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lunes, 20 de febrero de 2012

De Perón a Kirchner: Entrevista a Raúl Churruarin, por Mariano Osuna (para “Discípulos de Cooke”)

Arriba : Raúl Churruarín

Entrevista realizada por Mariano Osuna.

Mariano Osuna -¿Cómo aparece su interés por la política y cómo fueron sus comienzos en la militancia?

Raúl Churruarín -En mi casa la política siempre estuvo presente. Provengo de una tradición familiar donde se juzga la intervención política como una buena decisión. Mis primeros pasos los di observando con simpatía al radicalismo, adoptando su posición en lo que fue el golpe del 55. Al principio no supe entender el peronismo. Mi familia venia de experiencias militantes conservadoras o radicales y fue unánime la visión antiperonista. Mi acercamiento al peronismo se dará algunos años después desde Cuba.

M.O. -¿Cuál es el panorama con el que se encuentra cuando ingresa a la facultad en 1959?

R.C. -La universidad en el ámbito de la FUA estaba conformada por tres ramas: los comunistas, los socialistas y los independientes (no ser comunista ni socialista). Las fracciones trotskistas que en general venían con provocaciones y los radicales eran expulsados, y los cristianos, los nacionalistas y los peronistas estaban afuera de la federación. Cuando ingrese en la facultad me reencontré con un ex compañero de militancia secundaria que me invita a participar del centro. En agosto ingreso jugando de independiente antiperonista. Así me fui acercando primero a los comunistas, luego a los socialistas, luego a los sectores de la izquierda nacional como Hernández Arregui, Abelardo Ramos, Scalabrini Ortiz, y al Movimiento de Liberación Nacional (marxista). Así buscaba información para reubicarme.

M.O. -¿Cómo fue su visita a Cuba el 26 de julio de 1961?

R.C. -Los cubanos invitaban dos veces por año a visitar la isla con motivo del 26/7 y del 1/1 a contingentes de todas las agrupaciones de izquierda, o estudiantiles o de mujeres. La FUA decide mandar independientes. Luego de la impugnación a un compañero me nombran a mí. La delegación se fue achicando porque a los cubanos les estaban embargando los aviones. Llegue con muchas dudas a Cuba y con la pregunta sobre si volvería pro-castrista o anti-castrista. Volví castrista. Conocí a dos compañeras socialistas de Mendoza que tenían relación con Cooke y Alicia Eguren. Ellas comenzaron a transmitirme la posición de izquierda con simpatía hacia el peronismo. La anécdota sería que tuve el mismo proceso que Ezequiel Martínez Estrada, un antiperonista que se fue para Cuba, y estando allí reivindicó al peronismo. A mi me pasó eso mismo, no supe leer bien al peronismo acá, sino que lo comprendí cuando estuve afuera. En el 62 por primera vez vote con conciencia peronista sin identificarme de esa manera. En 1964 Manuel Gaggero, un compañero de Paraná, me invita a formar parte de una agrupación donde convoca a presidentes y dirigentes de los distintos centros de la FUA. Era un grupo secreto de militancia y discusión bajo la orientación de Cooke. Formamos una JUP nacional en la que había compañeros de ARP (Cooke) y del MRP (Villalón), que luego se disuelve.

M.O. -¿Cómo lo encuentra el gobierno de Ongania?

R.C. -Durante el año 65 se produce el viaje de Isabelita a la Argentina custodiada por el peronismo de derecha. Nosotros participamos de esa custodia, pero quienes tenían las armas y la experiencia eran ellos. Cuando cae Illia ya se había instalado la idea de tercer mundo con referencia a todos los movimientos revolucionarios de todos los países subdesarrollados. A fines del 64 Perón intenta venir al país con un avión donde venia con Vandor y otros tres dirigentes bajo el gobierno de Illia. Enseguida la derecha y el antiperonismo (incluyendo al radicalismo) se mueven junto a la embajada norteamericana y al hacer escala en Rio de Janeiro Perón es obligado a volver a España. Fue el retorno fallido. Cuando viene el golpe de Ongania yo no estaba en el centro ya que lo perdimos por blanquear nuestra identidad peronista. La dicotomía libre-laica se reemplaza por un agrupamiento nuevo donde de un lado se encuentran las partes antiperonistas de la FUA (PS, PC, RADICALES) y por el otro lado la parte antimperialista del Ateneo, con los sectores peronistas y los gérmenes del PRT. En el 65 se peroniza el Ateneo dando lugar a una nueva JUP en el 72.

