Recibimos este muy excelente análisis de Julio Burdman que apunta a desentrañar al núcleo simbólico de varios cachivaches conceptuales que dan vuelta por los diarios cesaristas , las radios FM hegemónicas y la tele bonapartista, y que hoy mismo reproducen locutores y reporteros republicanos, en cuya base conceptual siempre se identifica Peronismo con Nacionalismo ... europeo, cuyo estandarte teórico lo llevan el guionista de Los Simpson y Beatriz Sarlo, valga la redundancia.
Catástrofe del pensamiento ( que fuera enfrentada conceptualmente como nadie por el Bebe Cooke el siglo pasado que fundó sin nombrar la categoría de "populismo" para el análisis del peronismo ) , esa asimilación de Peronismo y Nacionalismo europeo dió y da lugar a mucho de los malos entendidos que son proplados con sagrada furia nada más ni nada menos que por la opo, que a su vez responde a la corpo, para que no se gane la batacu. Mejor leemos a Burdman:
Dentro y fuera de
Se ha dicho reiteradamente que el peronismo es nacionalista por razones que no describen el meollo del nacionalismo. Por un lado, porque hubo –y hay– nacionalistas católicos, rosistas y de otras denominaciones que reivindican a Perón. Grupos minoritarios de esta filiación se sumaron a la amplia coalición de 1945 y después también, pero nunca fueron predominantes en ninguno de los gobiernos peronistas. Por otra parte, Perón era un caudillo militar, y todos los militares del mundo son, en alguna medida, nacionalistas. Juran, después de todo, dar su vida en defensa de
Se dice también que el peronismo era nacionalista en lo económico, y si bien esto es cierto, también lo es que el proteccionismo económico y el keynesianismo son teorías económicas que no necesariamente van de la mano del nacionalismo político y social, y que eran predominantes a nivel mundial en tiempos del primer peronismo. Pero el elemento más fuerte en la caracterización del peronismo como nacionalista proviene de su antiimperialismo y antinorteamericanismo, muy marcados en su primera etapa.
En esta relación conflictiva podemos identificar los aspectos más nacionalistas del peronismo. Y aun así, hay que distinguir entre antiimperialismo y nacionalismo, que no son exactamente lo mismo –existe, de hecho, una tradición liberal antiimperialista–, y también hay que situar la retórica antinorteamericana de Perón dentro de un comportamiento reactivo, ya que ésta surge y se profundiza como consecuencia de los conocidos esfuerzos de Washington para evitar que la primera candidatura presidencial de Perón triunfase en 1946.
Pese a lo anterior, no podemos decir que el peronismo sea nacionalista porque todas sus políticas fueron opuestas a las agendas centrales del nacionalismo de ayer y de hoy. El nacionalismo, una idea europea, define a una comunidad nacional en términos culturales, idiomáticos y étnicos, y luego defiende el derecho de esta Nación a tener un Estado propio y diferenciado de otras naciones. Los programas nacionalistas sobre población, territorio, nacionalidad e inmigración parten de esta premisa. En
Diferentes autores sostienen que, más allá de sus logros iniciales, las construcciones de este nacionalismo argentino tuvieron influencia sobre muchos acontecimientos políticos poco felices que se vivieron con posteridad. Desde las guerras territoriales –pocas, afortunadamente– en las que se embarcó
El peronismo representó, a través de sus políticas, una crítica profunda de estos conceptos fundacionales argentinos. En primer lugar, porque cambió el concepto de población. Puso fin al mito de
El “pueblo” de los populistas no es esencialista, sino que responde a un objetivo político. Este fue uno de los errores fundamentales de quienes quisieron comparar a los populismos latinoamericanos con los fascismos europeos. Haciendo una mala analogía contrafáctica, podríamos decir que bien lejos de las manifestaciones nacionalistas uniformes de los nazifascismos de los ‘30 y ‘40, el peronismo y otros populismos latinoamericanos de los ‘40 fueron una gran unión de los excluidos por aquellas manifestaciones.
Y desde entonces, siempre fue incorporacionista. En todas sus variantes, el peronismo fue favorable a una inmigración abierta. Aún hoy, en un mundo en el que los países tienden a cerrar sus fronteras a la inmigración. Es, también, un partido que se identifica con los avances civiles y sociales logrados por otras comunidades excluidas, como las mujeres, los inmigrantes de países limítrofes, los homosexuales y, lentamente, los pueblos originarios.
Finalmentre, otra política histórica del peronismo que se contrapone por definición al nacionalismo, es su integracionismo. Durante el primer peronismo, aún cuando no se lograron avances concretos en la materia en comparación con el Mercosur –firmado en 1991 por un presidente peronista, en este caso globalista, como fue Carlos Menem–, se desarrolló una doctrina de orientación a la integración regional que perdurará hasta nuestros días.
En suma: el peronismo en nada se parece a un nacionalismo europeo. Estos últimos movimientos se caracterizan por una visión restringida de la población, su oposición a la inmigración y la integración regional, y una desconfianza hacia los países vecinos. Contrariamente, el peronismo siempre fue partidario de la inmigración y la integración regional, y su visión acerca de la población es dinámica y populista- incorporacionista. El nacionalismo territorial ofensivo argentino siempre actuó bajo el gobierno de grupos políticos herederos de la tradición nacionalista argentina, y ello incluye a
Tal vez Kant debería renacer para escribir “
Publicado en :
http://rambletamble.blogspot.com/2012/02/peronismo-nacionalismo-o-populismo.html
el título es mío jejejejeje!!!
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con Burdman, pero el propio Perón los echó a ustedes de la plaza y de los nacionalista no dijo naranja.
ResponderEliminarAsí que bue, la tienen adentro, sigan mamándola.
Señor comentador anónimo :
ResponderEliminarPerón fue un personaje rico y complejo. Por eso cada sector busca SU PERÓN, el que cae mejor a sus sueños y aspiraciones. En términos generales, los seres humanos a los 80 años no están en su mejor momento para nada, han pasado ya su plenitud. Sinceramente, prefiero al Perón un poco más jóven.
Que tenga un buen día.