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lunes, 5 de diciembre de 2011

La Celac nace entre los crujidos de un mundo que se derrumba, por Eduardo Blaustein (para “Miradas al Sur” del 04-12-11)


Arriba : Juntitas juntitas. Las presidentas de Brasil y Argentina acordaron más integración y nuevas defensas ante la crisis. (TELAM)


Miradas al Sur.Año 4. Edición número 185. Domingo 04 de diciembre de 2011

Por

Eduardo Blaustein

eblaustein@miradasalsur.com

Entre la épica latinoamericana y el temor a la crisis global. El surgimiento del nuevo organismo es un hecho histórico que se produce en un contexto de incertidumbre. Los acuerdos entre Cristina y Dilma Rousseff hablan de un modo de afrontar la crisis internacional con realismo.

El tamaño inverosímil de la mesa hacía de réplica a escala del inmenso espacio geográfico, económico y social a integrar. Alrededor del óvalo gigantesco, los representantes de 33 naciones dieron el último paso para afrontar un desafío respecto del cual, como lo sugirieron los tonos realistas en los discursos de Cristina Fernández y Dilma Rousseff, se debe pasar de lo discursivo y potencial a las realizaciones concretas. Acaba de nacer un nuevo y formidable organismo supra regional que no reemplazará pero indudablemente competirá con la Oea, en el que brillarán las ausencias de Estados Unidos y Canadá contra la presencia de Cuba, y en el que, como ejemplo, el apoyo de todos los países a la Argentina en el tema Malvinas habla de un cierto debilitamiento del poder simbólico de las naciones centrales incluso entre los pequeños países caribeños históricamente vinculados a Londres y Washington. Por cuerda separada de la megacumbre que acaba de parir al Celac (Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe), Cristina y Dilma se las siguen ingeniando, aún con las tensiones devenidas de sus respectivos frentes empresarios, para crear mecanismos de integración y autodefensa ante la crisis global.
Lo que avanzaron en una hora y media de reunión Cristina y Dilma permite entender la ancha diferencia que separa la épica latinoamericanista de la construcción concreta en la complejidad, la diversidad y las presiones cruzadas. Se conoce del poder de lobby temible sobre todo de las cámaras empresariales paulistas y de los ruidos generados en ambos países por la crisis global que afectó a la competitividad brasileña y amenaza a las exportaciones de todos. Antes que estancarse en las diferencias las presidentas acordaron profundizar una estrategia comercial de mutua protección. Para hacerlo, entre otras medidas, hablaron de crear un Mecanismo de Integración Productiva (MIP). También se acordó evitar el riesgo de “invasión” de productos provenientes de otros mercados, no sólo de China, aunque sobre todo de China. En sentido contrario, la apuesta pasará por fortalecer el comercio interregional y acotar el funcionamiento de mecanismos tales como las licencias no automáticas.
La presidenta argentina, horas después del encuentro con Dilma, fue clarísima en su intervención durante la cumbre de la Celac en la inmensa sala del Teatro Teresa Carreño de Caracas. “Estamos ante una posibilidad histórica de convertirnos en protagonistas del Siglo XXI”, dijo, pero reclamó que “para eso necesitamos instrumentos concretos, políticas y alianzas muy fuertes no sólo en el campo de lo económico, sino en lo político”. Cristina subrayó la necesidad de evitar que las cumbres se conviertan en espacios “para hacer catarsis”. Y bajó a tierra su discurso cuando mencionó uno entre tantos problemas estructurales: “De los 33 países de la Celac, doce integran la Aladi y lo cierto es que nuestros países tienen un comercio intrarregional de apenas el 16%, mientras que el 84% de exportaciones/importaciones se realiza fuera de nuestros países”. También Dilma eligió afrontar las realidades duras cuando eligió la expresión “fortalecer” en reemplazo de “blindar la región” y más aún cuando contextuó el verbo en el escenario cercano de un “escaso crecimiento en la región”. Fue el cubano Raúl Castro el que recordó que, pese a los avances conseguidos, en América latina perdura la “tragedia” de “180 millones de pobres”, 72 millones de ellos indigentes.

