Páginas

sábado, 3 de diciembre de 2011

Juan y Eva: del romance “de barrio” hacia la construcción de la patria grande, por Raúl Isman (para “Redacción Popular")


(Primicia para Cuaderno de la Izquierda Nacional)

Lo personal es político.

Vieja consigna del movimiento feminista.

Con enorme suceso de público- que sólo puede atribuirse a la resignificación operada en lo últimos tiempos argentinos hacia la política y sus resonancias históricas- viene proyectándose desde el 15 de septiembre de 2011 la película Juan y Eva, que propone una singular mirada con relación al viejo planteo del movimiento feminista; es decir como un romance alcanza dimensiones políticas o como un movimiento nacional y popular resulta el encuadre para una bella historia de amor. El film puede ser apreciado en salas cinematográficas, adquirido en cualquier truchería de la ciudad de Buenos Aires, conurbano o interior del país y para quienes no pudieren acceder a dichos medios para apreciar la “vista” las nuevas tecnologías de la comunicación permiten bajarla desdehttp://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/13132418/_ARG_-Juan-Y-E... o verla on-line desde http://www.sipeliculas.com/ver_3503_juan-y-eva.html

Inmediatamente los títulos y luego nuestros comentarios acerca de Juan y Eva.

Juan y Eva (2011)
Dirección: Paula de Luque
Guión: Paula de Luque

INTÉRPRETES
Julieta Díaz: María Eva Duarte
Osmar Núñez: Juan Domingo Perón
Fernán Mirás: Ávalos
Alfredo Casero: Braden
María Ucedo: Blanca Luz
Sergio Boris: Domingo Mercante
Fabián Arenillas: Imbert
Lorena Vega:Erminda Duarte
Alberto Ajaka:Juan Duarte
Vanesa Maja:Rita Molina
María Zubiri: Pierina
Jimena Anganuzzi_María Cecilia
Sergio Pángaro: Locutor
María Laura Cali: María Tizón
Susana Varela: Margarita
Horacio Acosta: Velazco
Ricardo Díaz Mourelle: Doctor Mazza
Pablo Burzstyn: Durán
Germán de Silva: Delegado Federación Sanjuanina
Carlos Casella: Cantante Cabaret
Karina K: Cantante Luna Park
Gustavo Garzón: Bramuglia
Pompeyo Audivert: Presidente Edelmiro Farrel
Más actores secundarios y de reparto
Personal técnico y de dirección
Ricardo Piterbag: Asistente de Dirección
Alejandro Israel: Producción
Marcelo Schapces: Producción
María Vacas: Dirección de producción
Marco Rossi: Jefe de Producción
Willi Behnisch: Fotografía
Willi Behnisch: Cámara
Iván Wyszogrod: Música
Nicolás Giusti: Dirección de sonido
Gonzalo Guerra: Dirección de sonido
Rodolfo Pagliere: Dirección de arte
Marcela Vilariño: Vestuario
Alberto Ponce: Montaje
Florencia Murno: Foto fija
Laura Fortini: Maquillaje
Fernando Gallucci: Meritorio de sonido (ENERC)
Marcelo Iúdice: Peinados.

La película, que puede ser apreciada como un gran fresco acerca de los orígenes de un gran movimiento nacional y popular, se inicia con los prolegómenos del romance que le provee el título. El amor entre ambos puede ser comprendido como el eje central del relato, matizado con referencias históricas. Gracias a la copiosa historiografía tales sucesos son bastamente conocidos; aún por parte de personas poco habituadas a las polémicas sociales. El terremoto en San Juan y la necesidad de coordinar y centralizar la ayuda permitieron que el ya maduro coronel y la muy joven actriz resultaran visibles el uno para el otro. Los acontecimientos en la relación afectiva se aceleran, como fuera de ella en la historia social y política de nuestro país. Durante el transcurso de un célebre festival artístico realizado en el Luna Park Eva “avanza” sobre el coronel, lo cual se halla magistralmente resuelto desde el punto de vista estrictamente cinematográfico (solo con lo visual, sin diálogos). Julieta Díaz se asemeja muy poco físicamente a Evita. Pero sus ojos exhalan la misma pasión ígnea, tanto para acometer tareas políticas, como para jugarse en la aventura de “ganarse” al hombre de su vida. En aquellos tiempos la mujer cumplía un rol pasivo en el proceso de seducción; motivo por el cual las cosas que Eva le dice en secreto al oído a Perón resultaban una audacia en la década del ’40. Pero el espectador tiene perfecta conciencia de los dichos proferidos por la dama; dada la profunda turbación y extrañeza que se observa en el rostro del militar. Tampoco Osmar Núñez es una gota de agua con Perón, pero su composición actoral reconstruye adecuadamente la “serenidad” que era exigible para un conductor clausewitchiano, que dirigía su naciente movimiento con una mirada de estratega militar sobre la política concreta.