M.O. -¿Cómo se da su acercamiento a Montoneros en 1971?

R.C. -Mi vida cambia, llego de otra manera y con otras prioridades. En 1966 me casé, y en los años 68/69 nacieron mis dos primeros hijos. Cuando se produce el Cordobazo y luego el tema Aramburu yo empiezo a ver con simpatía a Montoneros, y de esa manera me incorporo en un área de prensa. A fines de 1972 me detienen pintando en la calle con otros dos compañeros. También detienen a mi señora. Esto es en diciembre. En un periodo de seis meses había pasado por la Jefatura de Policía de Santa Fe, Coronda, Rawson y Devoto. Ya se habían dado las primeras desapariciones y se había profundizado la lucha armada: por un lado Montoneros, FAP, FAR, y Descamisados y por el otro lado el ERP. Yo quedo detenido y mi señora con mis dos compañeros salen después de Navidad. Ahí tuve la suerte de estar con el Turco Haidar que fue uno de los sobrevivientes de Trelew. Él fue mi compañía en Rawson y Devoto.

M.O. -¿Cuando sale de la cárcel y como vivencia esa experiencia?

R.C. -El 25 de mayo de 1973 quedo libre de Devoto con la amnistía de Cámpora. A partir del 11 de marzo con las elecciones la cosa fue aflojando en las cárceles. La movilización popular a Devoto, con la impresionante columna de antorchas, la toma interna de la cárcel los días 24 y 25, la salida y el reencuentro con la familia, con los compañeros y toda la militancia fue para nosotros algo maravilloso.

M.O. -¿Cómo se da el período entre su salida de la cárcel y el tercer gobierno de Perón?

R.C. -Con la asunción de Campora se observa un escenario efervescente, con mucha movilización y discusión política. El ERP y Montoneros siguieron con la lucha armada pese a las dudas y a las concesiones dadas hacia el segundo grupo. A mi me nombran decano de mi facultad. En ese año se da “Ezeiza” donde estuve en una columna de Montoneros. Con la ida de Campora nosotros intentamos defender los cargos en las facultades, y en mi caso Perón me confirma como decano. A fines del 73 se da el famoso documento de Montoneros donde dice que la contradicción con Perón es antagónica, lo que quiere decir que debe desaparecer uno de los dos elementos de la contradicción. En ese entonces ya se venia rumoreando que a Rucci lo había matado Montoneros. Después de esto el ERP hace el copamiento de Monte Chingolo y Perón agudiza la represión. Perón convoca a una reunión a diputados de la JP para tratar la ley antiterrorista. Cuando llegan los compañeros a la reunión, resulta que Perón en lugar de recibirlos de forma privada los alberga en un salón con mucha gente y toda la televisión. Ellos discuten y Perón contesta que para quedarse en el movimiento deben acatar las decisiones del bloque. Una parte de esos diputados renuncia. Poco después, nosotros armamos en Santa Fe “La Disidencia” con relación a la llamada "Tendencia Revolucionaria", liderados por Pochettino y Obeid. Ahí, los que estamos como funcionarios universitarios, renunciamos a nuestros cargos.

M.O. -Muy cerca de esta renuncia se da el paso a la inmortalidad de Perón ¿Qué recuerda de aquel momento?

R.C. -Luego de la retirada de la plaza, Perón hace su último discurso público en junio del 74 y muere el 1 de julio. Cuando murió fuimos con mi esposa y con algunos compañeros para participar del velatorio y era una cosa impresionante. Se observaban colas y colas de personas con una tristeza infinita en la zona del Congreso tratando de ingresar. Yo no pude hacerlo. La gran pregunta fue como sigue el peronismo después de Perón. Montoneros decreta pasar a la clandestinidad, ya que le cierran sus medios de prensa como “El Descamisado”. El grueso de militantes no tenía los recursos ni las condiciones para pasar a la clandestinidad y quedan a la merced de la represión. La disidencia en ese entonces se fue desintegrando. Aquí se armó una dicotomía antagónica entre el sector de López Rega y Montoneros.

Todo lo que había pasado desde el retorno del 17 de noviembre de 72 hasta la muerte de Perón había sido que todos los frentes de los montoneros (la JP, la JTP, la agrupación Evita, la UES) habían salido mucho a la superficie y la mayoría de sus militantes quedaban muy expuestos. Recuerdo que un compañero de militancia que era montonero y que fue director de la Escuela Industrial de la Facultad de Ingeniería Química me había dicho un poco antes de la disidencia (principios del 74) que nos estábamos exponiendo y que el día que esto se revierta íbamos a quedar para la cacería. Bueno, este compañero esta desaparecido.

M.O. -¿Cómo se da su segunda detención en noviembre del 76?


R.C. -A finales del 75 la derecha peronista copa el Ministerio de Educación, la universidad de Buenos aires y otras universidades. Ahí yo quedé cesanteado. Realizando un trabajo me detienen en Paraná cuando llegaba en el ómnibus. Estuve 20 días chupado, es decir secuestrado y solo. Luego me blanquean y me mandan a la unidad penal de acá de Paraná hasta marzo del 77. Nuevamente paso navidad preso y mi esposa libre embarazada. A mi me llevan de Paraná a Resistencia. Mientras estuve secuestrado no me tocaron casi torturas porque me agarraron por equivocación, pero luego sí. Quede adentro por mis antecedentes pero no por otra causa. De los cuarteles me llevaron a la cárcel, luego a Resistencia, y quedo libre después del mundial en el 78.

M.O. -¿Cuando sale de la cárcel, como continua su vida política y personal?

R.C. -Me vengo a vivir a Paraná por imposición de los militares. Cuando salgo de la cárcel me colocan en arresto domiciliario. Mi familia vendió la casa que teníamos en Santa Fe y compramos una en Paraná. Estuve en arresto domiciliario desde el 1/8 hasta Navidad, y después me pasaron a libertad vigilada hasta julio del 79 lo que me impedía salir de la ciudad. En este entonces no militaba porque ya estaba marcado.

M.O.-¿Cómo lo encuentra la vuelta a la democracia?

R.C. -Yo había abandonado toda militancia. Cuando vino la democracia y perdimos las elecciones me había afiliado al PJ. Intenté volver a militar pero tuve una pequeña mala experiencia que volvió a autoexpulsarme: durante la campaña electoral se hizo en un hotel una reunión de grupos político-técnicos del PJ y yo fui. Me incorpore a una mesa de economía donde sus miembros estaban contra una persona. Entonces le pregunté a un compañero porque le tiraban tanto a ella, y me contesta que era por su militancia montonera (cosa que era mentira). Los dos compañeros que me conocían no sabían de mi pasado montonero, y yo pensé que no tenía que estar en ese lugar y entonces me fui. No volví a militar hasta la muerte de Néstor.

M.O. -¿Qué saldo le queda del gobierno de Alfonsin?

R.C. -Si hubiera ganado Luder no se hubiera hecho memoria, verdad y justicia. Alfonsín en principio quiso darle la trompada final al movimiento peronista largándose contra la CGT, intentando destruirla. Además antes de largar los juicios, determina una medida por la cual los juicios contra los militares debían empezar primero con la justicia interna militar. Era ingenuo pensar que los militares se podían juzgar por si solos. Esto termino avalando la teoría de los dos demonios que se puede encontrar reflejada en el “Nunca Mas”. Los militares se autoabsolvieron y cuando se pasó a la justicia civil solo se alcanzó el juicio a las juntas. Luego vinieron los dos golpes de Rico donde consiguieron el punto final y la obediencia debida. Paralelamente a eso el presidente dejó su política de Estado de Bienestar para pasar a un periodo neoliberal. Otra cosa imperdonable es que cuando fue el asalto a La Tablada por el movimiento “Todos por la Patria”, Alfonsín avaló los fusilamientos y desapariciones que se hicieron en ese asalto. Hay incluso videos de Alfonsín en el cuartel al lado de los muertos. La lucha no era de ellos, los radicales. Sin generalizar y ateniéndonos a excepciones, la dirigencia radical no estuvo afectada por el proceso de la misma manera. Esta cúpula dirigencial radical no defendió los derechos humanos ni en el 55, ni con Frondizi, ni con el retorno de Perón ya que el propio gobierno de Illia, que había ganado el gobierno con poco más del 20% en una elección proscriptiva, luego en una medida reaccionaria tomo esa decisión inconstitucional de pedir a Rio Janeiro que lo devuelva a España. El radicalismo nunca fue consecuente con los derechos humanos y los valores democráticos que el Yrigoyenismo defendía.