A las cosas. Un buen ejemplo de qué serían las “medidas concretas” a las que se refirió la presidenta argentina es el que aportó el periodista uruguayo Raúl Zibecchi en La Jornada de México. En su artículo informa que la Unasur aprobó el martes pasado “un importante proyecto estratégico que comienza a desatar los lazos de dependencia con Estados Unidos: la creación de un mega-anillo de fibra óptica que hará que las comunicaciones internas de la región no pasen más por suelo estadounidense”. Cuando se habla de brecha digital entre naciones (Argentina es por lejos el país más desarrollado e inclusivo de América latina en la materia) se suele olvidar lo que sí tuvieron en cuenta los representantes de Unasur: que buena parte de la información “latinoamericana” que circula por internet tiene escala obligada por Estados Unidos. “El anillo de fibra óptica –informa La Jornada– tendrá una extensión de 10 mil kilómetros y será gestionado por las empresas estatales de cada país.” Se trata apenas de uno entre 31proyectos de integración vía infraestructuras que avanzan en el seno del Cosiplan (Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento).
No se trata de realidades pero sí de proyectos tangibles, calificados como “prioritarios”, y cuyos montos de inversión ya están previstos. Fue también el martes pasado que, desde Brasilia, las autoridades del área de infraestructura de la Unasur hablaron de un vastísimo plan que prevé inversiones en obras de integración por 13.700 millones de dólares hasta el 2022. Proyectos tangibles en escenarios como el que planteó Cristina Fernández: “Somos 598 millones de personas, un mercado más que apetecible”.
Hugo Chávez desgranó otras cifras acerca del potencial económico de la región usando a la Cepal como fuente: casi un tercio de las reservas mundiales de biocombustibles, casi la mitad en producción de soja y de cobre, casi un tercio de la producción mundial de carne y casi un cuarto de la de leche, además de abundante petróleo.
Como para sosegar esos entusiasmos los presidentes de México y Colombia enfatizaron en los dramas de la pobreza y el narcotráfico. Las alusiones de ambos resonaron en el discurso de Cristina, quien usó una de sus típicas frases fuertes cuando dijo “parece que América latina se queda con los muertos y las armas, y con la droga y con el dinero se quedan otros”. Pero, de nuevo, fueron Cristina y Dilma las encargadas de darle una cierta severidad a la cumbre. La brasileña habló hasta de “hazaña” cuando se refirió al nacimiento de la Celac pero también enfatizó la idea de “responsabilidad política”, advirtiendo que “la crisis mundial está en el centro de las preocupaciones de la Celac. Son reales los temores de una recesión global. A pesar de ser originada en países desarrollados y que adoptan políticas que fracasaron en los ’80 y los ’90, pueden tener efectos muy fuertes en la economía internacional. Debemos responder con un nuevo paradigma: mantener el crecimiento en nuestros países con inclusión y justicia social y con la creación de empleos de calidad”.

Poesía y contrastes. Por supuesto que no faltaron los momentos poéticos, como cuando el mexicano Felipe Calderón, citó la célebre sentencia de José Martí: “Somos un mismo continente, con una misma alma”. O incluso cuando Chacho Álvarez, secretario general de la Aladi (Asociación Latinoamericana de Integración), y que habitualmente usa un lenguaje cercano al de las ciencias políticas, también se puso vehemente: “Los latinoamericanos estamos empezando a construir nuestra propia historia. Es el principio del fin de una historia de América latina que empezó con la Doctrina Monroe, aquella de ‘América para los americanos’. Ahora es ‘Latinoamérica para los latinoamericanos’”.
Dos contrastes nítidos se produjeron durante la cumbre. El primero lo marcó el increíble cacerolazo al que convocó la oposición venezolana, irrespetando a 33 representantes de naciones y sus respectivos pueblos. El otro vino de la boca del portavoz del departamento de Estado de los Estados Unidos, Mark Toner, quien trató de sortear las consultas acerca de la fundación del Celac sin poder dejar de afirmar que la Organización de Estados Americanos, la Oea, es la institución “preeminente” a la hora de tratar los asuntos del continente. Toner dijo también que “hay muchas organizaciones subregionales en el hemisferio; a algunas de las cuales pertenecemos y a otras, como esta, no”. Con un matiz más amigable, el jueves pasado representantes de la Oea habían dado la bienvenida a la Celac.

Publicado en :

http://sur.infonews.com/notas/la-celac-nace-entre-los-crujidos-de-un-mundo-que-se-derrumba

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