Puede decirse que Juan y Eva es un film de las solvencias. Las referidas en las líneas precedentes a la capacidad actoral son aplicables a todo el elenco; en el que se destacan un excepcional Alfredo Casero interpretando nada menos que a Spruille Braden, embajador (procónsul) de los Estados Unidos. En la escena en que le pasa sus sugerencias (exigencias) a Perón se halla sintetizada gran parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX argentino. Precisamente la gran solvencia del film se encuentra en la capacidad de narrar de la directora y guionista Paula de Luque a la cual nos referiremos poco más adelante. Otra breve, pero descollante labor actoral la realiza Pompeyo Audivert- un excepcional intérprete poco conocido por el público por dedicarse más al teatro que a la T.V.- en la piel del general Farrell, presidente de la nación durante el crucial octubre de 1945. En general el conjunto del elenco se muestra sólidamente conducido por la directora y sumamente afiatado en la piel, la voz, los tonos, el espíritu de los personajes que deben componer.

En toda obra cinematográfica existe una cierta distancia entre lo previsto en el guión y lo realizado por el reggiseur. De Luque salva dicho conflicto con una prestancia que se basa en el manejo notable de recursos cinematográficos. Ya nos hemos referido al tratamiento brindado a comienzos del film al romance. Otro momento fundamental lo comentamos a continuación. El peronismo es (mucho más que) un gran mito argentino. Y toda construcción mítica cuenta con una epopeya fundacional. En este caso, el 17 de octubre de 1945; día en que “el subsuelo de la patria sublevada”, al decir de Scalabrini Ortiz, en rigor la nueva clase obrera nacida de la industrialización sustitutiva, salió a la calle a reclamar la libertad de Perón, figura que significaba la síntesis de las mejoras obtenidas por el novel proletariado en menos de un trienio. No puede dejar de destacarse que la central obrera, la Confederación General del Trabajo, había convocado a huelga y movilización… para el 18 de octubre, siendo desbordados por completo por las bases trabajadoras. La directora resuelve de modo magistral estas escenas intercambiando momentos documentales, imágenes filmadas para esta película con un uso del color realmente notable. En la mitología nacional la fecha quedo para siempre como el día de la lealtad.

El conde León Tolstoi, escritor y humanista ruso de fines del siglo XIX y comienzos del XX, dijo en su momento- antes que Marshal Mac Luhan acuñase la expresión “aldea global”- “pinta tu aldea y serás universal”. Por su parte, Juan Domingo Perón decía que la verdadera política es la política internacional. Aceptando de hecho la premisa del coronel protagonista del film y la reflexión tolstoiana Paula de Luque compone un magnífico fresco acerca de como nace un movimiento nacional y popular y como un romance es parte inescindible de esa historia. Se trata de un valioso aporte para un río conceptual- conformado por libros, folletos, revistas, polémicas, programas radiales, publicaciones, entre otros formatos- que apuntare para conocer un muy complejo y esquivo objeto del deseo epistemológico: la comprensión del peronismo. Apuntemos simplemente que nacido de los cambios originados en la crisis de 1929, el peronismo le brindó al pueblo argentino un nivel de vida que, en los ’40, no existía en los grandes países industrializados. Pero como gran parte de sus congéneres latinoamericanos (A.P.R.A. peruano, P.R.I. mejicano) se sometió a los dictados del poder financiero mundial y el consenso de Washington durante la década del ’90, bajo las presidencias del sátrapa Carlos Saúl Menem. Por cierto que la grandeza del peronismo reside en su capacidad de “regenerarse”, al punto que una formación política entusiastamente comprometida al servicio de las privatizaciones, la pérdida de conquistas para los trabajadores, la sumisión colonial, la impunidad para los crímenes de la dictadura, entre otras aberraciones; se reconvierte en la dirección (aún con muchos de los referentes y dirigentes que habían servido al menemismo) del proceso de reconstitución de la nación operado ya bajo el mandato de Néstor Carlos Kirchner. Inocultablemente lo logrado por el Kirchnerismo es el contexto necesario para volver a polemizar acerca de las relaciones entre historia y política (en las cuales el interés por el pasado se halla regido por la inquietud por el presente) y revalorizar obras como la de Paula de Luque en la cual se corrobora una vez más que “lo personal es político”.

* Docente. Escritor. Columnista del Noticiero televisivo
Señal de Noticias y del programa radial periodismo consentido. Colaborador habitual del periódico Socialista “el Ideal” Director de la revista Electrónica Redacción popular.


raulisman@yahoo.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario