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domingo, 23 de octubre de 2011

¿Quién ocupó a quién? De cómo Wall Street ocupó Washington, por Federico Bernal (para Tiempo Argentino, 23-11-10)


Los verdaderos dueños del poder detrás de la mascarada política


Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 23 de Octubre de 2011

Por Federico Bernal
A través de ingentes aportes a las campañas de los demócratas y republicanos y su ascendencia sobre los grandes medios las principales corporaciones financieras tomaron el control de la Casa Blanca y el Congreso.

Mucho se ha escrito sobre las causas sociales y económicas del fenómeno primermundista de los “indignados”, fenómeno del que la flamante versión estadounidense y su protesta centrada en Wall Street resulta ser la más emblemática y estratégica. El genocidio social en los Estados Unidos ha engendrado las protestas sociales que hoy inundan las calles y avenidas de las principales ciudades estadounidenses. No obstante, si bien las razones para la ocupación popular del centro neurálgico del conservadurismo planetario resultan conocidas (¡Ocupa Wall Street! es su lema), poco se sabe de cómo Wall Street ocupó Washington para, una vez conquistado, irradiarse invencible a prácticamente todos los rincones del mundo. A continuación e inspirado en un excelente trabajo del magíster en Relaciones Internacionales de la Universidad de Georgia (EE UU), Zaid Jilani, acercamos algunos puntos cruciales y un tanto olvidados a la hora de analizar de qué forma el terrorismo financiero, banquero y corporativo estadounidense puso de rodillas a la economía mundial al ocupar el Congreso, la Reserva Federal y la Casa Blanca.

WALL STREET OCUPA WASHINGTON CON MASIVAS CONTRIBUCIONES DE DINERO. La industria financiera consiguió su primera gran victoria cuando en noviembre de 1999 el ex presidente Bill Clinton derogó la Ley Glass-Steagall de 1933. La ley que durante 66 años había prohibido a la banca comercial ser al mismo tiempo banca de inversión llegaba a su fin. Comandada por el entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y el secretario del Tesoro hasta 1998, Bob Rubin, nacía la absoluta liberalización del sector bancario. All inclusive: banca comercial minorista, banca de inversión y aseguradoras. Citigroup, Bank of America y el JP Morgan Chase, entre los primeros en gozar de los infinitos beneficios de la derogación de Clinton. Se explica así que en 1998, los bancos comerciales hayan invertido 18 millones de dólares en contribuciones a la campaña legislativa del mismo año, con 65% yendo a republicanos y 35% a demócratas. De igual modo, se entiende que las principales firmas aseguradoras y de inversión donaran unos 40 millones, y que el megabanco Citibank haya aportado U$S 1.954.191 poco antes de su fusión con Travelers Group, con quien un año después y como resultado de la derogación de la Glass-Steagall conformaría el Citigroup. Entre 2008 y 2010, el pulpo corporativo mezcla entre real state, las financieras y las aseguradoras gastaron 317 millones en contribuciones a campañas electorales. Con la crisis ya encima, no había legislador que no estuviera imposibilitado de votar a favor de medidas a favor de las clases medias y trabajadoras. El mea culpa llegó por boca del arrepentido senador demócrata Jim Webb, que un año atrás se quejaba por no haber podido conseguir apoyo cuando propuso gravar con impuestos a los bancos rescatados: “¡No conseguí ni un voto! Y no fue culpa de los republicanos. Los demócratas mismos advertían que votar de esa manera atentaría contra la recaudación del partido” (Real Clear Politics – 8/10/2010).

WALL STREET OCUPA WASHINGTON CON SUS LOBBISTAS. Financiar a los partidos políticos es uno de los pilares del avance corporativo sobre la economía real. El otro fue y sigue siendo el control de la información. ¿Cómo? El terrorismo financiero y banquero cuenta literalmente con un ejército de “especialistas” y “expertos” líderes de opinión. Por ejemplo, y durante la orgía desreguladora entre 1998 y 2010, las corporaciones beneficiadas por la derogación de la ley de 1933 gastaron 3300 millones de dólares en lobbistas. Sólo en 2007, la industria financiera y especuladora empleó 2996 de estos especialistas y expertos, que dividido por los miembros del Congreso estadounidense arrojaron por resultado cinco lobbistas cada un parlamentario. Asimismo y durante los debates sobre la reforma financiera de 2010, las corporaciones inundaron a Washington con una horda de lobbistas, superando en once a uno la cantidad de técnicos y comunicadores especializados pertenecientes a grupos de acción reformistas y de asociaciones de consumidores. En suma y para diciembre del año pasado, las corporaciones financieras habían contratado como lobbistas unos 1600 ex funcionarios gubernamentales. Entre ellos y para dimensionar lo ilimitado de la compra de voluntades, Jilani destaca dos nombres: Dick Gephardt, líder de la mayoría demócrata en la Cámara Alta, y Kenneth Duberstein, prestigiosa y popularmente aceptada figura, ex funcionario de Reagan.

WALL STREET OCUPA WASHINGTON AL COLOCAR SUS PROPIOS DIRECTIVOS EN EL GOBIERNO. Meses después de la derogación de Clinton, el señor Rubin dejó su cargo como secretario del Tesoro para convertirse en presidente no ejecutivo del entonces flamante Citigroup. Su jugada fue bien recompensada por el nuevo gigante corporativo: 15 millones de dólares, sin incluir su participación accionaria en la firma. Por su parte, la Goldman Sachs no cesa en su función de gran proveedor y colocador de técnicos tanto en esta como en pasadas administraciones. Sin ir más lejos, el padre del salvataje banquero y ex secretario del Tesoro, Hank Paulson. Pero la puerta también en sentido inverso: el director de presupuesto de Obama, Peter Orszag, se incorporó al Citigroup apenas renunciado a su función pública.

INDIGNADOS EN WALL STREET: APOYO, RECLAMOS Y MEDIOS. En los últimos días, más de 1500 manifestantes fueron detenidos por la policía en cerca de 100 ciudades estadounidenses. Sólo en Nueva York, 800 indignados fueron “pacíficamente” cargados en carros-cárceles. De estos 800, unos 23 fueron arrestados mientras intentaban cerrar sus cuentas en el Citibank. Más de 100 personas fueron detenidas en Boston, 175 en Chicago y 25 en Denver. En Los Ángeles, diez indignados fueron detenidos cuando simbólicamente uno de ellos intentaba cobrar un cheque de 673 millones de dólares en una sucursal del Bank of America, por cierto, la misma cifra que esa misma sucursal recibió para sortear la quiebra. En fin, más de 1500 arrestados por todo el país, mientras que la inmensa mayoría de la élite ejecutiva especuladora sigue impune. Y todo esto en el marco de un desempleo irrefrenable, con utilidades banqueras en nuevos máximos y un 1% de la población ganando increíblemente más que el 99% restante. Pero el movimiento de indignados estadounidenses comienza a ganar sus primeras batallas en la calle y en los medios. En efecto, una reciente encuesta informa que el 65% de los neoyorquinos no sólo los apoyan sino que también coinciden con buena parte de sus reclamos, como por ejemplo la de incrementar los impuestos a los ciudadanos con ingresos anuales superiores al millón de dólares. En materia de cobertura mediática y según informa el Pew Research Center, en el último mes el “Occupy Wall Street” saltó del 2% de incidencia al 10% (el movimiento opuesto, el del Tea Party, siquiera llegó al 7% luego del año de protestas). Los indignados que se rebelan contra la ocupación conservadora de su sistema bancario y su economía marcan la agenda al haber remplazado la reducción del déficit y el ajuste como solución a la crisis, por el aumento impositivo a los más ricos y a las corporaciones, la perentoria ejecución de un plan masivo de empleo y el control público de las contribuciones privadas a los partidos políticos. ¿Cuánto durarán? ¿Habrán de resistir? Por lo pronto, vale la pena preguntarse: ¿Quién ocupa a quién?

Publicado en :

http://tiempo.elargentino.com/notas/%C2%BFquien-ocupo-quien-de-como-wall-street-ocupo-washington

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