M.O. -¿Que rol ocupa como militante en el menemismo?

R.C. -Yo en la interna acompañe a Cafiero pero no milite. Y después cuando Menem sale elegido en la interna con ciertos resquemores lo voté. A partir de allí no apoyé nunca más al peronismo hasta Kirchner.



M.O. -¿Cómo se da su acercamiento al kirchnerismo?

R.C. -En el 2003 estaba como funcionario en Santa Fe y entendí que había que votarlo a Kirchner A partir de ahí vi la política que estaba desplegando Néstor. Hubo distintos puntos que fueron definiendo los derechos humanos como política de Estado incorporando al pueblo a la política. Era una etapa donde yo estaba con recelos por los históricos desengaños que tuve en la militancia política, y de a poco me fui convenciendo que no nos iba a traicionar como hicieron todos desde Frondizi a Duhalde. La participación creciente de la gente y de la juventud rencontrándose con la política fueron muy importantes

M.O. -¿Cuáles son los desafíos estructurales del campo popular?

R.C. -Debemos consolidar los avances en materia económica, discusión social, en la política internacional y en seguir reconociendo derechos humanos. Por otro lado creo que la profundización pasa por la reforma impositiva, por la reforma financiera y por seguir acotando las brechas de desigualdad enfrentando los sectores que han destruido nuestra patria como la cuestión de los recursos naturales y la megamineria, el poder real de las multinacionales, entre otros.

M.O. -¿Qué recuerda del día del paso a la inmortalidad de Néstor?

Estábamos todos encerrados esperando el Censo. Entonces nos llama mi hijo Pablo y nos dice que había muerto Kirchner. Shockeado, se lo hice repetir. Fue un golpe muy duro, enseguida nos pusimos a ver la televisión y a escuchar la radio para constatar que era cierto. Fuimos al acto de Plaza de Mayo en Paraná, y no nos podíamos convencer de que eso estaba pasando. Hoy aun no lo creemos y nos hace falta su valentía. Él tuvo el coraje de construir un camino coherente desde los 70. Néstor y Lula no fueron recién llegados. Es necesario pensar en la institucionalización del proyecto, en la formación de cuadros y en la continuidad de este proyecto, ya que no es lo mismo Scioli que Abal Medina, Marco del Pont o Nilda garre. Yo veo el futuro político con entusiasmo pero también con preocupación.

Hoy falta consolidar ese reagrupamiento según la mayor contradicción. Hoy aun no vemos visible ese corte que permita consolidar un nuevo movimiento o frente. Cooke dijo que “la revolución no se va a hacer con el peronismo solamente, pero tampoco sin el peronismo”. El Gordo estaba planteando formar un frente que incluya al peronismo, pero que además integre los sectores antimperialistas no peronistas.

Siento que hay sectores, como por ejemplo Miguel Bonasso que no están viendo cual es la verdadera contradicción existente, es decir cuales son los verdaderos enemigos del pueblo. Kirchner intento hacer este frente con la famosa transversalidad, pero luego se dio cuenta que se tenía que recluir solo en el peronismo. La sociedad no supo leer aquel intento de frente. En algunas partes esto se da con Sabatella, Heller, Raimundi. Kirchner aposto a Carrio, Stolbizer, De Gennaro, Juez, Pino Solanas, Binner pero el resultado fue muy negativo. Esto tiene que ver con que los sectores oprimidos no siempre sabemos comprender quienes son los opresores, pero además esta marcado en el egoísmo de muchos sectores progresistas que se colocan como el verdadero polo revolucionario. Pino, por ejemplo, siendo peronista, corre por la izquierda y plantea ni siquiera ser una vanguardia sino estar 20 pasos delante de la realidad. Pedir todo sin entender las condiciones en las que hemos salido de las continuas crisis.

M.O. -¿Cuál fue su vínculo con Cooke, Alicia Eguren y el Che Guevara y Fidel Castro?

Al Che solo lo vi una vez, cuando yo me iba a tomar el avión desde Cuba y él llegaba de viaje de la Conferencia de Punta del Este. Cuando llegó el Che invitó a la delegación argentina e hizo una charla con debate y luego nos tomamos el avión. No obstante siempre tuve más cercanía emocional con Fidel. A Fidel lo vi dos veces: el 26 de julio de 1961 y en un almuerzo donde dio un discurso muy revolucionario para América. Nosotros nunca pudimos tener ese discurso ya que el PC no nos dejo acceder a ese archivo. El PC en ese momento apoyaba la revolución cubana pero en los demás países estuvo en los frentes falsamente democráticos. Ellos no pudieron o no quisieron leer los diferentes procesos revolucionarios con sus diferentes realidades en América como lo hacían otros dirigentes como Cooke. E inclusive el mismo partido comunista que en Cuba se llamaba Socialista Popular no apoyo la revolución al principio, sino que la respaldó después de la lucha armada cuando vio las medidas revolucionarias del gobierno de Fidel.

Con respecto a Cooke y Alicia los conocí fugazmente en Cuba. Después cuando regresaron a la Argentina estuve un tiempo en su casa cuando tuve que entregarle un mensaje a Alicia. Más tarde, con el compañero Néstor Verdinelli, que luego estuvo en Taco Ralo, compartimos muchas horas durante poco menos de un mes. Nosotros tipeábamos borradores que Cooke iba haciendo. Alicia inclusive nos visitó en Santa Fe. Hoy lamentablemente esa mujer cálida y compañera sigue desaparecida.

M.O. -¿Cuál es el sueño de la patria grande liberada?

R.C. -Debemos lograr primero la integración económica, cultural y política de nuestra América del Sur, para luego pensar en una América Latina unida. A mi me apasiona este momento histórico de desarrollo de la comunidad sudamericana. El primer paso es el sur, luego tendremos que consolidar y ampliar ese sueño hacia el caribe para formar la gran patria grande. Una de mis preocupaciones es la formación de cuadros pensando en la salud de algunos referentes latinoamericanos como Chávez. Entiendo que el 50 y 50 es una meta a corto plazo en nuestro país, pero luego debemos ir más allá para conformar una especie de socialismo nacional, palabra que veo enmarcada en los 70 y los sueños de esos tiempos. Debemos tener responsabilidad y paciencia para construir este futuro pensando en que quienes quieren estar falsamente diez pasos adelante como Proyecto Sur o el Partido Obrero están lejos de cualquier liderazgo del país. Hay que pensar en el socialismo del siglo XXI como dice Chávez que nos permita nuevas formas de poder popular y liberación. A nivel internacional los grandes relatos están cuestionados.

M.O. -La política es una tradición de familia, cuando ve a sus hijos o sus nietos militando ¿Le recuerda a algún momento de su vida?

R.C. -Ellos están recorriendo de una forma mucho más acelerada los pasos que yo di. Ellos son militantes, tienen entrega y formación. Mis hijos han escuchado ese rodeo al peronismo que he realizado desde el 64. Ellos no hicieron ese rodeo porque arrancaron desde el peronismo, siempre por elaboración propia y sin ninguna imposición mía.

M.O. -¿Por qué la vuelta a la militancia a través de la Nunca Menos?

R.C. -Yo sentí necesidad y ganas de militar, porque cuando no lo hecho me he sentido mal. Es como sentir que uno se aleja de su elección de vida, de su misión. Entonces cuando se produce toda esa eclosión a partir de la muerte de Néstor, sentí que tenía que estar. Otro tema en mi es que cuando tenia 20 años militaba con alegría, gozaba de la militancia política estudiantil, la cual era mas bohemia. Pero a partir de los años 66 la militancia fue más insatisfactoria y mas dolorosa, como una carga, pensando en los gobiernos dictatoriales, con una carga de miedo. Además el tironeo entre el estudio y la militancia me hicieron perder un poco eso del goce, Pero hoy volví a disfrutar la militancia, pese a tener el miedo de que la cosa se revierta. Los que hemos estado en la clandestinidad siempre tenemos ese miedo a la represión. Tengo un amigo detenido desde el 75 hasta el 78 y que hoy todavía se sienta en un bar o restaurante mirando a la puerta. Aun sigue con ese miedo. En “Puente inestable”, mi libro, dije que la cárcel vuelve como miedo a la noche. Eso no me lo saco nunca de encima y eso es una marca que te va quedando.

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