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sábado, 31 de diciembre de 2011

¿POR QUÉ LES PASA SIEMPRE A LOS MISMOS?, por Adrián Corbella (para “Mirando hacia adentro”)


Hugo Chávez, Fernando Lugo, Dilma Rousseff, Luis Inacio “Lula” Da Silva, Néstor Kirchner, Cristina Fernández… cáncer, problemas cardíacos, leucemia … Media docena de presidentes latinoamericanos aquejados de problemas de salud muy serios, que al ex presidente argentino le costaron la vida, y a los demás les ha complicado su accionar. Todos son presidentes progresistas, de “centroizquierda”, o “nacionales y populares”, según la terminología que se prefiera utilizar.

Del otro lado, hay una pléyade de políticos neoliberales que gozan de excelente salud…

Las hipótesis conspirativas son fáciles de armar, y de hecho ya han aparecido ; pero son imposibles de demostrar.

Sin embargo, hay otras explicaciones mucho más simples, que se demuestran fácilmente y también sirven para explicar el fenómeno.

¿Cómo gobiernan estos neoliberales?... No hay mucho que decidir. El plan de gobierno ya lo ha prefijado hace muchos años el Consenso de Washington, y si alguien lo olvida, está presto el FMI y las corporaciones locales de cada país para recordarlo. Las medidas concretas las toman equipos de tecnócratas, generalmente economista neoliberales, que han sido concienzudamente instruidos por especialistas extranjeros. Un presidente neoliberal se limita a firmar las leyes que le indican, y vetar las otras, las que le recomiendan sus asesores. Por supuesto que existen protestas frente a estas medidas. Pero provienen de sectores sociales débiles : clases medias, obreros. Lo máximo que pueden hacer es una manifestación, algunas huelgas o piquetes. Las fuerzas de seguridad ponen orden rápidamente, al costo de algo de sangre, unas cabezas abolladas, y unos pocos muertos. Los medios, que son parte de esas corporaciones que presionan a favor de estas medidas, brindan un paraguas, una protección, realmente envidiable. La culpa nunca es de ellos, sino de factores exógenos, inmutables, misteriosos . Sus decisiones son lógicas, justas e inevitables.

Los argentinos aún recordamos cómo los medios calificaban de “valiente” el salvaje ajuste de De La Rúa, como titularon “La crisis se cobró otros dos muertos” ante el asesinato de Kosteki y Santillán : no eran la policía, ni el ministro del Interior, ni el presidente Duhalde los responsables. Sino un ser etéreo y asexuado : “La Crisis”…

Evidentemente estos presidentes no sufren grandes desgastes ; pasan rápida y alegremente por sus cargos. Viven felices mientras otros toman decisiones en su nombre. Ellos “reinan”, pero no gobiernan …

¿Qué pasa con los otros, con los que no son neoliberales?...

Deben tomar todo el tiempo decisiones que disgustan a los grandes poderes mundiales. Deben defender cada día esas medidas, en el G-20, ante el FMI y el Banco Mundial, en la ONU, o ante la cotidiana presión de “Los mercados” (otro ser etéreo y asexuado) y el “periodismo independiente” (colmena inagotable de furiosas avispas). Los grandes poderes no sólo no los acompañan, sino que los combaten : la Iglesia, los grupos económicos concentrados, las asociaciones empresariales, las fuerzas de seguridad, los sindicatos se oponen, presionan, conspiran, buscan hechos oscuros –y si no hay los inventan- …

Las protestas son de grupos poderosos, con gran capacidad desestabilizante . Recordemos los intentos de golpe a Chávez en 2002 y a Correa en 2010, el secesionismo de las provincias orientales bolivianas, la conjura agromediática en la Argentina …

Estos presidentes están todo el día, todos los días, remando contra la corriente, enfrentando a poderes reales, recibiendo la condena mediática, tomando decisiones difíciles, bancando la parada …

Son guerreros, gladiadores, que ponen hasta su última gota de energía a favor de una causa. Héroes épicos que llevan su organismo al límite, límite que muchos de ellos encuentran, y por eso fácilmente se transforman en mártires…

Del otro lado nos encontramos con políticos que no deciden nada, que no se esfuerzan, que viven en una fiesta permanente a costa de sus conciudadanos. Como no hacen nada, como no se sienten responsables de nada, son felices en medio del Armageddon. Y están perfectamente sanos…

Nos es igual el caso, por supuesto, de sus pueblos, de los ciudadanos sobre los que ellos “reinan” …

Por eso quizás no sea necesario buscar interpretaciones oscuras. Basta con tener en cuenta estas cuestiones para entender porqué unos se desgastan, se consumen, comprometen su salud, y los otros, eternos diletantes, viven tan felices y despreocupados …

Adrián Corbella, 30 de diciembre de 2011.

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