso estado, la compañía debió reprivatizarse en dos oportunidades. Para cerrar este apartado, un dato de color. La decisión de las provincias de revocar áreas a Repsol fue calificada por el inefable Montamat de “error estratégico”, ya que “obligaría a que la Argentina importe más”. Que por favor alguien recuerde al ex director de YPF, testigo por el Paso Energy en su demanda al Estado nacional ante el CIADI, que ya dejó de trabajar para la empresa.

JAQUE A LA DESIDIA Y AL DESINTERÉS. Si a lo anterior de Moody’s agregamos la crisis por la que atraviesa el Estado español bajo la férula de un gobierno neo-franquista en lo laboral y económico, brota espontánea la pregunta del millón (y en función de los 40 millones de habitantes): ¿Es Repsol-YPF compatible con la soberanía energética y la seguridad nacional de la República Argentina? Moody’s responde: aspectos positivos (favorables a los accionistas y acreedores de la compañía) las posibilidades abiertas en Perú, Bolivia y Libia (de la que España indirectamente participó en su invasión). Destaca, asimismo, que las importantes inversiones de Repsol en el parque de refinación español rendirán sus frutos [allí sí invierten porque claro, son españoles]. Sin embargo, señala como hechos negativos la necesidad de ingentes volúmenes de capital para transformar los descubrimientos en reservas, por un lado, y la interferencia gubernamental en YPF (sic), por el otro. En fin, pésimos pronósticos (para ellos), sobre todo porque ha quedado claro –para Moody’s, Repsol, el gobierno español y la monarquía borbónica– que el Estado argentino conjuntamente con las provincias petroleras han puesto en jaque a la desidia y al desinterés en el país. <

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